Ian Gibson afirma que Carrillo era “sabedor” de lo de Paracuellos, pero no el “inductor”
El hispanista de origen irlandés Ian Gibson, que escribió el libro “Paracuellos como fue”, ha afirmado hoy que Santiago Carrillo era “sabedor” de la “matanza” que se había producido, “pero no su responsable principal ni su inductor”, y ha destacado su “gran contribución” a la transición política.
Gibson, que ha presentado en Málaga su novela “La berlina de Prim”, ha señalado en rueda de prensa que “se están diciendo palabras muy fuertes sobre Carrillo y Paracuellos”.
“Claro que mataron a prisioneros de la cárcel Modelo, hubo una matanza, esto es innegable, pero no creo que Carrillo fuera el responsable, creo que fueron los comunistas mandados por Moscú”, ha dicho.
El hispanista publicó una “larga entrevista” con Carrillo en el que éste le dijo que entonces “tenía 22 años, era consejero de Orden Público y quería poner orden en las checas ilegales, que mataban a mansalva, porque ibas con corbata y eso era suficiente para que te quitaran de en medio”.
En aquella “situación caótica”, con el Gobierno trasladado a Valencia “porque creía que iba a caer Madrid”, Carrillo le dijo que hizo “lo que pudo, pero había mucha gente influyendo, y su tarea era organizar para que no hubiera asesinatos cada noche en la ribera del Manzanares e impedir que entraran las tropas fascistas en Madrid”.
Para Gibson, Carrillo “sabía perfectamente cómo habían sido” los hechos en Paracuellos, pero “los que mandaban eran los asesores rusos, que tenían métodos estalinistas, terribles y espantosos”.
Sin embargo, también ha admitido que habló con Enrique Líster y le dijo que “Carrillo era un asesino, no sólo de fascistas, sino de su propia gente, en la línea estalinista”.
“Sólo puedo opinar del hombre con el que hablé y que me contó lo de Paracuellos”, ha agregado el hispanista, que ha destacado la “gran contribución” de Carrillo a la Transición.
A nivel humano, ha apuntado, quedó “fascinado por su manera de ser, de estar y de hablar, su inteligencia política inmensa, su hombría de bien y su valentía con Tejero y todo eso”, por lo que considera que Carrillo ha sido “un hombre absolutamente excepcional”.
En este sentido, ha resaltado “el talante dialogante de Carrillo” durante la transición, “fuera de lo que hubiera sido antes”, y la “contribución fundamental de poder hablar con Fraga”.