Casi por aclamación, en primera vuelta y con 178 votos, Francina Armengol (Inca, 1971), expresidenta de Baleares, federalista convencida y defensora a ultranza de la búsqueda de soluciones políticas para el conflicto catalán, ha sido elegida este jueves presidenta del Congreso de los Diputados. Encaja perfectamente en las procelosas aguas por las que transitará con seguridad esta recién inaugurada XV Legislatura. Cuando ambos eran presidentes autonómicos, mantuvo buenas relaciones con Carles Puigdemont, la mano que ha mecido la cuna de las negociaciones que han hecho posible que hoy esta federalista, feminista y republicana sea la tercera autoridad del Estado.
Apenas lleva unas horas en el cargo y ya se ha imbuido de la prudencia y la institucionalidad obligadas para quien aspira a tender la mano a los 350 diputados que integran la Cámara Baja, a rebajar el ruido atronador de la política y a tejer acuerdos con todos los grupos parlamentarios. El primero que se ha propuesto es para el uso del catalán, el galego y el euskera en el Congreso de los Diputados. No será fácil ni “desde ya mismo”, como anticipó en su primer discurso, porque sabe que para articular la medida hace falta, además de una compleja infraestructura técnica, garantizar no sólo el derecho de los diputados que tienen una lengua oficial propia en su territorio, sino también los del resto así como los de los miembros del Gobierno a entender lo que se expresa en la Cámara. En todo caso, cree firmemente que la decisión hará que “España sea más fuerte y que los españoles se sientan más representados por las instituciones estatales”. Esto además de “la fuerza y el valor que supondrá” si se piensa a futuro y con la mirada puesta sobre todo en los sempiternos conflictos territoriales.
La única licencia que se permite en toda la conversación es recordar que los ciudadanos decidieron libremente el 23J con su voto apoyar a las fuerzas políticas “sabiendo perfectamente los escenarios en los que estábamos y las alianzas posibles después de esas elecciones” en alusión a que la gobernabilidad del país dependa de alguien que vive en Waterloo, intentó dinamitar la Constitución y es prófugo de la justicia.
Por lo demás, no se moja. Sabe que no debe. Y por eso mide cada palabra y se escabulle siempre con una sonrisa y mucha elegancia de cualquier interpelación sobre la decisión que debe tomar Felipe VI si Feijóo mantiene su disposición a someterse a una investidura fallida: “No puedo decir lo que debe hacer su majestad el rey. Tengo muy claro cuál es mi competencia y cuál es la del jefe del Estado. Y estoy segura que el jefe del Estado la ejercerá con buen criterio”.
¿Por qué Espriu para su primer discurso como presidenta del Congreso de los Diputados?
Espriu es un poeta que me encanta y creo que además remueve los corazones de muchísima gente, sobre todo de los catalanoparlantes. Pero ese poema además me gusta especialmente porque habla del diálogo y yo siempre he entendido la política y la vida en base al diálogo.
¿Hay socialistas a quienes les cuesta aún entender la pluralidad y la diversidad territorial de España?
Creo que la gente lo entiende y los socialistas de una forma especial. El Partido Socialista es un partido que se llama federal y por tanto tiene también esa vocación. Creo que es una realidad que España es muy diversa, muy plural y que la riqueza lingüística y cultural que tenemos es una maravilla. Los ciudadanos de toda España nos tenemos que sentir muy orgullosos de ello y por tanto, creo que la España real es esa: la que viven los ciudadanos, la que conocen en sus calles, en su vida, en su historia, en su mundo… Y que eso se represente con normalidad, con toda lógica y con toda tranquilidad, beneficia al conjunto de España. La hace más fuerte, de hecho.
Este jueves el nuevo Congreso la eligió presidenta en primera vuelta, con 178 votos, dos más que la mayoría absoluta. ¿Ha sido el perfil de Francina Armengol el que ha arrastrado a Junts al sí o el compromiso de Sánchez para normalizar el uso de las lenguas oficiales en el Parlamento y en las instituciones europeas?
