Fondo naranja. Las siglas del PSOE prácticamente escondidas. Un candidato “soso, serio y formal”. Y por si en el vídeo de su presentación quedaba alguna duda, Ángel Gabilondo lo había dejado claro este domingo: “Hay un empate a votos entre los conservadores y los progresistas en este momento en Madrid. El desempate está en manos de los votantes de Ciudadanos”.
El PSOE se ha lanzado sin disimular a por los votos que pueda dejar el naufragio del partido de Inés Arrimadas en las elecciones del 4 de mayo. Gabilondo ha renegado de Pablo Iglesias, a quien ha situado en el “extremismo”, para atraer a electores moderados que puedan pasar del centro al PSOE ante el rechazo a Isabel Díaz Ayuso y la ultraderecha. Más allá de los nombres propios, el aspirante socialista ha emitido varios mensajes dirigidos a ese electorado: nada de subir los impuestos, pese a haberlo defendido recientemente, y no se tocará la escuela concertada. El PSOE retoma así una estrategia que en elecciones pasadas no le dio réditos, a juzgar por los resultados electorales de comicios anteriores en los que no consiguió capitalizar prácticamente nada de la hecatombe de Albert Rivera, salvo la excepción de Catalunya donde Illa recuperó a parte del electorado del PSC que había cambiado su papeleta por la de Ciudadanos en 2017.
Las elecciones madrileñas serán más que nunca un plebiscito entre Isabel Díaz Ayuso con el apoyo de la extrema derecha o una alianza de las fuerzas progresistas con la incógnita de si Ciudadanos conseguirá aguantar el envite y entrar en la Asamblea de Madrid, un escenario que para quienes apuestan por una alternativa al PP es el mejor porque da más oportunidades de formar gobierno. Una vez que todas las cartas están sobre la mesa y el temor a que Unidas Podemos se quedara sin representación se ha disipado con la candidatura sorpresa de Iglesias, el PSOE apuesta por ampliar su electorado por el centro atrayendo a exvotantes de Ciudadanos. De ahí los constantes llamamientos a la seriedad frente a los “extremismos y la confrontación”.
Pero más allá de los mensajes genéricos, Gabilondo optó por hablar con claridad al dejar fuera a Iglesias de su ecuación para gobernar. “Planteadas las cosas como están, yo digo no a Podemos. No quiero un clima de confrontación, de extremismo, no quiero eso sinceramente. Prefiero con este Iglesias, no”, expresó en una entrevista en Al Rojo Vivo (La Sexta). El candidato socialista intenta así marcar distancias con el todavía vicepresidente segundo del Gobierno, que según algunos dirigentes socialistas moviliza al electorado de la derecha, pero también dificulta que los votantes de Ciudadanos se decanten por la papeleta del PSOE al entender que lleva aparejada un pacto con Unidas Podemos.
Doble carambola
“El PSOE busca una doble carambola: que Ciudadanos supere el 5% [para obtener representación parlamentaria] y lograr parte del rédito de su bajada”, explica el profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Carlos III Pablo Simón, que considera que, de las fuerzas progresistas, solo el PSOE puede “pescar en el otro bloque” para ensanchar su base electoral. “¿Cuál es la estrategia alternativa? Si no se lanza a por ese votante, ¿qué vía de campaña podría seguir? No hay muchas opciones”, afirma. Simón considera, no obstante, que “la derecha parte con ventaja” en estas elecciones y que “todo puede decidirse por la parte de abajo”. Es decir, “si se cuela Ciudadanos [en la Asamblea] cambia todo”.
La dirección del PSOE tuvo difícil justificar ese desmarque que Gabilondo hizo del todavía vicepresidente segundo de Pedro Sánchez. El secretario de Organización, José Luis Ábalos, aseguró que está “en su derecho como candidato autónomo” de plantear su proyecto “sin interferencias”. También enfatizó que no es el mismo equilibrio de fuerzas el que hay en el Congreso de los Diputados que en la Asamblea de Madrid. “No creo que haya ningún problema con el vicepresidente, que se ha puesto también en modo de candidato para Madrid, así que lo entenderá perfectamente”, acabó Ábalos.
Podemos mantuvo un perfil bajo. Respondió la organización en la Comunidad de Madrid Gabilondo a través de Twitter: “Prefiere pactar con Ciudadanos, quienes no tuvieron ningún reparo en pactar con Vox y con Ayuso. Sea soso o salado, Madrid se merece más valentía para acabar con 25 años de desgobierno del PP”. Iglesias evitó entrar en el cuerpo a cuerpo. “No voy a tener ni una palabra mala con ninguna de las candidaturas progresistas”, dijo en una entrevista en Informativos Telecinco. “Respeto las estrategias” de los candidatos, señaló, para añadir que “cuando la gente de izquierda nos ve discutiendo, se desmoviliza”. “Tenemos que evitarlo”, insistió. “Comprendo a Ángel, se mueve al centro a atraer votantes de Ciudadanos y del PP”, explicó el vicepresidente segundo, que ya señaló la semana pasada al PSOE el camino de atraer el voto de centro. Iglesias reiteró la necesidad de no lanzarse “pullitas” entre los partidos de izquierdas para lograr “un gobierno decente”, informa Aitor Riveiro.
