El PP ha ganado las elecciones pero se ha dejado por el camino la mayoría absoluta de la que ha disfrutado durante los últimos cuatro años. Los populares pierden más de 60 escaños en el Congreso y millones de votos, algunos en feudos tradicionales que siempre se había mantenido fieles a los conservadores.
En la cámara baja, los populares gozaban de un abultada mayoría. Ahora, baja de 186 diputados a 123, una caída que alcanza los 63. En la historia de la democracia, el partido ganador nunca había obtenido un número tan bajo de escaños.
La caída en votos no es menor. Con el 97,05% escrutado, el PP se hace con el 28,7% de los votos frente al 44,63% que obtuvo hace cuatro años. Si entonces llegaban hasta los 10.866.566 votos, ahora se quedan en 7.063.102. En definitiva, un descenso de 3.803.464 votos.
Los populares han perdido esos votos en algunos territorios que han sido tradicionalmente fieles a la marca PP. La capital es uno de los escenarios donde consigue uno de los peores resultados. Ganan las elecciones, pero pierden 6 diputados y pasan del 50,9% de los votos a poco más del 33%.
La Comunidad Valenciana presenta un escenario similar. El PP se alzó con la victoria hace cuatro años con 20 diputados y el 53,32%. Ahora se quedan con 11 escaños y no alcanzan el 32%.
En Cataluña, el partido de Mariano Rajoy ha rozado su peor resultado. En 1989 se quedaron con cuatro asientos en el Congreso por esa comunidad, y ahora solo han conseguido uno más. Venían de conseguir 11 y el 20,7% de los votos. Ahora ese porcentaje baja al 11,1%.
En Cantabria, los populares pierden la mitad de sus diputados y uno de cada tres votos respecto a las pasadas elecciones generales. En Galicia, con el 90% escrutado, el PP pierde 5 escaños y más de 15 puntos porcentuales. En Murcia, el PP pierde el 25% de los votos y tres diputados. Aún así, los populares siguen siendo la fuerza más votada en la provincia.