Primero de todo, yo quiero agradecer muchísimo esa votación y esos 178 votos a favor, pero también a los diputados que no me votaron. Seré la presidenta de todos y todas. Ese es mi objetivo, junto al consenso, el diálogo y la mano tendida a los 350 diputados y diputadas. Mi agradecimiento es sincero porque ha sido un honor inmenso que me da mucha fuerza, sin duda. Pero también creo que ese es el compromiso que viene de los resultados del 23 de julio. Los diferentes grupos parlamentarios que han apoyado esta Mesa plural y diversa responden un poco a lo que decidieron los ciudadanos en las urnas. Este jueves constituimos la XV legislatura con total normalidad, aceptando los resultados electorales. Y a partir de ahí tenemos que empezar a trabajar para solventar los problemas de la gente, que es de lo que se trata.
¿Cómo piensa articular su compromiso de que se empiecen a utilizar ya todas las lenguas oficiales? ¿Es necesaria una reforma del Reglamento o basta con voluntad política?
Bueno, mi idea, porque yo hablo mucho del diálogo, no es hablar, sino ejercerlo. Y pretendo que eso sea también el Congreso de los Diputados, que represente mucho mejor a la España real. Por eso creo que es lógico que haya lenguas que son cooficiales en muchos territorios de España que se puedan utilizar en el Congreso de los Diputados. Eso nos hará estar más cerca de la gente y por tanto, la gente también se verá más representada en sus representantes. Ese es el objetivo, junto a mi voluntad de hacerlo de una forma rápida y no alargarlo en el tiempo. Mi decisión es reunirme con todos los grupos parlamentarios, buscar las fórmulas para hacerlo posible, tanto en lo que respecta a las normativas como a las cuestiones técnicas necesarias para hacerlo posible, porque hay que garantizar todos los derechos. Quiero garantizar los derechos lingüísticos de los diputados que tienen una lengua oficial propia en su territorio, pero también el derecho de todos los diputados y diputadas y de los miembros del Gobierno a entender a esos diputados y, obviamente, el de los ciudadanos que siguen los debates del Congreso. Por tanto, mi idea es empezar a reunirme con los grupos parlamentarios y hablar de ese objetivo que espero que sea compartido con todos ellos. Esa sería mi ilusión: que los grupos parlamentarios lo compartan y lo asuman, como ha sucedido en el Senado, como sucede en el Parlamento de Euskadi o en el Parlamento de Navarra, donde obviamente estas cuestiones están ya solucionadas. Y después, cuando tengamos la solución, ponerla en marcha lo más rápido posible.
¿La necesidad aprieta? Porque hasta hace unos meses, y durante muchos años, el PSOE se opuso al uso de las lenguas oficiales en el Congreso de los Diputados tanto por motivos legales –puesto que defendía que era necesaria una reforma del Reglamento por mayoría absoluta– como por razones administrativas y técnicas de peso.
En cuanto a la normativa, habrá que mirarlo todo y ese es uno de mis primeros objetivos, pero el Reglamento en ningún espacio dice que se tenga que hablar solo y exclusivamente en castellano. Eso no lo dice. Por tanto, todo eso es lo que tenemos que trabajar, ver y acordar con los grupos políticos. Es cierto que aquí hay de cada vez más diputados y diputadas que quieren expresarse en una lengua que también es oficial porque los Estatutos de Autonomía son leyes orgánicas que aprueba el Congreso de los Diputados. Y por tanto, a partir de ahí y reconociendo el preámbulo de la Constitución Española que cita precisamente el respeto a las lenguas, con todo ese bagaje histórico hay que aprovechar el momento para que el Congreso sea más parecido a la España real. Luego, es verdad que ha habido presidentes y presidentas que han sido muy flexibles en el uso de las lenguas y otros menos. Yo quiero que acordemos y que luego, a partir de ahí, podamos tranquilizarnos todos y todas y entender que eso es una riqueza de nuestro país. Incluso voy más lejos: esto hará que España sea más fuerte y que todos y todas nos sintamos más representados y representadas por las instituciones estatales. Y creo que también tiene una fuerza y un valor enorme, si pensamos en los conflictos territoriales que ha vivido nuestro país.
¿Lo cree fundamental para la convivencia?
Efectivamente.
¿Ve al PP poniendo trabas teniendo en cuenta que Feijóo ha usado preferentemente el gallego a lo largo de su intensa carrera política en Galicia?
