Todos los hombres del presidente: el núcleo duro de Sánchez en Moncloa suspende en paridad
Pedro Sánchez superó la paridad al nombrar once mujeres en su Consejo de Ministras, donde hay siete hombres, incluido el presidente. Pero más allá de ese gabinete, el núcleo duro que acompaña al presidente es eminentemente masculino. De los 18 puestos que conforman la organización de la presidencia del Gobierno y que han aparecido ya en el BOE, 14 los ocupan varones.
Los tres primeros hombres del presidente fueron su jefe de gabinete, Iván Redondo, a quien se ha atribuido buena parte de la estrategia de la exitosa moción de censura que le llevó a Moncloa; el del secretario de Estado de Comunicación, Miguel Ángel Oliver, que ha tomado decisiones innovadoras en la comunicación online como el tuit de las manos del presidente –que no fue del agrado de Sánchez–; y el secretario general de Presidencia, Félix Bolaños, un hombre discreto que permanece en un segundo plano, como hacía en su anterior labor en Ferraz. De su puesto dependen otros tres departamentos, de los que solo figura en los nombramientos del Consejo de Ministras el del vicesecretario general, Alfredo González.
Del gabinete que dirige Redondo, además de la secretaría general de Moncloa, dependen otros cuatro nombramientos. Su adjunta sí que es una mujer, Andrea Gavela Llopis, una abogada del Estado, cuyo papel por ahora también está en segundo plano. Los otros tres puestos de confianza del gabinete del presidente recaen en hombres:
José Manuel Albares es el asesor estrella del presidente en materia exterior con la secretaría general de Asuntos Internacionales, UE y G20, que como en los dos casos anteriores tiene rango de subsecretario. Los dos departamentos a su cargo están en manos de hombres: el encargado de Asuntos Internacionales y de Seguridad Global, Víctor Redondo Baldrich, y el de Asuntos Europeos y G20, Marcos Alonso.
El director de Análisis y Estudios es Paco Salazar, que fue uno de los encargados de pilotar la campaña de primarias de Sánchez contra Susana Díaz. Tras la victoria de Sánchez, se ocupó de la estrategia electoral del PSOE. El director operativo del Departamento de Seguridad Nacional es Miguel Ángel Ballesteros, un general del Ejército de Tierra.
De la directora adjunta del gabinete dependen otros tres cargos con rango de director general. Borja Cabezón, que formó parte del staff de Ferraz cuando la gestora se hizo cargo del partido tras la dimisión de Sánchez, se encarga de los Asuntos Nacionales; Manolo de la Rocha, que formó parte de la primera Ejecutiva de Sánchez y luego apoyó a Patxi López, es su asesor en materia económica; y César Mogo –un histórico en la casa, que ahora asesoraba a Sánchez y previamente fue jefe de gabinete de Ramón Jáuregui y también secretario de Estado de Inmigración y Administración Pública– se encarga de las relaciones institucionales.
De la secretaría de Estado de Comunicación que pilota Oliver dependen tres cargos de confianza. En este caso, hay paridad: Susana Reverter, que se encargó de la comunicación del Hospital de La Paz, es directora general de Comunicación; del área nacional se encarga Alberto Pozas, exdirector de Interviú; y de la internacional, Carmen Pérez, que hasta ahora era coordinadora de la información internacional en Cuatro.
Sánchez ha creado dos altos comisionados que dependen directamente de él. Uno de ellos fue uno de los anuncios estrella nada más pisar la Moncloa: el de lucha contra la pobreza infantil. Luisa Carcedo es quien pilota ese organismo de nueva creación que ya ha tomado su primera decisión: un plan contra la pobreza infantil para este verano con el que se han duplicado los fondos destinados a comedores y a campamentos. A su lado trabajará el sociólogo Pau Marí-Klose. Aún no se ha designado al Alto Comisionado para la Agenda 2030, que tendrá que coordinar las actuaciones para el cumplimiento del mandato de la ONU.
