El diputado de IU Gaspar Llamazares se aferra a los adjetivos “oscurantista” e “inquisitorial” para definir la ley del aborto que prepara el ministro Gallardón. Según Llamazares, la ley que prepara el Gobierno de Rajoy “se ensaña con las mujeres”.
El diputado de Izquierda Abierta recibe aldiario.es en su despacho del Congreso para analizar los planes del Ejecutivo sobre el aborto y la respuesta que habrán de encontrar en la oposición.
Hay quienes creen que el debate sobre este anteproyecto de ley de reforma del aborto es una cortina de humo que ha lanzado el Gobierno para desviar la atención de otros asuntos. ¿Qué opina usted?
Yo creo que el Gobierno tiene que estar necesariamente sorprendido del impacto que ha tenido este asunto, dentro incluso del propio PP. Se han oído voces si no cuantitativas sí cualitativamente relevantes que ya han mostrado su desacuerdo: una delegada del Gobierno, algunos presidentes de Comunidad, varios alcaldes…
Esta es una situación incómoda para el PP. Por lo tanto, yo no comparto esa valoración de que es una estrategia para distraer la atención de otras cosas. Aquí lo que emerge es la parte más retardataria, más cavernícola de la derecha española y de la jerarquía eclesiástica, y creo que se han estrellado contra la realidad de un país que no es el que era en los años 80 ni es el que era, por supuesto, mucho antes.
¿Espera cambios sobre lo que se conoce hasta ahora?
Bueno, este borrador todavía tiene que tener un fuerte debate público y ahí pueden estar en buena parte los cambios y modificaciones que puede sufrir. Incluso su propia paralización porque va a tener una fuerte contestación ciudadana, en la calle. De hecho, antes de que aparezca el borrador ha habido varias movilizaciones ciudadanas.
El proceso parlamentario va a durar algún tiempo. No creo que se pueda aprobar antes del mes de junio, así que queda mucho camino aún para la disidencia y la desobediencia civil. Una ley que niega de esta manera derechos de las mujeres no merece ser obedecida.
¿Habrá unidad de acción entre los grupos de la oposición, al igual que la ha habido con la ley Wert, o cada uno irá por su cuenta?
Yo creo que ya se ha visto públicamente. No hay ni un solo grupo parlamentario que sustente esta ley, salvo el PP. Muy al contrario. La mayoría de los grupos se han pronunciado ya de manera muy beligerante contra este texto opinando que no era necesario. También las diputadas en la Comisión de Igualdad intentarán que haya una contestación sobre la reforma que vaya más allá de los propios grupos parlamentarios, y eso va a tener consecuencias para el PP, lo quiera o no lo quiera. Creo que el descontento se va a multiplicar por diez dentro del Parlamento.
Ante un asunto de conciencia como es este, ¿no cree que las direcciones de los grupos deberían dar libertad de voto a sus diputados? El PP ya ha dejado entrever que no lo hará.de conciencia
Si no dan libertad de voto, no conectarán con la opinión ciudadana que pide que en aquellas materias que tienen que ver con la libertad personal, con la autonomía o con la moral, los grupos parlamentarios no deberían imponer la disciplina. El PP no creo que lo haga pero corre con ello un riesgo. Puede que al intentar cerrar las puertas se le salgan los votos por las ventanas.
¿No cree que algún presidente autonómico, como José Antonio Monago, que ha mostrado públicamente su rechazo a la reforma, por coherencia, debería pedir a los diputados extremeños que no apoyen el proyecto?
Se supone que, cuando el señor Monago hace una declaración pública en favor de la libertad de las mujeres para decidir, su postura es también compartida por todo el PP de Extremadura y que, por tanto, todos van a ser consecuentes con su presidente. Sería hipócrita que los diputados extremeños del PP votasen a favor de la ley del aborto de Gallardón.
¿Y en qué situación van a quedar los médicos con esta reforma?
Se les pone en una situación muy complicada. Se les obliga o bien a la objeción o bien a la insumisión. Los sitúa entre la espada y la pared. Pero yo creo que los profesionales sanitarios van a ser una parte importante de los que no van a admitir tan fácilmente que se den pasos atrás. Por ejemplo, en el aborto terapéutico. Que tú, como profesional, tengas que informar a una mujer de un riesgo en el Consejo Genético y al mismo tiempo no puedas dar una alternativa... Eso es un ensañamiento y un sadismo que no cabe en el Código Deontológico.
¿El ministro Gallardón adelantó a los portavoces de los grupos algún detalle del borrador? ¿Conocen cuál va a ser el calendario de su tramitación como ley?
No, nadie nos ha adelantado nada del borrador. Gallardón no ha hablado con nosotros. Tampoco el presidente de la Comisión de Justicia nos ha explicado el calendario de la tramitación del anteproyecto. Lo han llevado y lo llevan todo con absoluto secretismo.
¿Esto no choca con la Ley de Transparencia, de la que ha hecho bandera el Gobierno, que acaba de aprobar el Congreso?
Evidentemente. Yo le he pedido en varias ocasiones al ministro que nos diga con quién se estaba reuniendo o qué informes baraja. Sin éxito. No hay razón para pensar que la Ley de Transparencia vaya a significar un cambio. Está claro que el PP utiliza esa ley como maquillaje para continuar con el oscurantismo desde el punto de vista político o la obstrucción a la Justicia, por ejemplo, en materia de corrupción.
¿Si en el propio PP hay fisuras y al final la presión hace que se paralice la reforma o se tumban los cambios más duros que pide Gallardón, el ministro debería dimitir de inmediato?
Creo que Gallardón se la juega con esta ley. Después de la Ley de Tasas, esta reforma es el desahucio de Gallardón. Por eso hay por su parte una actitud tan numantina en relación al texto. Gallardón no sólo está defendiendo un texto muy chapucero desde el punto de vista legislativo, sino también su propio cargo de ministro.
¿Y Ana Mato?
La ministra Mato está desautorizada desde el principio por sus relaciones con la Gürtel y también por el fiasco de su gestión sanitaria. Debería haber dimitido hace mucho.