Era abril de 2013. Faltaban dos años para que Ada Colau se convirtiera en alcaldesa de Barcelona, y acudía a la comisión de Peticiones del Parlamento Europeo para explicar la crisis hipotecaria en España y pedir que la Eurocámara enviara una misión para investigar el problema de la vivienda.
Entonces, Carlos Iturgaiz era eurodiputado del PP y vicepresidente de aquella comisión. De entrada, Iturgaiz ya cuestionó la introducción que el presidente en aquella legislatura, Willy Meyer, hizo de Colau: “¿Esto lo dice en calidad de presidente de la comisión o de representante de su partido [IU-ICV]? La comparecencia de Colau fue iniciativa de Raül Romeva, eurodiputado en aquel momento de ICV.
Y la tensión no tardó en escalar. Hasta el punto de que Iturgaiz, al hablar de los escraches, djo: “Es acoso, intimidación. Se lo dice una persona, señora Colau, que vive y ha vivido con el acoso y la amenaza. En 1996 yo tuve mi primer escrache en mi casa. ¡En mi casa! Lo denuncié y lo gané en los tribunales. A un ser llamado Koldo Celestino, miembro de la mesa nacional de Herri Batasuna”.
“Ustedes están intentado socializar el dolor de lo que ustedes representan, intentando que ese dolor angustie a otros y sus familiares”, dijo Iturgaiz parafraseando la narrativa de la ETA de entonces.
Colau explicó en el Parlamento Europeo que los ciudadanos eran los que se estaban movilizando por los afectados de la hipoteca y que por ello estaban siendo “criminalizados”. “Está habiendo una gravísima criminalización, se nos llama nazis y terroristas y se nos ponen altísimas multas”, aseguró la hoy alcaldesa de Barcelona.
Estas palabras de la portavoz de la PAH no gustaron a Itugáiz, quien inició un enfrentamiento verbal con Colau. “Se presenta aquí como un lobo con piel de cordero en la Eurocámara y no explica toda la verdad”, dijo Iturgáiz, que ha acusado a la activista de promover los escraches que “se están llevando contra algunos representantes políticos en España”.
“Diga si condena usted o no esos escraches”, ha exigido el eurodiputado conservador a Colau, que ha respondido con un “No tengo que condenar nada”.
Un año después de aquello, tras las elecciones europeas de 2014, Colau recordó en Twitter el incidente de Iturgaiz en el la Eurocámara.