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Crónica

Un hijo de Bolsonaro agita en Madrid a la extrema derecha brasileña: “Dios nos pone a prueba con Pedro Sánchez y Lula”

Flavio Bolsonaro, senador e hijo del expresidente brasileño durante un seminario en Madrid

Pedro Águeda

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La pantalla muestra a un sacerdote declarando en un juicio ante una fiscal implacable. Ha llegado el momento de que la mujer haga la pregunta que domina todas las crisis de fe: “¿Cómo permite dios que a las personas buenas les pasen cosas malas?”. El sacerdote no pierde la compostura: “Pedí a dios sabiduría y me envió problemas”. La fiscal se rinde ante la explicación del cura de que las adversidades son la forma que tiene dios de hacernos mejor. 

Justo ahí, alguien detiene la película del juicio, una ficción anglosajona, y el conferenciante retoma la palabra: “Es lo que está haciendo Dios en Brasil y en España”. Quien habla es el senador brasileño Flavio Bolsonaro, hijo del ex presidente. Asegura que Dios pone a prueba a las “buenas personas” permitiendo que gobiernen Lula y Pedro Sánchez. Es sábado por la tarde. A pocos metros del hotel donde intervine el hijo de Bolsonaro, la Gran Vía madrileña luce abarrotada por miles de personas. Buenas y malas. 

El bolsonarismo intenta recompenerse de la derrota electoral que sufrió hace ahora un año actuando en todos los frentes. Flavio Bolsonaro ha viajado este fin de semana a Madrid para pedir a los seguidores de su padre que trabajen desde sus círculos más íntimos en expulsar al Partido de los Trabajadores del poder. Como hará en otros países, también les explica el origen divino de su derrota. Jair Bolsonaro llegó en 2018 a la Presidencia brasileña aupado por la poderosa Iglesia Evangélica y sus predicadores, dos años después de que el candidato abrazara la pujante confesión religiosa.

El marco de la intervención de Flavio Bolsonaro es el seminario ‘Veritas et Liberat’, una organización fundada el pasado año para expandir el pensamiento de Olavo de Carvalho, escritor brasileño y gurú ideológico de Bolsonaro, al estilo del vínculo entre Steve Bannon y Donald Trump, distanciamiento posterior incluido. De Carvalho falleció en enero de 2022 tras contagiarse de Covid, la enfermedad que provocó la pandemia con la que Bolsonaro hizo caballo de batalla política. 

“Llamaban al presidente negacionista solo por defender la libertad de las personas”, se dirige al público en Madrid su hijo Flavio. Aluder a la posición de su padre sobre la gravedad de la pandemia y su oposición a las vacunas. Más de 700.000 personas han muerto en Brasil por Covid. 

En la sala del céntrico hotel madrileño hay un centenar de “patriotas”, como les gusta llamarse, de los cerca de 15.000 brasileños empadronados en Madrid. Han pagado 10 euros de aportación para asistir a la charla y la organización les ha entregado un zumo y unas galletas. 

Entre los asistentes hay unos pocos que no pertenecen a la comunidad brasileña: son españoles de nacimiento o latinoamericanos de otra latitud, como cuatro mujeres peruanas de mediana edad que sostienen la bandera de su país mientras escuchan sentadas a Flavio Bolsonaro. 

El senador relata con dramatismo el atentado que sufrió su padre en 2018, obra de “un grupo de extrema izquierda”, según él, pese a que un juez decretó que el trastorno mental que sufre el autor, Adélio Bispo, impide ingresarlo en la cárcel. Y pone un vídeo de un acto en el que una multitud aclama a Jair Bolsonaro dos meses después de su derrota. La muchedumbre grita: “Lula, ladrón, tu sitio es la prisión”.

Lula, Hamás, las FARC y el feminismo

El actual presidente brasileño ocupa una parte importante de la intervención de Flavio Bolsonaro. Hay motivos de rabiosa actualidad: “Lula nunca clasificó a Hamás como un grupo terrorista”. Más tarde, el senador brasileño expresará todo su “apoyo al pueblo de Israel”, arrancando aplausos entre los asistentes. 

Aunque la primera vez que el público interrumpe a Bolsonaro con aplausos ha llegado con la mención a los planes de Lula para legalizar el aborto y las drogas. Flavio Bolsonaro pide a los ‘bolsonaristas’ que “disputen cada espacio”. “No podemos perder la guerra aunque sea desigual”, se lamenta. “Los grandes medios están a favor de la agenda globalista”, explica.