Me gusta siempre ver las cosas positivas y buscar las soluciones y creo que es posible. Que el presidente del Partido Popular sea Alberto Núñez Feijóo, que ha sido presidente de su comunidad autónoma durante muchísimo tiempo y que es un hombre que utiliza habitualmente el galego hace que conozca perfectamente la diversidad y la riqueza que supone tener una lengua propia diferente del castellano. Creo que esa circunstancia tendría que facilitar el acuerdo. Al menos así lo pienso.
Este viernes se ha celebrado la primera reunión de la Mesa. Supongo que el uso de las lenguas oficiales ha sido asunto de debate ya. ¿Qué disposición ha visto en el Partido Popular?
Como el contenido de las reuniones de la Mesa es secreto, yo –presidenta del Congreso– quiero respetar absolutamente nuestras normas de convivencia. No puedo decir más, salvo que hemos celebrado una reunión con mucha cordialidad y que estoy muy satisfecha y contenta de estas primeras horas como presidenta del Congreso.
¿Y no cree que se puede dar la paradoja de que el catalán se empiece a hablar en Madrid y en Europa y se produzca un retroceso en su uso en aquellos territorios donde el Partido Popular y Vox están gobernando en coalición, como en Baleares o en Valencia?
Eso sería realmente un contrasentido absoluto a lo que sinceramente creo que la población española y la de los territorios donde hay una lengua propia tienen muy asumido. Siempre digo que es un lujo vivir en un territorio donde desde bien pequeño aprendes dos lenguas de golpe. Eso es una riqueza enorme y por tanto creo que todos y todas debemos estar contentas de ello. Sería absolutamente impensable que avanzáramos en ese espacio en instituciones como el Congreso o como las instituciones europeas, y se retrocediera en los espacios más próximos a la gente. Mi lengua materna es el catalán y yo pienso, siento y amo en esa lengua. Eso es maravilloso. Pero evidentemente hablo perfectamente el castellano y es una lengua a la que también quiero y amo. Esto es así y nos hace un país más rico, más diverso y más plural. Pero también un país mejor, sin duda.
¿Que Vox no forme parte de la mesa de la Cámara en esta XV legislatura es una anomalía teniendo en cuenta que es la primera vez en la historia de la democracia que la tercera fuerza política del Parlamento no está representada en el órgano de gobierno de la Cámara o es una buena noticia para la democracia española?
Sobre eso no me quiero manifestar porque es el resultado de los acuerdos de los diferentes grupos políticos. El acuerdo entre los grupos de izquierda y los nacionalistas hizo posible la mayoría en la Mesa. A la derecha, que eran los otros acuerdos, hizo que todos los representantes, los cuatro, fueran del Partido Popular. Y eso en todo caso lo tienen que explicar las diferentes formaciones.
Pues sus colegas socialistas dicen que la ausencia de Vox en la Mesa envía un mensaje potente y rotundo a Europa.
Lo que dicen mis colegas socialistas yo, evidentemente, no lo cuestiono.
¿Si la votación que hizo posible la actual composición de la Mesa sirve para medir fuerzas de cara a la investidura, el PP tiene un problema?
Esa es otra cuestión en la que yo no debo ni puedo entrar. Hoy [por este viernes] he tenido la reunión con su majestad el rey, hemos puesto en funcionamiento el Congreso de los Diputados con la primera reunión de la Mesa para que todo empiece a rodar rápido. Y a partir de ahora se abre un periodo en el que el rey tiene que hacer las consultas con los diferentes grupos políticos. Eso va también de las negociaciones que se estén trabando en este momento. Y luego su majestad el rey es el que tiene que proponer qué candidato puede ir a la investidura como presidente del Gobierno, y mi papel será refrendar esa propuesta. A partir de ahí quiero ser absolutamente prudente, porque ahora es el espacio de la política, del diálogo y de los acuerdos. Y, en fin, a mí me gustaría que esos acuerdos, ese diálogo, fructifique obviamente para el bien de España y que, por tanto esta XV legislatura pueda emprender con toda su fuerza.
