Galicia y Euskadi: los huesos duros de roer para Vox
Vox se prepara para afrontar un incierto panorama electoral en el horizonte de 2024, una vez que el partido haya celebrado su Asamblea Nacional extraordinaria que Santiago Abascal ha querido adelantar al 27 de este mes para afianzar y no poner en riesgo su liderazgo si fracasa en la primera cita con las urnas, que es Galicia. Además la formación, tendrá que encarar este año otras dos importante elecciones, las europeas, y poco después, las autonómicas en Euskadi, un territorio hostil para Vox. Todo ello bajo su hiperliderazgo y con su figura como máximo y casi único reclamo electoral.
En las últimas autonómicas del 28 de mayo, el partido de extrema derecha consiguió entrar en casi todos las cámaras regionales. Sin embargo, estas dos autonomías –Galicia y País Vasco– siguen siendo los huesos duros de roer para Abascal. La única representación que tienen en estos territorios es una concejala en un municipio de Ourense, una diputada en el Parlamento vasco y un juntero, ambos por Álava.
El primer gran reto pues será en el feudo de Alberto Núñez Feijóo en donde su sucesor, Alfonso Rueda, ha convocado los comicios para el 18 de febrero. Allí el partido de Abascal vuelve a tener serias dificultades para sacar representación pese a que están convencidos de que lo lograrán. En las anteriores autonómicas de 2020, que coincidieron con las vascas y en las que el líder se valió de su abueliña como gancho electoral, dejaron al descubierto la nula implantación del partido en esa comunidad. Vox no logró ningún representante autonómico en el Parlamento.
La candidatura de Ricardo Morado alcanzó poco más del 2% de apoyo cuando necesitaba un 5%. Morado terminó yéndose con Macarena Olona en su aventura de “Caminando Juntos”, entre duras criticas a la dirección nacional a la que acusó tener abandonado al partido. De hecho, la frágil estructura orgánica que Vox había conseguido a duras penas mantener en esa comunidad con una gestora al frente, se desmoronó enseguida para dar paso a nuevos dirigentes, sin gran predicamento entre la ciudadanía gallega.
En las elecciones municipales del 28 de mayo la formación de extrema derecha solo logró una edil en el municipio ouresano de Avión. Y en las generales del 23J también fracasó: se quedó en el 4,79% de apoyos, con 77.014 votos, lo que no se tradujo en escaños.
Ahora Abascal aspira a que la formación de extrema derecha sea “decisiva” a la hora de formar gobierno autonómico en el caso de que el PP gane de nuevo allí las elecciones y no alcance la mayoría absoluta. Para encarar ese reto Abascal ha estado varios días buscando un candidato “independiente” del mundo empresarial, y que fuera conocido por los gallegos. Pero su búsqueda ha sido infructuosa y finalmente ha tenido que tirar de cantera.
El aspirante a la presidencia de la Xunta es el líder de Vox Pontevedra, Álvaro Díaz–Mella, licenciado en Derecho, de 61 años. Díaz– Mella ya fue candidato de Vox en las municipales de Vigo, y el cabeza de lista en Pontevedra en las generales del 23J, pero no logró salir elegido en ninguno de los dos casos. Junto a él el partido presenta a los presidentes provinciales de A Coruña, Manuel Fuentes Lamas; de Ourense, María Jesús Fernández; y de Lugo, Sonia Teijeiro.
Uno de los últimos sondeo elaborado por Sondaxe para La Voz de Galicia pronostica la victoria del PP frente a un tripartido en ascenso liderado por el BNG y con Sumar dentro del Parlamento autonómico, pero deja a Vox fuera de nuevo. Estos datos han llevado al PP de Alberto Núñez Feijóo a apelar al “voto útil” y a pedir a Abascal que renuncie a presentarse en las cuatro las provincias, ya que puede poner en peligro la hipotética victoria de su partido.
