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La intrahistoria de los 12 días de negociación en los que se selló la unidad en torno a Sumar

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Estaba pensado de antemano. Se trataba de analizar el resultado electoral y empezar a pensar en lo que estaba por venir. La vicepresidenta segunda, ministra de Trabajo y líder de Sumar, había quedado en analizar los resultados electorales del 28 de mayo al día siguiente por la tarde con líderes del espacio político. Pero el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, cambió la agenda de esa reunión con el anuncio del adelanto electoral para el 23 de julio: la agenda ya no sería sólo sobre lo ocurrido el día antes en las elecciones municipales y autonómicas, sino sobre los 12 días que quedaban por delante para consolidar el acuerdo con las fuerzas que se habían comprometido a concurrir con Sumar a partir de unas conversaciones arrancadas en enero y, sobre todo, para llegar a un acuerdo con Podemos.

Durante la creación de Ahora Madrid, en 2015, los participantes de Ganemos hablaban del partido entonces liderado por Pablo Iglesias como “los que faltan”: al final entró Podemos, que no tenía claro concurrir en las municipales, y se ganó el Ayuntamiento de Madrid, con Manuela Carmena como candidata. Ocho años después, en 2023, “los que faltan” volvían a ser los de Podemos, que no asistieron al acto de Magariños del 2 de abril en el que Yolanda Díaz anunció su decisión de aspirar a la presidencia del Gobierno por la falta de acuerdo en torno a la configuración de la candidatura.

El 29 de mayo, 24 horas después de otras elecciones municipales y autonómicas, Yolanda Díaz hablaba con líderes como Alberto Garzón, Enrique Santiago, Ada Colau, Iñigo Errejón y Mónica García, entre otros. De aquellas conversaciones salió la decisión de buscar la alianza, que estaba pendiente, con Podemos, si bien fuentes conocedoras de las conversaciones afirman que el líder de Más País fue quien expresó mayores reticencias, y fue quien se terminó mostrando como el más refractario al acuerdo con su ex partido hasta la víspera de firmar el pasado viernes.

Pero no sólo. Se habló de crear una coalición única, del tipo de campaña, que debía dirigir Sumar, del logo único, del nombre común y que debía girar en torno al nuevo sujeto electoral y la candidata. Así mismo, se habló de que el grupo parlamentario debería tener una configuración diferente: se habló de caras nuevas e, incluso, de “perfiles profesionales” para las listas.

Después de terminar esas conversaciones, Díaz se reunió con Ione Belarra, la secretaria general de Podemos. La líder de Sumar le transmitió el contenido de lo tratado previamente y le trasladó su idea de campaña. Belarra informa de la reunión a su dirección, que toma la decisión de entablar las negociaciones para el acuerdo.

A partir de ese momento, las reuniones se suceden de forma imparable hasta el mismo 9 de junio: la primera semana se definió por ser la de propuestas de máximos por todas partes, pero también por la toma de conciencia de la cantidad de frentes abiertos; la segunda semana, por los altibajos y el sprint final para cerrar un acuerdo que parecía imposible y que ha dejado heridas pendientes de cicatrizar.

Por el lado de Sumar, han participado el jefe de Gabinete de Yolanda Díaz, Josep Vendrell, así como Ramón Luque, histórico de IU y EUiA que ha trabajado en la vicepresidencia de Derechos Sociales con Pablo Iglesias y ha asesorado a Diaz en el pasado; y Rodrigo Amírola, también del Gabinete de Díaz –asesor anteriormente de Jessica Albiach con los comuns, y, antes, de Iñigo Errejón en Podemos–.

Las rondas comenzaron el martes 30 de mayo. El reto no era fácil, y se decidió que no había tiempo para un proceso de primarias –que había reclamado Podemos y que Sumar había aceptado–, que podría haber ordenado automáticamente las listas en cada circunscripción, algo que podría haberse producido para la vuelta del verano si se hubiera apurado la legislatura. Pero no era el caso: tocaba volver a los métodos clásicos, al culo di ferro –no levantarse de la silla hasta que haya acuerdo–, a las reuniones comandadas por los responsables de Organización y Finanzas y a jugar, como decía uno de los negociadores, a “los barquitos”. Los únicos que tenían el mapa completo eran los representantes de Sumar, que aplicaron la “estrategia de la exhaustividad” para “componer el puzzle muy poco a poco” en jornadas maratonianas de 15 horas con reuniones sucesivas todos los días.