Usted quiere ser prudente y yo insistente. Se lo pregunto de otro modo: ¿139 votos y el apoyo de Vox en el aire es un capital suficiente como para que el rey proponga a Feijóo como candidato a la presidencia del Gobierno?
Bueno, esa es una decisión exclusiva de su majestad el rey.
El rey propone, pero no dispone. ¿Qué debe hacer si Feijóo le pide ir a la investidura y también lo hace Pedro Sánchez ?
Bueno, yo no puedo decir lo que debe hacer su majestad el rey. Tengo muy claro cuál es mi competencia y cuál es la del jefe del Estado, Y estoy segura de que el jefe del Estado la ejercerá con buen criterio.
¿En su primera audiencia con el jefe de Estado no le ha dado ninguna pista?
No.
¿Y usted le ha trasladado que aunque la votación de la Mesa no le garantiza la investidura, sí le otorga a Sánchez una posición de ventaja?
Ese no es mi papel y no lo haría nunca.
La ronda de consultas empieza el lunes. ¿Qué fecha prevé para la sesión de investidura?
Su majestad el rey hace las consultas el lunes y el martes. Luego, tiene que hacer otra audiencia conmigo para trasladarme una propuesta. Y para esa todavía no tengo la fecha. Por lo tanto, cuando él haya hecho las consultas, después de las deliberaciones que sean necesarias, me trasladará eso y luego ya marcaremos los plenos.
Pero que haya una presidenta socialista del Congreso, que es quien controla los tiempos y fija las fechas para la sesión de investidura, supongo que beneficia a la negociación del PSOE con los independentistas.
Mi papel, repito, es muy institucional. Y mantener esa posición es muy importante. Antes ya he dicho que tiendo la mano a los 350 diputados de todas las ideologías políticas de esta Cámara. Ese es mi papel. Y por tanto el funcionamiento del Congreso, los tiempos y los plazos se marcarán en base a lo que ayude a las instituciones a poder funcionar bien y democráticamente como toca y explicándolo a los ciudadanos.
¿El PP está presionando a la Jefatura del Estado, como insinuó Pedro Sánchez hace unos días, para que proponga a Feijóo como candidato a la presidencia?
Repito: a mí no me toca discutir esa parte política con los grupos. El espacio de esa disputa es normal que esté en los diferentes partidos políticos.
Vienen, en todo caso, días de intenso debate sobre lo que dice o deja de decir el artículo 99 de la Constitución, pero también sobre la circunstancia de que la gobernabilidad de este país recaiga sobre alguien que vive en Waterloo, que es prófugo de la justicia española y que intentó dinamitar la Constitución. ¿Qué opinión le merece todo ello?
Lo que creo que es básico recordar que el 23 de julio hubo elecciones a las que se presentaron diferentes formaciones políticas en toda España. Los ciudadanos decidieron libremente con su voto apoyar a las fuerzas políticas sabiendo perfectamente los escenarios en los que estábamos y las alianzas posibles después de esas elecciones. Esa es la fuerza de la democracia. A partir de ahí, el Congreso tiene la composición que decidieron libremente las ciudadanas y ciudadanos españoles y no hay ninguna mayoría absoluta. Eso es evidente. Aquí tiene que haber diálogo, pactos y consensos, y creo que eso es en lo que están trabajando las diferentes fuerzas políticas. Y ayer [por el jueves] constituimos la Mesa del Congreso con una mayoría que es bastante evidente. A partir de ahí se tiene que trabajar una mayoría para hacer posible la constitución de un Gobierno. Ese es el margen que tenemos, sabiendo que hay que respetar la voluntad popular que se ejerció el 23 de julio.
¿Un país que construyó su democracia gracias a la capacidad de amnistiar 40 años de dictadura, ha de estar dispuesto a poner de nuevo el contador a cero?
Siempre he sido defensora, y en la hemeroteca están muchísimas de las declaraciones que yo he hecho, de que los problemas políticos se resuelven políticamente, no judicialmente. Por eso yo apelo tanto a la capacidad de diálogo, a la capacidad de consenso y a la capacidad de llegar a acuerdos. Y obviamente España ha vivido históricamente, en el presente y en el pasado más reciente, conflictos territoriales. Esos conflictos territoriales, desde mi punto de vista, se resuelven desde la capacidad de diálogo, de ver el problema, de respetar, de intentar entender las posiciones diferentes y buscar un espacio común. Eso es la política para mí: defender el interés general y buscar las soluciones y los acuerdos. Y creo que es es un camino que tenemos que seguir transitando todos y todas juntas.