“En Galicia que nos jugamos una mayoría absoluta que no es fácil, hay que hilar fino para sostener esa mayoría”, afirmó a finales del pasado mes de noviembre el vicesecretario de Organización Territorial del PP, Miguel Tellado, antes siquiera de conocer la fecha de los comicios. “Vox no tiene posibilidades en ninguna de las cuatro provincias”, pero que sus votos puede interferir en el reparto del último escaño en cada una de ellas. “Si hay votantes de derecha que cogen la papeleta de Vox se lo quita al PP para consolidar el último escaño en las provincias”, insistió Tellado.
Indignados por la insistencia del PP a que no se presenten en Galicia
El partido de extrema derecha, evidentemente, ha rechazado de plano la idea de no presentarse y señala al PP como artífice del fracaso que cosecharon en las generales por culpa de sus llamamientos al “voto útil” y la “campaña de demonización contra Vox” a la que dicen que los populares se sumaron.
Los de Abascal piden a Feijóo que “aprenda de los errores del pasado”. “Si estamos en esta situación actual [con un Gobierno de Sánchez apoyado por Junts, ERC y EH–Bildu] es por la actitud que adoptó el PP durante el 23 de julio”. “Entonces, durante la campaña, se dedicaron a vender sus propias encuestas, a decir que iban a ganar sobradamente las elecciones e incluso amagaron con nombres para supuestos vicepresidentes o ministros”, lamentó la portavoz de Vox en el Congreso, Pepa Millán, en una reciente entrevista en la Cadena Cope.
Según recordó Millán, entonces Feijóo no paró de “ofrecer la mano todos los días a Pedro Sánchez”, mientras “Santiago Abascal les decía todos los días que eso era un error, que Vox no es el enemigo, que el enemigo es Sánchez y sus socios”. “El PP debería aprender de ese grave error y dejar que la gente vote lo que estime conveniente”, zanjó.
Y es que en esta ocasión Abascal está convencido de que su partido evitará que gobierne la izquierda. Según proclaman, “Galicia está secuestrada por un PP rendido a políticas propias de gobiernos de izquierdas”. “Feijoo y su partido están instalados en repetir los errores de siempre” y están “mas preocupado en demonizar y criminalizar a Vox que en combatir a este Gobierno”, proclamó Ignacio Garriga el pasado lunes. El secretario general del partido de extrema derecha, que va a ser ascendido a vicepresidente único en el nuevo organigrama que Vox aprobará en su Asamblea, inauguró el pasado fin de semana la precampaña para arropar al candidato a la Xunta, pero ninguno de los dos se refirió a la crisis de los pélets, uno de los asuntos que centran el debate político.
Elecciones en Euskadi, el otro gran reto para Vox
La siguiente cita podría ser Euskadi en donde aún no se han convocado los comicios, pero todos los partidos se preparan para que sean en abril, si el Gobierno del PNV no decide hacerlos coincidir con las europeas. A pesar de que Abascal es vasco y conoce bien la comunidad ya que en sus inicios en política con el PP fue concejal en Llodio (Álava) y posteriormente diputado autonómico, la formación de extrema derecha tampoco logra cuajar allí.
En las elecciones autonómicas de 2020, Vox peleó por arrebatar votos a la coalición que habían formado Ciudadanos y el PP, liderado entonces por Carlos Iturgaiz –viejo conocido de Abascal–. De ahí que el haber logrado en esos comicios un escaño por Álava –el de Amaia Martinez– , entrando así por primer vez en el Parlamento vasco, fuera considerado por Vox toda una 'gesta' .
En las municipales de 2023, no obstante, también consiguieron un juntero en las Juntas Generales de Álava, Jonathan Romero. Sin embargo, ni en las generales de 2019 ni en las de 2023 pudieron entrar en el Congreso al no llegar siquiera al 3% de votos en las tres circunscripciones vascas. Para esta nuevas elecciones aún no han designado candidato al no haber fecha para su celebración. Pero redoblarán sus esfuerzos para aumentar su exigua representación.
Las líneas principales del discurso de Vox en este territorio, al que se siguen refiriendo como “Las Vascongadas”, ha sido oponerse frontalmente a los proyectos de modificación del Convenio, del Concierto y a la Ley del Cupo vasco, votando en el congreso contra ellos.
