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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

La jueza que investiga la publicación de los correos de Blesa intentó antes blindarlos

La investigación por parte de la jueza Susana Polo de la filtración y consecuente publicación de los correos electrónicos que Miguel Blesa envió desde su dirección corporativa siendo presidente de Caja Madrid no es la primera causa en la que la magistrada decide sobre esos mensajes. Polo ya decretó que los correos afectaban a la intimidad del exbanquero cuando rechazó que la defensa de Elpidio Silva accediera a los mismos, solicitud realizada durante la instrucción de la primera causa que se siguió contra el juez ahora en excedencia.

Este es uno de los motivos por los que la defensa de Elpidio Silva ha recusado a Polo en la causa en la que imputa al líder de Movimiento Red un delito de revelación de secretos. “La recusada ya ha decidido sobre algo esencial respecto del propio delito que en la actualidad pretende investigar: el carácter de documento secreto o privado” de los citados correos, alega en su escrito de recusación Gonzalo Boyé, letrado que ejerce la defensa de Silva en esta causa. La jueza ha rechazado a última hora de esta mañana la recusación y ahora la defensa de Silva tiene tres días para recurrir ante la Sala de lo Civil y lo Penal del Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM)

Elpidio José Silva estaba citado este miércoles a las 9.30 horas para declarar ante Polo, sin que se hubiera resuelto antes la recusación de la jueza. Silva compareció junto a su letrado, que esgrimió un señalamiento anterior en la Audiencia Nacional para que se suspendiera la declaración, como finalmente ocurrió.

Polo ya se vio obligada a apartarse del tribunal que todavía juzga a Silva por prevaricación y otros delitos en relación con la instrucción que realizó del ‘caso Blesa’. Como miembro de la Sala de lo Civil y lo Penal del Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM), Susana Polo resolvió recursos presentados por los abogados de Silva contra las decisiones que adoptaba el instructor, Jesús Gavilán.

Ahora, la defensa de Silva detalla diez resoluciones en las que Polo intervino y que la contaminarían para la presente causa. Dos de ellas, alega Boyé, hacen referencia expresa a los correos de Blesa. El 17 de diciembre de 2013, por ejemplo, Polo firmaba un auto en el que aseguraba que los correos “afectaban a la intimidad del señor Blesa”, al tiempo que negaba que tuvieran carácter profesional o corporativo. Todos los mensajes que publicó eldiario.es gracias a una fuente anónima derivada por el Partido X habían sido enviados por Blesa desde su dirección corporativa en Caja Madrid y todos aludían a decisiones u otras cuestiones relacionadas directamente con la gestión al frente de la entidad.

“Como si fuera imparcial”

Según la defensa de Silva, esto viene a significar: “Primero determino que algo es íntimo y secreto, para luego perseguir, como si fuera imparcial, a quien inopinadamente considero responsable de dicha revelación”. “Si esto no es causa de abstención, entonces desconocemos qué puede serlo”, apostilla el abogado. Silva ordenó requisar los correos del servidor de Bankia en el marco de la investigación de la gestión de Blesa al frente de Caja Madrid, centrada en un crédito de 26 millones a Gerardo Díaz Ferrán cuando el grupo empresarial de éste ya estaba en quiebra. La Audiencia Provincial de Madrid anuló toda la instrucción, incluida la interceptación de los correos de Blesa.

Polo considera, sin embargo, que ella no tiene intéres directo ni indirecto en el pleito, no ha participado anteriormente en la instrucción de la preente causa, tampoco ha resulto el pleito en anterior instancai, ni ha ocupado un cargo público o administrativo en el que haya tenido relación alguna con el objeto del litigio, según informó el TSJM.

La causa, como ya ocurriera con el juicio que se sigue todavía contra Silva, parte de una denuncia de la Fiscalía de Madrid. En el juicio, interrumpido hasta el 7 de julio por la recusación de uno de los miembros del tribunal, Silva se arriesga a ser inhabilitado de por vida. Ahora, el riesgo es entrar en la cárcel. El delito de revelación de secretos está castigado con entre dos y cuatro años de prisión. La defensa de Silva intentará que no se produzca la declaración prevista para hoy, toda vez que no se ha resuelto aún la recusación de Polo.

Además de a Silva, la jueza Polo ha citado como testigos a ocho personas que supuestamente habrían tenido acceso a los correos y que “estudiaron con él su posible utilidad o le ayudaron a publicarlos”. Entre esos ocho testigos hay varios abogados y periodistas.

La publicación de los correos de Blesa permitió conocer a la opinión pública el modo en el que el exbanquero gestionó el dinero público de Caja Madrid. A día de hoy, el íntimo amigo de José María Aznar sigue imputado en la Audiencia Nacional, tanto en el ‘caso Bankia’ como en la pieza separada de las preferentes. Aún está pendiente que la Sección Tercera de la Sala de lo Penal resuelva un recurso de un particular contra la decisión del juez Fernando Andreu de no incorporar los correos electrónicos de Blesa a la investigación del mayor escándalo financiero de la historia de España.

Blesa llegó a decir en el juicio contra Silva que éste había dañado el “prestigio” que tenía. Blesa amenazó el pasado mes de enero a eldiario.es con medidas legales si no retiraba la publicación de un monográfico en papel sobre los correos electrónicos.