La monarquía española ha tenido cuentas en paraísos fiscales. Según revela este domingo el diario El Mundo, el conde de Barcelona legó a sus hijos bienes y fondos por un valor de 1.100 millones de pesetas tras su muerte, el 1 de abril de 1993, de la que mañana se cumplen 20 años. La mayor parte de ese patrimonio se encontraba fuera de nuestro país, en tres cuentas en Suiza, dos en Lausanne y una en Ginebra. En ellas había fondos depósitados por un valor de 728,75 millones de pesetas, que al cambio actual, y aplicando el IPC de estos últimos 20 años, serían unos 7,85 millones de euros. A esa cantidad se sumaría un patrimonio inmobiliario cercano a los 350 millones de pesetas, entre el que destacan el chalet familiar de Puerta de Hierro en Madrid, un edificio en la Gran Vía de la capital y un apartamento en la ciudad portuguesa de Estoril.
Siempre según el diario El Mundo, el grueso de las cantidades depositados en las cuentas suizas de Juan de Borbón acabó en manos del rey. En concreto, unos 375 millones de pesetas. Juan Carlos de Borbón los recibió a través de tres cheques que fueron ingresados el 21 de octubre de 1993, momento en el que se procedió al reparto de la herencia, en la cuenta 10.031 de Sogenal -Société Générale Alsacienne de Banque-, de Ginebra. Se desconoce que sucedió a partir de ese momento con ese dinero depositado en el paraíso fiscal. Tampoco se sabe qué ha sido de la cuenta.
Buena parte de los fondos que recibió el rey procedían de una de las cuentas de Lausanne denominada en el testamento “cuenta de usufructo”. Esta cuenta, de la Société de Banques Suisse, fue parcialmente vaciada, pero siguió abierta con un saldo de 24 millones de pesetas. Los albaceas recomendaron al rey y sus hermanas, que recibieron 172 y 131 millones cada una, que no repatriaran la fortuna para no levantar sospechas sobre el patrimonio del conde de Barcelona, de quien siempre se dijo que no contaba con importantes bienes.