En ese espacio de diálogo y de acuerdos. ¿Es posible una amnistía a los líderes del procés?
Sabe perfectamente que no me corresponde a mí, ni muchísimo menos… A mí me corresponde, y eso sí que será tajante por mi parte, garantizar y velar por el cumplimiento de la ley y por tanto, que los trámites que se tengan que hacer en el Congreso de los Diputados respecto a cualquier posible iniciativa, sigan la norma. Y tengo la suerte inmensa de que el Congreso de los Diputados cuenta con servidores públicos maravillosos y sobre todo con un buen cuerpo de letrados, que dan seguridad jurídica a la Presidencia y a toda la Mesa del Congreso. Eso es lo que yo puedo aportar como presidenta.
¿Qué se puede hacer desde la Presidencia del Congreso para rebajar la intensidad política y paliar la polarización en el debate público de los últimos años?
Lo he comentado con la presidenta Batet, que ha sido una presidenta absolutamente maravillosa y que ha tenido que lidiar algunos debates muy complejos: los ciudadanos se merecen mucho más respeto por nuestra parte porque estamos hablando de quienes hemos sido elegidos diputados y diputadas para representar sus intereses y para buscar soluciones a sus problemas. Lo primero que hay que hacer es respetarse unos a otros. Creo que los odios, los insultos, las peleas y los gritos alejan a la ciudadanía de la política. Creo mucho en la democracia y en la política como la fuerza más importante para transformar la vida de la gente. Espero y deseo que el Congreso de los Diputados escenifique esa capacidad de debatir, sin duda de contraponer argumentos, pero desde el respeto, desde la tranquilidad, desde los argumentos y desde el conectar con los ciudadanos. Es importante que para que los ciudadanos crean en la política vean que estamos hablando de lo que les interesa y que obviemos esa agresividad, ese odio y esos insultos que a mí, a veces como ciudadana, me han alejado.
¿Qué objetivos se ha marcado?
El del diálogo, el de la entereza, el de la que la Cámara funcione lógicamente bien, que podamos promover esos debates y esos diálogos absolutamente necesarios. También me he marcado uno de los retos que explicaba en mi discurso: que el Congreso de los Diputados pueda ser un ariete en la lucha contra la violencia machista porque creo que, sinceramente, esa es la lacra democrática más importante que tenemos y que vivimos en nuestro país. Que haya 35 mujeres asesinadas este año por violencia machista –porque existe y a las mujeres se nos mata por el hecho de ser mujeres– es un drama que no podemos soportar más como sociedad y que sobre todo, no pueden soportar nuestras hijas ni nuestros hijos. Será una de las cuestiones en las que más me implique personalmente para hacer avanzar sin duda el pacto contra la violencia machista.
¿Y cómo piensa convencer a la ultraderecha de que se adhiera a las declaraciones institucionales de la Mesa –que requieren de unanimidad para ser aprobadas y que han desaparecido de la escena parlamentaria precisamente porque Vox se negaba a suscribirlas– cada vez que se produzca un asesinato?
Lo intentaré desde la pedagogía, desde lo que decía antes, a veces hay posiciones antagónicas y creo que tenemos que sentarnos a hablar e intentar convencer. La unanimidad es muy importante en según qué temas, que tendrían que ser de Estado, porque son de la sociedad y porque no es posible permitir que una mujer se sienta insegura en España, como hay muchas en nuestro país. Lo haré de la mejor manera que sé: desde la sonrisa, pero desde la vehemencia. Hay que convencerles de que no es posible pensar que podemos seguir avanzando como sociedad si no garantizamos que las mujeres tengan la misma posibilidad y la misma igualdad real que tienen los hombres mientras tienen que padecer situaciones tan desgraciadas como la situación final del asesinato.
Vídeo de la entrevista completa
Vídeo: Clara Rodríguez y Mario Iranzo
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