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La Guardia Civil apunta a los celos como móvil del crimen del pequeño Gabriel

Pedro Águeda

Los mandos al frente de la investigación del crimen del pequeño Gabriel sitúan los celos como la posible causa del crimen del menor, cometido presuntamente a manos de la pareja del padre, Ana Julia Quezada. En una comparecencia de prensa que se celebra esta mañana en Almería, el comandante de la UCO Juan Jesús Reina ha dicho: “El móvil está en la mente de quien lo realiza (...) Para Ángel (el padre), Gabriel era lo más importante. Si tenía un fin de semana, era para él. Cualquier hora era para él. Eso es muy importante”.

El comandante Reina ha restado toda credibilidad al relato de los hechos que hace Quezada, en el sentido de que el niño la insultó y atacó y ella se defendió antes de matarlo. “Hemos acabado conociendo muy bien a Ángel, a Patricia (la madre), a Gabriel... Son unos padres que han educado al niño en el amor y el respeto y no, Gabriel no pudo hacer ningún tipo de insultos que ella refiere. Se le educó en el amor y el respeto a los demás”, ha dicho el comandante.

El trazado que hacen de la investigación sus responsables sitúa a Quezada como sospechosa desde que comienzan las pesquisas y se entrevistan con todo el círculo del niño. Sin embargo, el hallazgo de la camiseta el 3 de marzo la sitúa ya como su principal objetivo. En este sentido, el teniente coronel José Hernández Mosquera, jefe accidental de la comandancia de Almería, ha explicado que es ella quien insiste al padre en que había que buscar por la zona donde apareció la prenda y después quien dice haberla encontrado, cuando Ángel está alejado unos metros.

Además, el mando de la Guardia Civil ha desvelado que creen que Quezada quería orientar las pesquisas hacia su expareja, que vive en la zona. Pero el hallazgo de la camiseta seca, cuando había llovido, que fuera ella y en la zona donde había propuesto buscar, la situaron, por el contrario, en el centro de las sospechas. “La principal línea de investigación entonces fue que Ana nos llevara a Gabriel”, ha añadido el comandante Reina.

Los medios “llegan a entorpecer” la investigación

Desde ese momento, la Guardia Civil se pone a vigilar día y noche a Quezada en secreto. La mujer se desplaza a diario a la finca donde había matado al niño, pero siempre acompañada. En este punto, el teniente coronel ha afirmado que algunos medios de comunicación “llegan a entorpecer” su labor. Aludía así al seguimiento que un medio hizo de la sospechosa.

La Guardia Civil había registrado la finca familiar de Rodalquilar, sin encontrar el cuerpo. La explicación que dan los investigadores es que ellos buscaban entonces a Gabriel vivo. El niño, sin embargo, descansaba en un agujero que había cavado la presunta asesina, tapado con piedras decorativas y tablones. “Desde el principio hemos manejado la hipótesis de que Gabriel estuviera vivo y eso condicionó nuestras acciones”, ha explicado el teniente coronel.

La mujer seguía cometiendo errores. En dos ocasiones dijo a los guardias haber perdido el móvil. Solo sirvió para sospechar más de ella. Como ha comentado el teniente coronel, la ubicación de su teléfono que tienen los especialistas la ubica perfectamente en el área del crimen en el momento en que se cometió. 

“Queríamos que cometiera el último error y al final lo hizo la mañana del domingo, cuando se vio un poco liberada. La pena es que queríamos que nos llevara a una habitación donde estuviera Gabriel y nos llevó a donde estaba (su cadáver)”, ha dicho el jefe de la Comandancia de Almería.

El equipo que la vigila ve cómo saca lo que parece un cuerpo enrollado en mantas y lo introduce en el coche. Sobre las especulaciones acerca de por qué se llevó el cuerpo al garaje de la vivienda familiar, los investigadores creen que no sabía muy bien qué hacer, ya que da un rodeo hacia Almería y no se detiene y acaba en Vícar. 

Aunque los celos es la principal hipótesis, los mandos han explicado que la familia les trasladó que Ana Julia Quezada tuvo “una actitud extraña” cuando se plantearon subir la recompensa por cualquier información. Otros hechos hacían apuntar más hacia ella: “Hacía comentarios públicos de que el niño iba a parecer. Hoy no, porque hay mucha presión por la manifestación, pero seguro que mañana. A nosotros nos avivaba la esperanza. Vamos, seguimos, que está con vida”.

Tras advertir que el equipo de la UCO no es de psicólogos forenses, el comandante Reina ha dibujado un perfil de la acusada: “Es una persona con una frialdad máxima, que mantiene una falta de preocupación sobre otras personas, posesiva, egocéntrica y, en ciertas circunstantcias negativas, con ansiedad muy grande. Bastante manipuladora”.

Los investigadores también han dicho que nunca le dijeron a la familia que Ana Julia era la principal sospechosa y que solo cuando se halló el cuerpo se les comunicó que la pareja del padre estaba detenida. 

“¿Que si lloramos? Claro que sí”

Una periodista ha preguntado a los mandos por su experiencia personal en el caso y por el momento en el que los agentes comprueban que lo que transporta Quezada en el maletero es el cuerpo sin vida del niño. El comandante Reina -que ha participado en relevantes operaciones en la lucha contra ETA y que estuvo al frente también del caso de de Diana Quer, más recientemente- no ha podido evitar las lágrimas. 

“Por el hilo de esperanza de encontrar a Gabriel, cuando llegamos y constatamos que Gabriel está sin vida, yo creo que lo podemos definir, sin duda, como el momento más duro de nuestra carrera profesional. De todos, pero dicho esto, ¿que si lloramos? Claro que sí, y el que no lo hizo ahí, lo hizo luego. Somos humanos”, ha dicho el comandante de la UCO. 

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