La reunión de este miércoles entre el Gobierno y los socios parlamentarios para intentar acercar posturas para renovar el impuesto a los beneficios extraordinarios de las empresas energéticas ha terminado sin acuerdo y con las partes emplazándose a una nueva cita la semana que viene. Las expectativas eran mínimas, después de que el PNV, primero, y Junts, después, hayan plantado a la convocante, la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero. Los grupos han acordado “invitar de nuevo” a quienes han optado por no acudir hoy para buscar una posición “de consenso”. Pero Montero ha reiterado su disposición a prorrogar el gravamen por real decreto-ley, según fuentes presentes.
A la cita han acudido, además del Gobierno de coalición del PSOE y Sumar, representantes de EH Bildu, ERC y BNG, y formaba parte de las exigencias que puso Podemos para apoyar el paquete fiscal del Gobierno. El partido que lidera Ione Belarra quiere que se convierta en fijo el tributo especial aprobado para incidir en los ingresos extra obtenidos por las empresas gracias a la guerra de Ucrania. El PNV y Junts se oponen si no se añaden algunas salvedades, como descontar las inversiones en descarbonización.
Las diferencias entre los socios parlamentarios del Gobierno son notables en cuestiones como la política fiscal. En el caso del PNV y de Podemos, se suma una inquina bidireccional heredada de legislaturas anteriores. De hecho, el portavoz 'jeltzale' en el Congreso, Aitor Esteban, arremetió contra el partido de Belarra al anunciar este miércoles por la mañana su intención de no asistir a la reunión.
“No tiene sentido hacer una reunión para discutir de un impuesto entre 7 u 8 partidos en una mesa abierta”, dijo en declaraciones a la prensa. “Así no se discuten las cosas, menos teniendo a la prensa al otro lado de la puerta”, añadió. Esteban no solo criticó la conveniencia de la reunión, sino que puso en duda la “capacidad técnica de los interlocutores”. “Somos todos parlamentarios, estos temas son complejos. ¿Qué criterio tienen? Estas cosas hay que hacerlas con seriedad”, añadió.
El portavoz dijo que “más allá de lo que algunos necesitan de cara a los medios y la propaganda”, en referencia a Podemos, la reunión iba a ser “un paripé”, y reclamó al Gobierno relaciones bilaterales. Unas horas antes, en la noche del martes, el PNV ya avisó en un comunicado que “no se siente obligado a tomar parte en las urgencias de Podemos de trasladar una imagen para justificar su apoyo irreversible a un paquete fiscal”.
La réplica de Podemos llegó por boca de su secretaria general llegó también en los pasillos del Congreso. Belarra arremetió directamente contra las relaciones del PNV con Repsol a través del que fuera lehendakari, Josu Jon Imaz, actual consejero delegado de la petrolera. “Parece que Imaz no le deja a Aitor Esteban ir a la reunión de negociación del impuesto a las energéticas, aunque el PNV se había comprometido a ello. Basta ya de partidos que sólo defienden los intereses de los de arriba”, dijo.
Tras la reunión, Podemos mostró su enfado tanto con los partidos que no acudieron como con el Gobierno, a quien acusan de no haber presionado lo suficiente para que todos los grupos atendieran la convocatoria. “Este incumplimiento revela la falta de compromiso del Gobierno con el impuesto a las energéticas. Volvemos a exigir al PSOE que cumpla el acuerdo alcanzado”, apuntan fuentes del partido, que añaden que está en duda que sus diputados apoyen el paquete fiscal que debe volver al Congreso tras las enmiendas introducidas en el Senado por el PP.
“En este contexto no se dan las condiciones siquiera para comenzar la negociación de Presupuestos Generales del Estado”, zanjan desde Podemos.
Fuentes de EH Bildu aseguran a este medio que “la voluntad mostrada por parte de los presentes es de lograr un consenso suficiente para lograr una mayoría que permita mantener la aportación fiscal de las energéticas”.