En 2022 se cometieron en España 34 feminicidios -asesinatos de mujeres fuera del ámbito de la pareja o la expareja cometidos por hombres “por machismo o misoginia”-, según los datos que ha hecho públicos el Ministerio de Igualdad este jueves, que por primera vez contabiliza estos crímenes machistas.
El año pasado España se convirtió en el primer país europeo en contabilizar oficialmente todos los feminicidios. Desde entonces, la estadística contabiliza, no solo los casos mortales de violencia de género dentro de la pareja o la expareja, sino también los feminicidios sexuales, familiares, sociales o vicarios. El proceso para definir las categorías fue consultado con diferentes organismos, entre ellos, el CGPJ o el Instituto Europeo de Igualdad de Género. El concepto feminicidio engloba todos los asesinatos de mujeres cometidos por hombres por razones de machismo o misoginia, es decir, por el hecho de ser mujeres
Igualdad ya había publicado los feminicidios del primer semestre del 2022, cuando 22 mujeres fueron asesinadas a manos de un hombre con quien no mantenían o habían mantenido una relación sentimental, según los datos actualizados. A ellas se añaden otras 12 víctimas asesinadas entre julio y diciembre del año pasado.
La mayoría de los asesinatos, 21 (casi un 62% de los feminicidios), fueron perpetrados por algún familiar: 13 de los presuntos homicidas eran hijos, 3 nietos, otro padre y otros 4 mantenían otra relación familiar con la víctima. “El dato nos habla de un continuum de violencias en la vida de las mujeres, una violencia que nos afecta por ser hijas, parejas, madres o abuelas”, ha dicho la Delegada del Gobierno para la Violencia de Género, Victoria Rosell.
De los 34, otros 4 feminicidios fueron de tipo sexual (dos de ellos contra menores) y 9 fueron feminicidios sociales, es decir, perpetrado por un hombre sin relación sentimental ni familiar con la víctima, como amigos, vecinos, o compañeros de trabajo.
Rosell ha destacado que en el 42,9% de los feminicidios había convivencia actual entre el asesino y la víctima, lo que lleva a “cuestionar el domicilio como un lugar seguro para las mujeres”. En la inmensa mayoría de casos (el 91%) no había denuncias previas, un proceso que, destaca Rosell, si ya es difícil de asumir en el caso de las parejas o expareas “aún lo es más cuando se trata de denunciar a un hijo o a un nieto”.