La candidatura que encabeza el portavoz de IU en el Congreso, Alberto Garzón, para relevar a Cayo Lara en la próxima Asamblea Federal defenderá la estrategia de “avanzar en la más amplia unidad popular” y por “concretarla y desarrollarla en el próximo ciclo político”, según el documento que ha presentado.
Prevista para los días 3, 4 y 5 de junio, la XI Asamblea Federal de IU está llamada a renovar sus órganos de dirección, reorganizar su estructura y decidir su relación con Podemos y las confluencias.
El documento de Garzón no menciona expresamente a Podemos, a diferencia del que ha presentado la candidatura de Izquierda Abierta, el partido que lidera Gaspar Llamazares, que remarca las diferencias de IU con el partido de Pablo Iglesias y rechaza integrarse en él.
Garzón, que aboga por “conformar un verdadero movimiento político y social que vaya más allá de IU”, cree que para lograrlo es preciso “avanzar en la más amplia unidad popular, en un sentido completo y no sólo electoral”.
A su juicio, eso supone volver al origen de IU, que nació en 1989 como movimiento político y social y con la renuncia a ser un partido político tradicional.
“Desgraciadamente, ese ha sido un objetivo no cumplido. IU se ha convertido cada vez más en una maquinaria electoral que ha dedicado su actividad política y la mayoría de sus recursos y estructuras a los hitos electorales”, señala el documento, que certifica la “conexión insuficiente entre los conflictos sociales y el ser de la organización”, que califica de “lenta”, “burocrática” e “inmovilista”.
Para Garzón, la tarea de la nueva dirección será la de “acometer profundos y ambiciosos cambios para adaptarse a las necesidades de las clases populares”, lo que significa -dice- constituir una organización “más ágil, rápida, democrática y eficaz que trabaje para conformar un verdadero movimiento político y social que vaya más allá de IU”.
“La IU resultante de la XI Asamblea debe ser una organización en transición hacia un nuevo movimiento anticapitalista, ecologista y feminista que esté volcado en los conflictos sociales”, proclama.
En su documento político y organizativo, titulado “Una IU para un nuevo país”, el que fuera cabeza de lista de IU-Unidad Popular en las últimas generales sostiene que “plantear la recuperación electoral como un objetivo en sí mismo es un completo error estratégico que nos puede llevar a la frustración y a creer que no existe espacio suficiente para desarrollar nuestra estrategia”.
Tras subrayar que la unidad popular “no es una herramienta para la maximización de actas de diputados” ni una “consigna electoral”, defiende que supone “la única estrategia posible para la salvación de una sociedad y una comunidad política que se está disputando una forma de vida”.
A diferencia del partido de Llamazares, que asegura que “de momento los procesos de confluencia y renovación parece que no dan más de sí o se transforman en procesos de integración subordinada e algunos componentes en Podemos”, la candidatura de Garzón cree que las experiencias de confluencia han “puesto de relieve su potencialidad”.
“Nuestra apuesta por estas fórmulas está fuera de duda y trabajaremos además para demostrar al resto de fuerzas políticas la necesidad de que se convierta en una apuesta estratégica común de ámbito estatal, y no táctica y desigual territorialmente”, promete, al tiempo que establece que dichas confluencias deben basarse en la “federalidad” y la “radicalidad democrática”.
Según explica, la Asamblea Federal sería el momento de “desarrollar una estrategia de confluencia que conforme la más amplia unidad popular con objetivos claros de ruptura y sustentados en una base programática”.
En cuanto a la organización interna, Garzón propone regular las de consultas a la militancia y las “consultas populares vinculantes”, confeccionar todas sus candidaturas por primaras y aprobar mecanismos de revocación de mandatos, entre otras novedades.