¿Qué era “jugar a los barquitos”? Es el símil del célebre juego de mesa hundir la flota, que consiste en intentar adivinar dónde están los barcos del rival, las posiciones del resto. Y así eran las reuniones entre los dos lados de la mesa, entre quienes ofrecían un número de cabezas de lista –y porcentaje de la coalición, lo que tiene traducción económica– contando con un resultado similar al de noviembre de 2019 a cada una de las 15 organizaciones con las que se reunían, y la contraparte que intentaba adivinar hasta dónde podían llegar, qué puestos estaban ofreciendo al resto y qué puestos se quería reservar Sumar para sí.

“Ha sido muy difícil”, explica una fuente conocedora de las negociaciones: “Que hayan sido tantos complica muchísimo el puzzle”. El fin de semana del 3 y 4 de junio, fue el momento en el que los negociadores de Sumar fijaron lo que podía ser y lo que no con cada interlocutor, donde se fijaban los límites de la negociación para concurrir juntos: enfrente, los partidos jugaban con el temor de Sumar a que hubiera partes que se descolgaran del todo. A partir de ahí, se comenzó a entrar en materia con los partidos y, también, fueron anunciándose acuerdos en cascada desde el martes 6, cuando se anuncia el de Drago.

Pero antes, una semana antes, el martes 30 de mayo por la tarde, se produce un primer giro de los acontecimientos: el líder de IU, Alberto Garzón, comunica a Yolanda Díaz su decisión de no repetir como candidato, de dar un paso al lado. Su intención era comunicárselo a la ejecutiva –llamada colegiada– de la organización el viernes por la tarde y la coordinadora federal –máximo órgano entre asambleas– el domingo por la mañana. Sin embargo, la noticia empieza a volar, y elDiario.es la adelanta el viernes 2 de junio por la mañana: el líder de IU, diputado desde 2011, ministro de Consumo, decide no concurrir el 23J. Después de publicarse la noticia y preguntada Yolanda Díaz sobre si consideraba que el paso dado por Garzón deberían seguirlo otras dirigentes, como la secretaria general de Podemos y ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, o la ministra de Igualdad, Irene Montero, Díaz respondió: “Doy las gracias a una mujer que suma, se llama Ada Colau, que ha tomado una decisión. Hoy la ha tomado Alberto Garzón. Esta pregunta hay que formulársela a cada una de las personas”.

Aún no habían salido nombres en la mesa de negociación de Podemos. Pero, a partir de ese día, creció la presión mediática sobre la ministra de Igualdad. Dos días antes, el miércoles 31 de mayo por la tarde, se había reunido la secretaria de Organización de Podemos, Lilith Verstrynge, con Vendrell. Fue una primera toma de contacto, que no terminó bien por la distancia que separaba a ambos negociadores en un momento de máximos por ambas partes: Podemos aspiraba a conservar unos números próximos a los actuales dentro del grupo parlamentario –en torno a la mitad del grupo, de los recursos y la portavocía–, y Sumar respondió con unos números muy alejados de esa propuesta –4 escaños–. No obstante, quedaron en seguir hablando.

En paralelo, se intentaba avanzar con el resto de organizaciones, siendo Compromís uno de los principales escollos. La publicación al principio de las negociaciones de las conclusiones de su ejecutiva con las aspiraciones a crear una coalición propia, copar los primeros y segundos puestos de las tres circunscripciones, más la inclusión del nombre en la candidatura, unido a la reivindicación de autonomía en el grupo y configuración de las listas parecía incompatible con el proceso iniciado. Al final, Compromís cedió el 1 por Alicante y por Castellón, mientras Sumar cedió con el nombre, la denominación.

Pero no sólo Compromís, la negociación con Izquierda Unida, cuyos interlocutores han sido Ismael González, Amanda Meyer y Lola Sánchez, tampoco terminaba de fluir: IU aspiraba a mejorar su posición por Madrid –se le ofrecía un puesto con algo de riesgo, el 7– y a conseguir la cabeza de lista por Asturias, donde había tenido buen resultado el 28M. Pero Sumar se resistía: querían un independiente por Asturias –el ex director general de Salud Pública del Principado de Asturias, Rafael Cofiño–, y la lista de Madrid era complicada porque había que incluir la cuota de Sumar y Más Madrid/Más País, junto con el hueco para Podemos.

