Génova frena la celebración de congresos extraordinarios hasta las generales

La dirección del PP quiere evitar a toda costa la imagen de una competición entre los aspirantes a relevar a los barones que han decidido tirar la toalla por los malos resultados en las elecciones del domingo. Por ese motivo, Génova ha mandado frenar la celebración de congresos autonómicos para elegir a los nuevos responsables regionales. Ningún cónclave interno se celebrará hasta después de las elecciones generales.

Aunque Mariano Rajoy anunció el lunes su propósito de no hacer cambios ni en el Gobierno ni en el partido, sus dirigentes territoriales le enmendaron la plana el martes al anunciar una cascada de abandonos a corto plazo y este miércoles se ha visto obligado a dejar la puerta abierta a las modificaciones. Alberto Fabra anunció su renuncia al liderazgo del PP en la Comunitat Valenciana, Luisa Fernanda Rudi dijo que no se presentará y José Ramón Bauzá prepara un congreso extraordinario. A este panorama se suman las dudas de Juan Vicente Herrera en Castilla y León y las de los alcaldes derrotados que no recogerán su acta.

La pérdida de votos y la imposibilidad de formar gobiernos ante la unión de otros partidos está provocando a la fuerza una renovación entre los conservadores, al menos en las comunidades autónomas. Pero la dirección del PP no está dispuesta a que un panorama de peleas de aspirantes a candidatos eche por tierra sus posibilidades antes de unas elecciones generales. “Los mismos que dicen que necesitamos renovación dirían que no estamos dando un tiro en el pie”, resumía a los periodistas un miembro de la cúpula del PP.

Por el momento, el objetivo inmediato de los conservadores es la constitución de ayuntamientos. Para ello, la dirección del partido apoya la receta de Esperanza Aguirre de buscar un frente con el PSOE para evitar que Podemos o las listas apoyadas por la formación puedan hacerse con el puesto de alcalde. Aunque desconfían de que surta efecto, el interés del PP consiste en que cale la idea de que es el PSOE quien permite gobernar “a la extrema izquierda”.