Mario Tronti (Roma, 1931) dibuja la tensión entre historia y política. El filósofo y senador italiano, exdirigente del PCI, es uno de los maestros del movimiento opeario –obrero–, como motor de las transformaciones en el “corto siglo XX de Eric Hobsbawm”, como recuerda el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias. Pero, reconoce Tronti, el momento actual ya no es “el de la fábrica, el del capitalismo industrial, en el que el obrero se sentía clase dirigente. Eso ha cambiado, hay más sociedades en la sociedad”.
Iglesias, quien vivió en Bolonia durante la universidad, “esa Bolonia del PCI” a la que llegó como militante de la UJCE y en la que descubrió la idea de que “el PCI intentó ser partido popular, como a su manera también lo fue la DC”, reconoce que ese es el desafío actual, ante esa sociedad cambiante que describe Monti: “Una fuerza nacional popular, capaz de llegar a diferentes sujetos políticos”.
Iglesias y Tronti han participado este viernes en un coloquio, De Tangentopoli a la trama, en el que se realiza un paralelismo entre la Italia de los 90, golpeada por la corrupción hasta el punto de entrar en crisis el régimen y dar paso de la primera república a la segunda, y la España actual. En aquel salto de regímenes, Italia devoró no sólo la DC, sino también el PCI, y se polarizó entre el berlusconismo y el antiberlusconismo, hasta la situación actual en la que, según reconoce Tronti, “no existe fuerza antagonista de gobierno, simplemente la alternancia en la que participa el PD”.
El Partido Demócrata es la última decantación de la svolta della Bolognina, que acabó con la izquierda a la izquierda del PSI. El propio Tronti impugna, en todo caso, el concepto de izquierda: “Se me queda corto, pequeño, débil, te encasilla. Hay que crear una fuerza política antagonista y de gobierno, que no alternativa. Porque la alternativa se refiere a la alternancia en el gobierno, que no siempre significa transformación, como han demostrado Renzi y el PD”.
En ese sentido, Tronti hace un guiño a Podemos: “Ha sabido ser eso, una fuerza que usa las dos piernas, la de la impugnación y el conflicto, pero también la de la mediación; es combinar revolución con realismo”. ¿Y en Italia? “No hay nada”, reconoce Tronti.
En el debate han estado presentes Marine Le Pen y la segunda vuelta de las elecciones francesas, así como Donald Trump. “Se manosea mucho el término populismo”, reflexiona Tronti, “y en estos casos yo prefiero calificar estos movimientos de antipolítica. En todo caso, al populismo de derechas no se le combate con antipopulismo, sino con populismo de izquierdas”, afirmó ante la sonrisa de Iglesias.
El acto, celebrado en el Congreso, ha sido moderado por la portavoz de Unidos Podemos, Irene Montero, y ha contado con la participación de una fila cero formada por los diputados Raimundo Viejo, Antón Gómez Reino y Marcelo Expósito, además del profesor y fundador de Podemos Juan Carlos Monedero; el editor de New Left Review, Carlos Prieto; la profesora de Filosofía del Derecho María Eugenia Rodríguez Palop; el participante de la Fundación de los Comunes Raúl Sánchez Cedillo y el sociólogo Jorge Moruno.
Pablo Iglesias reconoce Tronti como uno de sus maestros, y también esa fascinación por la historia italiana, por la aspiración del PCI de convertirse en los 70 en una “fuerza popular, nacional popular, aunque no llegara a gobernar el país a pesar de su política de compromiso histórico que llevara a Berlinguer a aceptar incluso la OTAN”. Esa fascinación por la Italia “cuyos jueces blindados por la Constitución desmontaron la tangentopoli” para crear “un nuevo régimen”.
Hasta dónde llega la transformación en ese régimen, insiste Tronti, depende “de la fuerza que se acumule. La política es el arte de la guerra, y cuanto más grande sea el ejército, más victorias consigues. Se trata de saber qué batallas puedes dar, cuándo replegarte...”. Eso sí, tercia Iglesias, “hay que ser más que los malos para tener a dios de nuestra parte”.