La aspirante de Más Madrid cuestionó el planteamiento del PSOE, que consideró “desafortunado”. “No estamos para vetos y creo que tenemos muy claro que vamos a vetar a la ultraderecha, la corrupción, el desgobierno y el caos”, afirmó en Telemadrid.
“El PSOE ya no puede engañar a nadie, no puede decir que no pactará cuando sabemos que lo ha hecho, y si necesita los votos de Iglesias, lo hará y será decisivo”, cuestionó el alcalde de Madrid y portavoz nacional del PP, José Luis Martínez-Almeida. Ciudadanos, cuyo candidato Edmundo Bal no se ha cerrado a llegar a un acuerdo con el PSOE en el que pueda estar incluso Más Madrid, aseguró no creerse las palabras de Gabilondo. “Estoy teniendo una especie de déjà vu. ¿Recuerdan que había un presidente del Gobierno que no dormiría? El señor Gabilondo está intranquilo si Podemos entra en el Gobierno, pero en estos años no le he oído quejarse ni una vez de que iglesias fuera vicepresidente”, dijo la portavoz, Melisa Rodríguez.
No tocar impuestos pese al dumping fiscal
No obstante, el discurso del candidato socialista fue más allá de la política de pactos para intentar atraer a ese votante desencantado de Ciudadanos y se centró en dos asuntos básicos: la educación concertada y los impuestos. “Yo no propongo la eliminación de la concertada como dicen algunos, lo digo así de claro, lo que digo es que hay que mejorar la educación pública”, afirmó. El politólogo Pablo Simón asegura que en la campaña de 2019 los tracking [encuestas diarias que suelen hacer los partidos] mostraron cambios en la tendencia de Ciudadanos cuando Gabilondo se mostró partidario de subir impuestos. “Creo que con sinceridad, en esta coyuntura, en estos dos años no hay que tocar la fiscalidad. Estamos en una legislatura con mucha esterilidad, sin presupuestos. Ahora hay que reforzar la sanidad pública y la educación”, defendió el candidato socialista este lunes, a pesar de que el PSOE ha reconocido sin ambages el dumping fiscal de la Comunidad de Madrid.
La estrategia del PSOE de ir a por el electorado de centro no es nueva, pero los intentos fallidos en las últimas convocatorias generan dudas en algunos dirigentes del partido. Desde las elecciones del 28 de abril de 2019, los socialistas se han mantenido estables en el 27% de los votos tanto en generales como en las autonómicas independientemente del importante trasvase de voto que se produjo a su derecha —y en menor medida también en la izquierda—. Solo en las europeas en las que encabezaba la lista Josep Borrell se disparó al 32%. Entre los comicios de abril y los de noviembre, Ciudadanos pasó de superar al PP alcanzando un 20% de los votos a caer a la cuarta posición con tan solo el 9,14% el 10N. Sánchez no rentabilizó esa caída —por mucho que rechazó a Iglesias en la campaña en la que más duro fue con el independentismo— y se quedó en el mismo porcentaje de voto —si bien es cierto que también compitió Iñigo Errejón— mientras que Pablo Casado creció casi siete puntos y Vox, cinco.
“Las fugas de Ciudadanos al PSOE son mínimas. Se está desangrando hacia PP y Vox”, asegura el profesor de la Universidad Carlos III Lluís Orriols en base a las encuestas publicadas, entre ellos los barómetros del CIS. Orriols coincide, además, con algunas fuentes de la cúpula socialista madrileña consultadas por elDiario.es que advierten de que el votante de Ciudadanos en la Comunidad de Madrid es mucho más conservador que, por ejemplo, en Catalunya, donde buena parte de su electorado procedía previamente del PSC.
En las filas socialistas consideran, además, que Iglesias moviliza aún más al electorado de derechas. Orriols sostiene que el PSOE debería tener en ese caso en cuenta si piensa en la lógica de su resultado en la izquierda o en la capacidad de “formar mayorías”, pues valora que el líder de Unidas Podemos tiene capacidad también de sacar de la abstención a parte del electorado progresista. “¿Qué es peor: alguien que espanta o alguien que movilice a la izquierda que estaba desmovilizada por falta de liderazgos?”, se pregunta.