En prisión porque dos títeres exhibieron una pancarta que rezaba “Gora Alka-ETA”. Y ¿por qué lo hicieron los titiriteros de Títeres desde Abajo durante la representración de 'La Bruja y don Cristóbal'?
El sindicato CNT de Granada, donde milita uno de los dos detenidos, lo explica así en un comunicado:
“La Bruja y don Cristóbal' procura representar, bajo las figuras recurrentes de cuentos y teatros, la ”caza de brujas“ al movimiento libertario que ha sufrido en los últimos años, con los montajes policiales estilo ”Operación Pandora“. La obra está protagonizada por una bruja, que representa a las personas de mala fama pública, y que se ve en la situación de enfrentarse a los cuatro poderes que rige la sociedad, esto es: la Propiedad, la Religión, la Fuerza del Estado y la Ley. La protagonista está en su casa, y, en primer lugar, su vida es interrumpida por la aparición del ”Propietario“, que resulta ser el legítimo poseedor legal de la casa donde vive. No existen monjas violadas; bajo la forma de los muñecos, los adultos podemos comprobar que el propietario decide aprovecharse de la situación para violar a la bruja; en el forjeceo, la bruja mata al propietario. Pero queda embarazada, y nace un niño. Es entonces cuando aparece la segunda figura: una monja, que encarna la Religión. La monja quiere llevarse al niño, pero encuentra resistencia en la bruja, y en el enfrentamiento, la monja muere. Es entonces cuando aparece el Policía, que representa la Fuerza del Estado, y golpea a la bruja hasta dejarla inconsciente, y tras ello, construye un montaje policial para acusarla ante la Ley, colocando una pancarta de ”Gora Alka-ETA“ sobre su cuerpo, que intenta mantener en pie para realizar la foto, como prueba. A partir de este montaje policial, surge la cuarta figura, que es la del Juez, que acusa, y condena a muerte, a la protagonista, sacando una horca. La bruja se las arregla para engañar al juez, que mete la cabeza en su propia soga, y la aprovecha para ahorcarle, para salvar su propia vida. El relato continúa algo más, pero esta es la esencia de lo que transcurre, y donde se encuentra toda la polémica”.
El comunicado, además, insiste en que “Títeres desde Abajo nunca ha mencionado que su última obra es para niños”, y añade: “Es absolutamente inexistente el enaltecimiento al terrorismo, el motivo por el que han sido detenidos y puestos en absoluta incomunicación. Una medida represiva que resulta extremadamente paradójica: es precisamente lo que denuncia la obra”.
Además, el texto también critica la reacción del Ayuntamiento de Madrid, que ha denunciado a los titiriteros y ha destituido a los responsables de la programación del Carnaval: “A todo ello, se suma el Ayuntamiento de Madrid, que quiere denunciar a Títeres desde Abajo, como reacción netamente política que se debe, indudablemente, a su necesidad de responder públicamente a las acusaciones de complicidad con los detenidos, que se realiza desde los sectores reaccionarios de la derecha española y buena parte de la prensa, que busca desesperadamente cualquier ataque político, sin importar la libertad de la gente. Bellos aquellos años donde un 15-M, que se esfuerzan en representar, era objeto de todo tipo de acusaciones ridículas”.
Manifestación contra la entrada en prisión
Un centenar de personas, convocados por CNT, se ha reunido en la mañana del domingo en la plaza Tirso de Molina de Madrid para protestar por el encarcelamiento de los titiriteros. La decisión de la Audiencia Nacional ha sido criticada por entender los asistentes a la manifestación que “en ningún momento en la obra se produce un enaltecimiento del terrorismo”. Un amigo de los detenidos aseguró que la resolución le parece “desproporcionada e inapropiada” ya que “el cartel en el que se alude a ETA hay que entenderlo dentro de la obra que están representando”. En ella, asegura este amigo de los componentes de la compañía Títeres desde abajo, “una bruja es constantemente atacada por varios poderes. En un momento de la obra, la bruja queda inconsciente y un policía le coloca esa pancarta para incriminarla”. Es por ello que, asegura, “ellos no adoptan en ningún momento este discurso por el que se les acusa de enaltecimiento del terrorismo. Hay que situar las cosas en el desarrollo de la obra”.
Este amigo, que se encontraba entre los asistentes a la manifestación, sí reconoció que la obra no estaba destinada al público infantil y que ahora habría que resolver quién tiene aquí la responsabilidad “si el Ayuntamiento de Madrid que contrató la obra a sabiendas de que no era para niños o si los componentes de la compañía que mandaron mal la documentación de la obra”. En todo caso, cree que se trata de un error y que “como mucho, habría que imponerles una multa, pero no mantenerlos en prisión por un delito que no han cometido”.