Otro tema recurrente ha sido resucitar el miedo a ETA, a pesar de que la banda terrorista dejó de matar y se disolvió hace 12 años. Pero para Vox sigue representada por EH–Bildu, socios del Gobierno de Sánchez, contra los que no han parado de cargar a lo largo de los últimos años. En 2020 los dirigentes de la formación se afanaron en distinguir entre aquellos partidos “que defienden a las víctimas” o “los que no respetan y callan ante las víctimas”.
Junto a eso, otro de de los asuntos que ha servido de confrontación en los comicios ha sido “la imposición lingüística” que aseguran que imponen los nacionalistas en las escuelas. “El nacionalismo pretende utilizar la lengua para separarnos”, proclamaron en la anterior campaña, en la que también se comprometieron a la clausura de ETB, la televisión pública vasca.
Su escasa fuerza en Euskadi le llevó a tener que rellenar de forma simbólica las listas de las anteriores autonómicas con familiares del propio Santiago Abascal. La número 15 por Araba fue su hermana, Iria Abascal; a su madre, María Isabel Conde, la situó como número 17, y como una de las primeras suplentes, Abascal colocó a su abueliña, entonces de 91 años. En 2016, Vox únicamente presentó listas por Araba y la encabezaba el padre de Abascal, Santiago Abascal.
Ahora, uno de sus miembros más activos en Euskadi es Nicolás Gutiérrez, que fue el candidato de Vox por Bizkaia para las elecciones vascas de 2020. Se trata de un viejo conocido en Euskadi que vive ahora su tercera vida política. Está cobrando un salario de la ultraderecha tras iniciar su trayectoria en el PSE-EE y saltar con Rosa Díez a UPyD después.
Las elecciones europeas, menos complicadas que las autonómicas
Otra cita ineludible para Vox, pero menos complicada dado el auge de la extrema derecha en Europa, será las elecciones al Parlamento Europeo, fijadas para junio de este año. En 2019 obtuvieron tres escaños en Bruselas –Jorge Buxadé, Hermann Tertsch y Mazaly Aguilar– siendo la quinta fuerza más votada con más de 1.300.000 votos, un 6,21% del total. El partido, integrado en el Grupo de los Conservadores y Reformista Europeos, ganó un escaño más cuando el Brexit se hizo efectivo y entró Margarita de la Pisa Carrión, esposa del exdiputado por Salamanca y exresponsable económico de Vox, Víctor González y Coello de Portugal, con el que tiene 9 hijos, y del que Abascal ha decidido prescindir en su nuevo equipo.
Aquel resultado en la Eurocámara fue considerado todo un éxito teniendo en cuenta que en 2014, Vox, liderado en aquel momento por Alejo Vidal Quadras, se quedó a varios millares de votos de conseguir un escaño, tras una campaña que contó con la financiación de simpatizantes del Consejo Nacional de Resistencia de Irán (CNRI), un asunto por el que ahora el exdirigente del PP y fundador del partido de extrema derecha, ha sufrido presuntamente un atentado.
En la anterior campaña los de Abascal se centraron en combatir la inmigración y reivindicar la soberanía de los Estados, pero ahora, junto a ese, uno de los temas en los que también están incidiendo es en las cesiones de Pedro Sánchez a los nacionalistas catalanes, con la ley de amnistía en el centro de la diana, además de la inmersión lingüística, un combate del que no se bajan.
De momento, Vox no ha desvelado si Jorge Buxadé, el abogado del Estado que arremetió contra las “feministas feas que dicen a las españolas lo que tienen que hacer”, repetirá como cabeza de lista. Buxadé acaba de ser rebajado a simple vocal en el nuevo equipo de Santiago Abascal, en el que hasta ahora era uno de los tres vicepresidente además de jefe de la delegación en Bruselas, ejerciendo también como portavoz nacional. No obstante, se supone que sí estará en el Comité de Acción Política, el sanedrín que Abascal elige para las decisiones del día a día, que es el que en realidad manda en el partido. Tampoco se sabe si continuarán los otros tres eurodiputados que le acompañaron en la lista en 2019.
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