El senador lanza unas cuantas acusaciones más a la izquierda de su país. Según él, quieren vender el Amazonas a corporaciones extranjeras usando a los indígenas como propaganda. El bolsonarismo, por contra, solo busca su progreso. “El presidente fue al Amazonas, ¿y qué le pidió un indígena? Internet”. Porque Bolsonaro, que ha protagonizado exabruptos machistas sin rubor, es quien más defiende a las mujeres, dice su hijo. Y a los niños, las mismas criaturas que son víctimas de una izquierda que “no quiere juzgar a los pederastas, quiere que les den tratamiento”.

Bolsonaro ha acudido a Madrid para reforzar a su público y se centra en la política brasileña. Solo deja un recado para los españoles, si bien es contundente: “El PP es un camaleón que cambia de opinión en cada elección. Son unos hipócritas que no se posicionan. La gente está cansada”.

Flavio Bolsonaro, más grueso pero de extraordinario parecido con su padre, da paso a otras intervenciones. Aparece un “gestor de proyectos sociales”, que también es teólogo y que, vestido de negro por entero, no se dedica a hablar de lo que pudiera adelantar su formación y aspecto. Lucas de Campos dedica su intervención al Foro de Sao Paulo, el cónclave de partidos de izquierda latinoamericanos al que la extrema derecha brasileña culpa de los principales males del continente. De Campos regresa varias veces a una carta que los “narcoterroristas” de las FARC enviaron hace 33 años a Lula da Silva agradeciéndole la formación del Foro de Sao Paulo. 

Le sigue la popular Bia Kicis, diputada del Partido Liberal, en el que ingresaron los bolsonaristas tras fracasar en la formación de un partido propio, y que dedica su charla a la defensa de la libertad del individuo frente al plan de la izquierda para dominar todos los aspectos de vida. Kicis, con cientos de miles de seguidores en Youtube y las redes sociales, proyecta unas cuantas diapositivas. En una aparecen los nombres del “enemigo”: “Elites globalistas, China, Movimiento Woke, Agenda 2030 de la ONU, Foro de Sao Paulo, lo políticamente correcto, la espiral del silencio [que evita la denuncia de la dictadura progresista] y el corporativismo”.

En otras proyecciones aparecen los referentes de su ideario: Margaret Thatcher, Ronald Reagan, el filósofo Russel Kirck, Juan Pablo II y Nolan Djokovic. “Las decisiones sobre mi cuerpo son más importantes que cualquier título”, dice en un vídeo el tenista serbio, en referencia a su negativa a vacunarse del Covid y la consiguiente prohibición a países que albergaban importantes competiciones. El público rompe a aplaudir con la frase. 

Carla Toscano (Vox): “España es bastante horrible si eres hombre”

El último panel lleva por título “Feminismo radical: perversión y subversión”. En él intervienen la diputada brasileña Ana Caroline Compagnolo, que está acompañada de uno de los platos fuertes de la jornada, la parlamentaria de Vox Carla Toscano. Entre las dos conferenciantes no desperdician ni uno de los lemas “antifeministas”. 

Compagnolo defiende que Bolsonaro es el político que más defiende a las mujeres, con “70 proyectos a su favor”. “¡Somos femeninas, no feministas!”, levanta la voz desde el fondo una mujer con el polo de la organización del evento. 

Toscano, que toma el relevo del estilo directo –o simplista, según se mire– de los que le han antecedido, dispara: “La ideología de género supone la división social y la destrucción de la persona (…) Persigue construir el hombre nuevo de Nietzshe”.

Y continúa: “Ahora elegir es discriminar. Los tíos rubios con los ojos azules, a mi no me gustan. Si esto trasciende no va a ser un escándalo porque los rubios blancos no son un colectivo protegido. Si lo digo sobre otros sería un delito de odio”. “¿Conocéis el caso de Jenni Hermoso, la campeona del mundo? No sé si fue un beso consentido o no, pero no estaba ofendida y han venido las feministas a decirle que tenía que estar ofendida”, prosigue.

Toscano vuelve a recurrir a su experiencia: “El otro día fui hacerme unos análisis y la lié. Tenía que rellenar un papel y ponía 'genero'. Yo no tengo género, tengo sexo. Se lo conté a mis amigas y ni se habían dado cuenta. Tenemos que dar esas batallas del lenguaje por pequeñas que parezcan”.

Para Toscano, que habla para un público entregado, España “es uno de los países con más leyes de género” y “el PP es su principal promotor”. La diputada alude a las “denuncias falsas” de mujeres contra hombres, que les hacen perder a sus hijos y el trabajo. “España es un país bastante horrible para vivir si eres hombre”, añade. Y concluye con una sentencia: “Dios ha vencido, así que ha vencido el bien, la verdad y la belleza”. Los bolsonaristas en Madrid comienzan a corear: “¡Yo voté a Vox!, ¡yo voté a Vox!”

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