Las negociaciones entre Podemos e Izquierda Unida para una confluencia electoral en las elecciones del 26 de junio avanzan con discreción y limitando la información que se difunde a los medios. El temor a que, como ya ocurriera antes del 20 de diciembre, las conversaciones descarrilen es palpable pese a que en ambas organizaciones confían en sacar adelante un acuerdo.
Una de las pruebas es que ya se ha dado luz verde a abrir la negociación programática. La secretaria de Programa, Carolina Bescansa, y el de Economía, Nacho Álvarez, representarán a Podemos. Por parte de IU será su responsable de Programa, Marga Ferré, quien participará en las conversaciones.
La fecha tope para cerrar todo será este viernes y los negociadores, Pablo Echenique por parte de Podemos y Adolfo Barrena por parte de IU, ya han solventado varios escollos. Entre ellos, la fórmula jurídica: una coalición electoral. La repercusión para los electores será mínima pero evita que de partida entre en la mesa un asunto importante: la deuda que arrastra IU.
La fórmula jurídica con la que Podemos e IU se presentarán el 26J, si finalmente hay acuerdo, fue uno de los primeros asuntos que se zanjó. Ambas formaciones tenían clara que era la mejor opción. Podemos ya la utilizó para las confluencias en Cataluña, Galicia y País Valenciá y el resultado fue satisfactorio: permite sumar fuerza electoral pero evita cualquier tipo de repercusión de los posibles problemas económicos de una organización a otra.
“Nunca se pueden pagar deudas con subvenciones electorales porque son exclusivamente para gastos electorales”, apuntan a eldiario.es personas conocedoras de los pormenores técnicos de las fórmulas con las que se puede concurrir a unas elecciones. Es decir, la coalición tiene un CIF específico y emite facturas propias dentro de los plazos que marca la legislación.
IU arrastra una deuda histórica millonaria que, aunque ha dejado de aumentar gracias a los sucesivos recortes emprendidos en los últimos años, de momento no se ha reducido. El dinero en materia de subvención electoral que reciba la coalición entre Podemos, IU y el resto de partidos que se sumen, si llega a producirse, irá destinado a sufragar exclusivamente esos gastos.
Una campaña sin préstamos bancarios
Una situación similar se vivió con ICV el 20D, y se repetirá el 26J. El partido ecosocialista catalán tiene también una deuda millonaria con entidades privadas, principalmente bancos. El acuerdo alcanzado en el seno de la confluencia que dio como resultado la candidatura de En Comú Podem permitió una alianza en lo electoral sin que cada una de las partes se contaminara con las demás.
El acuerdo que ahora están negociando Podemos e IU será similar en lo jurídico. Aunque los flecos no están cerrados y hasta que no haya un marco general de entendimiento no se conocerán los detalles, las fuentes consultadas por eldiario.es en ambas formaciones apuntan a que efectivamente el modelo será el de la coalición.
Cada partido mantendrá así sus vías de financiación autónomas. En el caso de IU, las que marca la ley, las cuotas y las aportaciones y donaciones de los cargos electos. En el caso de Podemos, que no tiene cuotas fijas, aportaciones vía crowdfunding.
Precisamente la financiación de la campaña es otro de los elementos que también están pactados casi de antemano. El código ético de Podemos impide al partido pedir préstamos. Y esta sí es una línea roja de verdad para el partido. Todas las confluencias que ha protagonizado de una u otra manera Podemos han tenido que renunciar a los créditos. Y el 26J no será una excepción.