Pablo Casado y Albert Rivera están usando la presión migratoria en las fronteras españolas como nuevo arma contra Pedro Sánchez, a quien acusan de hacer políticas que conllevan un 'efecto llamada'. El Gobierno sostiene que los flujos actuales siguen la progresión de los últimos años y acusan a la administración de Mariano Rajoy de “falta de previsión”.
El Ejecutivo reprocha a PP y Ciudadanos que estén usando la presión migratoria con fines partidistas y les exige “lealtad”: “Le pedimos al resto de grupos y partidos que actúen con criterios de lealtad”, afirman fuentes de la vicepresidencia. “No nos parece que con la imprevisión del anterior Gobierno y con la lógica de años anteriores alguien esté alarmando a este país”, señalan esas mismas fuentes en referencia a las palabras de Casado, que advirtió de que hay “un millón de inmigrantes esperando en la costa de Libia y más de 50 millones de africanos recabando dinero”. También Albert Rivera ha asegurado que Sánchez está provocando un “efecto llamada”.
El presidente de Ciudadanos ha hecho esas declaraciones en Ceuta, a donde decidió trasladarse tras el salto a la valla de la pasada semana. Casado también viajará allí este martes. En el Gobierno reaccionan con cierto enfado ante esa postura de la oposición, a la que acusan de limitarse a hacer “declaraciones”: “No vamos a darnos paseos políticos que no sirven para nada”, dicen fuentes próximas a Carmen Calvo que no descartan, no obstante, que miembros del Ejecutivo puedan trasladarse a Ceuta o Melilla en algún momento, aunque por ahora no está previsto. “Quien quiera hacer uso político de esto se equivoca”, advierten en Moncloa.
El Ejecutivo niega que haya un “efecto llamada” desde la llegada de Sánchez al poder y aseguran que la presión en las fronteras sigue una “progresión” en los últimos años. “No es justo hablar de efecto llamada por el Aquarius, sobre todo si se repasan las cifras”, señalan fuentes de Moncloa, que recuerdan que en 2017 las llegadas por vía marítima de migrante fueron un 269% más que en 2016 y que hasta mayor de 2018 habían llegado 7.970 personas. “Esta tendencia al alza se mantiene desde 2013”, apuntan.
“El Gobierno no ha podido reaccionar más y en menos tiempo”, aseguran esas mismas fuentes que recuerdan que Sánchez no lleva “ni ocho semanas” en Moncloa y que ya ha puesto ese tema entre sus prioridades. El Ejecutivo va a reunir a la Comisión de Asuntos Migratorios y el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, ha viajado este lunes a Mauritania para “reforzar la cooperación” en materia migratoria y de lucha contra el terrorismo y que previamente viajó a Marruecos y Argelia. También se trasladó a Algeciras para “agradecer el trabajo” a la Policía y la Guardia Civil, cuyo 'abandono' es otro de los reproches de Rivera.
Además de la gestión del Aquarius y el Lifeline, el Gobierno recuerda que la ministra de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social, Magdalena Valerio, está este lunes en Chiclana de la Frontera (Cádiz), donde se ha habilitado un centro para la acogida temporal de migrantes.
Desde la vicepresidencia destacan que el Ejecutivo de Sánchez ha colocado en el centro del debate de la UE el problema migratorio y que ha defendido una nueva política común que lleve aparejados más medios para los países fronterizos, entre ellos 30 millones de euros en equipamiento para Marruecos.
En Moncloa niegan que el reino alauí haya bajado los brazos en las fronteras. Sánchez tenía previsto que ese ese primer viaje internacional –más allá de las fronteras de la UE–, pero ha sido imposible encajar la agenda con el jefe del Estado marroquí porque sigue de vacaciones, según fuentes de la vicepresidencia.