Una medalla, un ascenso y un puesto en el corazón de la seguridad del Estado, al lado de los políticos que la dirigen. Esos son los hitos profesionales del inspector de la Policía Nacional Damián Cantero después de participar en la investigación que intentó atribuir erróneamente en 2017 a un padre y una hija de Getxo (Bizkaia), dedicados al coleccionismo militar, el liderazgo de una red internacional de tráfico de armas.
Un juez de la localidad vizcaína decretó en enero de 2022, casi cinco años después, el sobreseimiento libre de las acusaciones por tráfico de armas internacional contra Jesús y Amaia Prieto, entonces dueños de una militaria –el padre ya se ha jubilado– que pasaron tres meses en prisión provisional. Al salir habían perdido la práctica totalidad de su negocio. Un sobreseimiento libre implica que la ausencia total de indicios de delito impide reabrir la causa.
En su auto de archivo, el titular del Juzgado de Instrucción número 2 de Getxo, Carlos Martínez Azpiazu describe la ‘Operación Portu’ como un dispositivo “colosal que se ha desbaratado punto por punto”. La Policía describió la operación como la más importante realizada nunca en España contra el tráfico de armas y exhibió a los medios un bodegón de 10.000 armas que en realidad no funcionaban. Los dos policías al mando fueron condecorados.
El jefe del operativo, hoy comisario, continúa en la estructura antiterrorista de la Policía, la Comisaría General de Información. Fue condecorado con una medalla roja al mérito policial, que conlleva una asignación del 10% más de su sueldo de por vida. Los hechos ocurrieron durante la segunda legislatura de Mariano Rajoy, pero ha sido con el actual gobierno cuando su segundo, el inspector Manuel Damián Cantero, ha ascendido a inspector jefe. El ascenso se produce tiempo después de haber sido incorporado por el departamento que dirige Fernando Grande-Marlaska a un puesto de asesor en la Secretaría de Estado de Seguridad.
Manuel Damián Cantero Berlanga, de 36 años, no es un policía común. En Internet se pueden encontrar fácilmente los ocho manuales que ha publicado a su nombre para la incorporación del Derecho Penal al trabajo de los policías. También ha firmado una novela, ‘Cómo ser policía y no morir en el intento’. La editorial, ‘Círculo Rojo’, publicita la obra como escrita por un inspector, del que ofrece sus datos personales y su lugar de destino, adjuntando una foto.
En el momento de la publicación del reportaje sobre el “colosal” montaje policial, Cantero llevaba fuera de las investigaciones ocho meses. El número dos de Marlaska, Rafael Pérez, lo había reclamado para un puesto de asesor en el órgano técnico que da apoyo al secretario de Estado. El destino concreto de Cantero a día de hoy sigue siendo el área de Normativa e Informes de la Dirección General de Coordinación y Estudios.
El Ministerio del Interior: “No hay comentarios”
El pasado verano, Cantero aprobó para ascender a inspector jefe y actualmente realiza el curso previo a jurar o prometer el cargo. A la consulta sobre su ascenso y mantenimiento en el cargo, el Ministerio del Interior ha respondido con un “no hay comentarios”. elDiario.es se ha puesto en contacto con Cantero a través de su abogado pero el policía no ha querido hacer declaraciones.
La incautación que exhibió la Policía dos meses después de la Operación Portu respondía a más de 9.000 fusiles inutilizados, pistolas modificadas para que cualquier bala resbale del cañón, un lanzabengalas de los años treinta para náufragos –que los policías describieron como “un arma artesanal”– o una réplica en miniatura de una ametralladora que un periódico agigantó en primer plano, acompañado de un pie de foto que advertía de que podía “derribar aviones”.
La nota de prensa, fotografías y vídeos incluían un gigantesco bodegón, con más de 10.000 armas, ante el cual los responsables del operativo hacían declaraciones. Todo enlatado y servido en un enlace disponible para que los periodistas lo descargasen antes de su difusión. Cantábrico Militaria, el negocio de los Prieto, era entonces un referente en el coleccionismo militar, habitual abastecedor de armas inutilizadas para películas del cine español, como '23-F', 'El laberinto del fauno', 'Lasa y Zabala' o 'Los últimos de Filipinas'.