El filósofo y catedrático de Metafísica Ángel Gabilondo ha afirmado hoy que, “sin cultura y educación, la crisis tomará su palabra y no será la nuestra”.
Gabilondo ha pronunciado la conferencia inicial del VIII Seminario Internacional de Lengua y Periodismo “El lenguaje de la crisis”, que ha inaugurado la Princesa de Asturias y que organizan la Fundéu BBVA y la Fundación San Millán de la Cogolla.
El también ex ministro de Educación, durante su conferencia, titulada “La crisis tiene su palabra”, ha añadido que la crisis se ha convertido en “una gran oportunidad, prácticamente una coartada, para dejar de ser generosos y exigentes, con nosotros mismos y con los demás, con los asuntos más privados o públicos”.
Para él, convertir la crisis en la gran causa, en la gran razón, en la única, “nos permite liberarnos de las debidas explicaciones”, además de que “es ya la gran justificación, incluso para nuestras incoherencias personales”.
“Somos crisis, no solo estamos en crisis y la crisis no acaece solo en otro lugar mientras asistimos como espectadores, como víctimas a su irrupción”, según Gabilondo, quien cree que “la crisis pone en juego no simplemente lo que hacemos, sino quiénes somos” y “siempre se sale de la crisis siendo, en cierto modo, otros”.
También se ha referido a que “la lengua es la venida del otro y solo con su irrupción nos llega vinculada a sus desafíos y a sus afectos”.
“Sin palabra no hay nada común. Ni comunidad ni comunicación”, según el catedrático, que ha añadido que “quien descuida su decir con su descuidado hablar produce injusticia” y “silenciada la palabra, se acalla lo justo”.
Además, “el descuido de la palabra es el descuido del mundo, es la gran resignación, la gran injusticia”.
Según él, “la cuestión no es solo la de las palabras de la crisis, el asunto es la crisis de la palabra” y ha precisado que nunca se deja de aprender a hablar, a leer y a escribir, al ser una tarea de toda una vida.
“Somos la relación con nuestro propio lenguaje y cada quien es él mismo, singular e irrepetible, insustituible, porque del mismo modo que nadie vivirá nuestra vida, nadie morirá nuestra muerte y nadie dirá nuestra palabra”, ha subrayado.
También se ha referido a la “curiosidad ética”, que “no se limita a ver lo que pasa, sino que se implica para hacer que pase y que ocurra”; y a procurar una “salud social”, con la que ha aludido a la creación de condiciones para una vida digna y de bienestar individual y colectivo.
“Necesitamos la palabra. Sin ella no somos. Ni individual ni colectivamente. Sin palabra no hay ciudad”, ha insistido Gabilondo, quien ha defendido que “crisis no es sino la descripción que la modernidad hace de sí misma”.
Cree que “crisis ha terminado por no oponerse a nada”, dado que “ya no es útil hablar de decadencia, parece grandilocuente” y “ahora se trata de hacer una travesía, la de un conjunto de crisis, la de ir de crisis en crisis”.
Durante la intervención en el monasterio riojano de San Millán de la Cogolla, ha añadido que las personas son efímeras y vulnerables y su fuerza es la palabra justa y su estabilidad es la justicia.
“La lengua es la venida del otro y solo con su irrupción nos llega vinculada a sus desafíos y afectos”, según este filósofo, para quien “sin lenguaje no tenemos mundo ni cabe imagen alguna”.