Izquierda Unida celebrará su decimotercera asamblea general el próximo mayo, aunque el proceso hasta el congreso en el que se renovarán los liderazgos tras la salida de Alberto Garzón ya ha comenzado. La dirección de la formación ha aprobado ya los documentos político y organizativo que someterán a votación de la militancia y en esas páginas está reflejada la voluntad de la organización de reafirmarse y de contribuir a la conformación de Sumar como un “frente amplio de partidos” en el que no haya, eso sí, “asimetrías” entre territorios y organizaciones.
Los documentos, a los que ha tenido acceso elDiario.es, recibieron este lunes el visto bueno de la Coordinadora Federal y ahora pasarán a debate en las federaciones y en las agrupaciones locales, que pueden presentar aportaciones. Fuentes de IU explican que la Comisión Coordinadora de la XIII Asamblea agrupará todas las enmiendas para que formen parte de “la última fase de discusión política hasta que culmine el proceso asambleario en mayo”.
Además, cualquier militante de la organización que consiga un 2% de apoyos del censo (estimado en unas 18.000 personas) puede presentar documentos alternativos. La votación del conjunto se podrá hacer de manera online durante una semana y de forma presencial la siguiente, justo antes del 18 y 19 de mayo, fecha en la que se celebrará formalmente la asamblea, tal y como se ratificó también en la última coordinadora. El plazo para presentar las candidaturas para la lista de la nueva dirección cierra el 29 de abril.
Izquierda Unida plantea en sus documentos, bajo el título 'La izquierda que estuvo, está y estará', la necesidad de “reforzar” la organización como principal objetivo estratégico. “Seguimos apostando por el fortalecimiento de los espacios de convergencia, pero somos plenamente conscientes de que la utilidad de estos será directamente proporcional a la fuerza de Izquierda Unida”, advierten. “Autonomía sin aislamiento, refuerzo sin corporativismo”, establecen.
La organización cree que su propio bagaje es un buen punto de partida para la construcción de Sumar a partir de ahora. La coalición que lidera Yolanda Díaz tiene previsto celebrar una asamblea fundacional el 23 de marzo que sentará las bases de una suerte de frente amplio, una plataforma que supere la mera coalición electoral, con estructuras democráticas de decisión y de coordinación entre las fuerzas políticas.
Izquierda Unida quiere que Sumar sea un paso más de lo que ya es la propia IU: una federación de partidos. Y así lo reflejan en sus documentos. Es lo que en el espacio político denominan coloquialmente como matrioshka. Un frente de partidos que a su vez agrupa a otro frente de partidos.
“Creemos que la mejor fórmula para que convivan partidos, organizaciones sociales y personas es la Federación de Partidos donde se regule las relaciones y las competencias de cada actor y de los órganos”, dice el borrador. Ese frente amplio tiene que estar conformado desde el “reconocimiento y asunción de las personalidades jurídicas” que lo conformen, pero creen que ese frente no puede tener en ningún caso la fórmula jurídica del partido político.
Una persona, un voto
Y además, plantean algunas medidas para “avanzar” en la construcción de ese frente. Una de las más importantes, especialmente ahora que Sumar ha entrado en un debate sobre cómo debe ser el despliegue territorial, es que el proceso político se dé “sin asimetrías entre los territorios y las organizaciones”. “Garantizar derechos de participación a las organizaciones y a las personas es también establecer un sistema donde todos y todas sepamos de qué reglas nos dotamos, las cuales deben ser las mismas para todos y todas”, dicen. Y esto solo se puede lograr, añaden, haciendo efectivo el principio de “una persona, un voto”.
Precisamente esta semana Sumar ha vivido ciertas turbulencias internas a raíz del despliegue territorial del proyecto en Madrid, una región en la que la hegemonía de la izquierda la representa Más Madrid. La formación de Mónica García está integrada en la construcción de la plataforma de Yolanda Díaz pero quiere mantener intacta su autonomía política y el liderazgo en la región. Es una situación parecida a la de otros territorios como Catalunya, donde son los comuns los que tienen más fuerza, o en Andalucía, donde la propia Izquierda Unida exhibe más músculo.
Izquierda Unida propone también una fórmula de deliberación y toma de decisiones “democrática”, preferentemente por la vía del consenso, pero dotada de mecanismos adicionales para cuando este no se dé. “Los mecanismos de coordinación deben respetar la autonomía de todas las partes integrantes”, propone el borrador.
“El objetivo no es alcanzar necesariamente una unidad orgánica y/o electoral con todos los actores. Lo primordial es ser capaces de encontrar unos mínimos comunes para generar una agenda política propia y conjunta. Que se perciba por la ciudadanía que hay un espacio diverso con un discurso y unas prioridades compartidas”, expone el documento.
Si no hay un frente amplio...
Si los partidos no alcanzan ese frente amplio y no consiguen trascender la coalición electoral, dice Izquierda Unida, apostarán por “consolidar la coalición a nivel estatal y asentar los mecanismos de coordinación que se han ido construyendo y reforzando la bilateralidad”.
“Si no conseguimos pasar de una coalición, Izquierda Unida no abandona su objetivo de poner en marcha mecanismos de participación popular como asambleas abiertas o primarias para los diferentes procesos electorales”, dicen también.
Y proponen que, si esto termina ocurriendo, ninguno de los actores de la coalición pueda utilizar la marca común contra otros actores de la coalición. Es decir, que si se rompe la unidad, nadie pueda utilizar la marca 'Sumar' para competir contra otro miembro de lo que hasta ahora había sido esa coalición, como podría ocurrir por ejemplo en Euskadi con la marca Elkarrekin Podemos si los de Ione Belarra van con esas siglas para competir con Sumar, donde está Izquierda Unida.
“Izquierda Unida transitó de ser una coalición a una Federación de partidos en un proceso de varios años y en varias Asambleas. Desde esa experiencia de construcción de un movimiento político y social, desde la experiencia de intentar generar la convergencia de organizaciones políticas, sociales y sindicales es como Izquierda Unida aporta a la construcción de un Frente Amplio en España”, recuerda el documento.
Hacia la Tercera República
Izquierda Unida plantea en el documento un análisis político sobre los últimos años tanto a nivel estatal como global. Y refuerza alguna de las tesis que siempre han caracterizado a la formación, el anticapitalismo, el marxismo como herramienta válida para analizar la realidad, las políticas antibelicistas y la necesidad de seguir apostando por el republicanismo como bandera política.
En su documento critican las tesis populistas que encarnó el primer Podemos y que abanderó sobre todo el sector de Íñigo Errejón, que ahora es el portavoz del grupo parlamentario en el que se integra Izquierda Unida. “La estrategia populista que trata de desprenderse de todos los elementos que puedan suponer una rémora ideológica se demostró errónea no solo por cortoplacista, sino por ineficaz”, expone el borrador. “Nunca es, solo, una cuestión de voluntad, como ejemplifican la deriva derechista de Ciudadanos o la deriva izquierdista de Podemos”, añaden.
“Un republicanismo que pretendiera partir de cero sobre la base de significantes «vacíos» y «ganadores» podría tener un relativo recorrido a corto plazo, pero estaría condenado al fracaso porque, incluso en el mejor de los escenarios posibles, podría ser fácilmente neutralizado a través de la integración”, expone Izquierda Unida, que cree que no hay “atajos posibles”.
“El republicanismo debe ser un proyecto profundo e integral de sociedad política que interpele al conjunto de contradicciones y poderes del Estado (siempre desde una lectura amplia del concepto, nunca «instrumentalista») y arraigue en las bases emancipatorias del hilo rojo y tricolor”, cierra.