Por el camino, el paso al lado de Alberto Garzón abre una pugna en IU por quién debía ser el “referente federal en el Congreso”, si Enrique Santiago, secretario general del PCE y persona muy próxima a Díaz; o Sira Rego, eurodiputada y número dos de IU.

Al final, las negociaciones internas y externas terminaron de despejar la incógnita a partir del miércoles 7 de junio. Primero, Enrique Santiago decide echarse a un lado –después de que la ejecutiva de IUCA ofreciese uno de los tres puestos con opciones a tener escaño por Andalucía al líder del PCE–, con lo que se evita la hipótesis de primarias y la fractura de la organización en plenas negociaciones con Sumar; y, después, las negociaciones con la plataforma de Díaz terminan desembocando en que el puesto de IU por Madrid pasa del 7 al 9, lo cual hace aún más difícil ese escaño, mientras se gana el 3 por Valencia, que podría salir con algo de suerte. En conclusión: Rego renuncia a ir por Madrid y, en paralelo, se intenta buscar acomodo a Santiago por otra circunscripción –IU tiene el 1 por Málaga y Córdoba, así como el 2 por Sevilla, además del 3 por Valencia y el 1 por Tarragona–.

Tanto Compromís como IU no dieron el definitivo hasta el último día, el viernes 9 de junio. “Quiero pedir perdón a la ciudadanía por el ruido causado en este proceso. Nadie merece esto, y desde IU estamos convencidos que se pueden hacer las cosas de otra forma y mucho mejor”, declaró Garzón en ese momento.

La exclusión de Irene Montero

Las negociaciones con Podemos habían empezado “con buen ambiente, con interés por cerrar y hacerlo rápido”, según las fuentes, que reconocen que el partido de Belarra había aparcado desde el principio algunos elementos que antes reivindicaban, como que figurara su nombre en la candidatura, y que reconocían el liderazgo de la campaña a Sumar y a Yolanda Díaz.

Pero, a medida que avanzan las negociaciones, varios partidos fueron expresando sus resistencias a la presencia de Irene Montero en las listas de Sumar. Esas resistencias van creciendo y se hacen más evidentes durante la segunda semana de negociación. El lunes 5 de junio por la noche, Pablo Iglesias afirma en el Ágora de Hora 25 (Cadena SER) que hay “vetos a Podemos en Madrid, Comunitat Valenciana y Catalunya”. Mónica García y Joan Baldoví lo desmienten, si bien Compromís no prevé dejar ningún puesto de salida a Podemos y Más País ha hecho explícito puertas adentro sus resistencias a Irene Montero y su preferencia por no incorporar a Podemos al acuerdo.

En el caso de Catalunya, los comuns, que al final llevarán de 4 por Barcelona a la secretaria de Organización de Podemos, Lilith Verstrynge, acusan a Podemos de haberles dicho que negociaban en paralelo ir a las elecciones con ERC, algo que niega el partido republicano rápidamente.

Era martes, 6 de junio por la mañana, quedaban tres días para cerrar el acuerdo y la tensión comenzaba a ser evidente. Y siguió creciendo al día siguiente: el miércoles 7 fue cuando comenzaron a salir los nombres de candidatos por parte de Podemos, y ahí Sumar verbalizó por primera vez las resistencias a incluir en las listas a Irene Montero: entre el miércoles por la noche y el jueves por la mañana empezaron a publicarse informaciones sobre la exclusión de la ministra de Igualdad como parte de la negociación. “Hay veto a Irene, que vetan a Irene”, comienzan a decir en Podemos.

El miércoles había salido la noticia de que el Tribunal Supremo confirmaba las rebajas de condenas firmes por la ley del 'solo sí es sí', algo que también se coló en las negociaciones: unos lo aprovecharon para redoblar la presión sobre Podemos que, por su parte, reafirmaba su defensa de la ley y de su ministra. MIentras, había formaciones, como IU, que seguía defendiendo la presencia de Montero en las listas, al tiempo que otros preferían marcar distancias con la responsable de un ministerio que ha impulsado, más allá de la ley del sólo sí es sí, la reforma del aborto y la ley trans: argumentaban que la campaña debía desmarcarse de la ley de libertad sexual.

En ese momento la dirección de Podemos decide convocar una consulta. La reunión de la ejecutiva –consejo de coordinación o secretariado– del lunes había sido larga y se había evidenciado la voluntad de confluir con Sumar, en la línea de lo expresado por sus negociadores, Verstrynge y el diputado murciano Javier Sánchez Serna, quien también ha participado: ellos pedían cerrar el acuerdo con más margen, incluso el fin de semana del 3 y 4 de junio, cosa que no se llegó a hacer. Entre otras cosas, porque el puzzle, en realidad, no puede completarse hasta que se coloca la última ficha.

El jueves 8 por la mañana Belarra difunde un vídeo en el que llama a una consulta a los inscritos, de apenas 20 horas de duración, para dejar en manos de la ejecutiva la decisión de aceptar o no el acuerdo posible con Sumar.

Ese día por la tarde, Podemos pide públicamente, ante la perspectiva de quedarse fuera de los puestos de salida en la Comunitat Valenciana, concurrir en solitario por ese territorio y en coalición en el resto de España. La noticia la adelanta elDiario.es, y Sumar descarta la hipótesis. Apenas quedaban 24 para registrar la coalición.

El resultado de la consulta de Podemos se conoce al día siguiente por la mañana, y vence el sí por casi el 93%. Una vez cerrada la fase de votación, Verstrynge se reúne con los negociadores de Sumar con los nombres para los puestos. En esa reunión se hacen algunos ajustes: se pasa de 7 a 8 cabezas de lista, lo que supone la pérdida del escaño para Alianza Verde. Además, se cambia Cádiz –posible plaza por la que competiría Adelante Andalucía– por Granada.

Apenas quedan unas horas para que venza el plazo del registro, y sobrevuela por encima de todos el fantasma del caos andaluz de hace un año. La ejecutiva de Podemos comienza su reunión a las 12.00 de la mañana y, cuando termina, Ione Belarra hace una declaración en la que reafirma su voluntad de firmar la coalición y, al tiempo, pide un acuerdo “justo” y denuncia el “veto” a Irene Montero. Es la primera vez que se verbaliza la exclusión de la ministra de Igualdad como parte de la negociación. El enfado es visible en muchos de los dirigentes de Podemos, que salen en tromba en las redes sociales en apoyo de su dirigente.

Pero Podemos no se cae del acuerdo, mientras se van haciendo públicos los acuerdos con Izquierda Unida y Compromís a escasas horas de la cita para el registro.

A las 18.00 se dan cita todos en el Espacio Larra, en Madrid, donde está el cuartel general de la campaña de Sumar. Uno tras otro van firmando los documentos. La secretaria de Organización de Podemos, Lilith Verstrynge, lo hace en torno a las 19.30. A continuación, cogen todos un taxi para ir a la Junta Electoral Central, en la carrera de San Jerónimo, para registrar la coalición unitaria de la izquierda.

Pero no parece que éste haya sido el fin definitivo de la historia, si bien en Sumar insisten en que todo está cerrado y no se puede reabrir: quedan ocho días para registrar las listas electorales, y la secretaria general de Podemos ha dicho, en una carta a los inscritos que van a insistir en la inclusión de Irene Montero. “Pedimos que se levante el veto, nos amenazaron con dejarnos fuera de la coalición”, ha afirmado. El propio exvicepresidente y exsecretario general de Podemos, Pablo Iglesias, se dirigía a Yolanda Díaz en un artículo publicado este sábado en CTXT: “Está imponiendo su visión sin contemplaciones, confiada quizá en los apoyos mediáticos. Se equivoca al hacerlo. Para ganar el poder en la izquierda no hacía falta golpear así a una figura crucial de la izquierda y del feminismo que ha demostrado algo poco frecuente en política y necesario para la izquierda: valentía. Yolanda aún está a tiempo de rectificar. Ojalá lo haga”.

La semana que arranca este lunes no sólo será en la que se termine de definir si Montero termina entrando o no en las listas de Sumar, también será en la que se pacten las listas al Senado y otros puestos de crecimiento en las circunscripciones, por ejemplo. Será una semana llena de negociaciones y noticias, como el número 2 de Yolanda Díaz por Madrid, por ejemplo.

Pero todo eso ya será otra historia. Y tendrá su intrahistoria.

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