Por qué la izquierda logró más escaños el 28A que el 20D a pesar de obtener menos votos
En las elecciones del pasado domingo, el bloque de las izquierdas obtuvo 280.000 votos menos que en las generales de 2015. Sin embargo, obtuvo cuatro escaños más que hace cuatro años y está mucho más cerca de la mayoría absoluta. Los partidos de derechas, por su parte, consiguieron 360.000 votos más que el 20D, y perdieron 16 escaños. ¿Por qué ha sucedido esto? El sistema electoral, el método de reparto de escaños (d'Hondt), la fragmentación de la derecha y y la concentración del voto de izquierda en el PSOE son algunos de los factores que explican los resultados del 28A.
Estas elecciones, el bloque de las izquierdas sumó más de once millones de votos, el 43,6% del total. Unos resultados muy similares a los de las elecciones de diciembre de 2015. Entonces, ¿cómo se explica la variación de escaños en el Congreso de los Diputados?
A diferencia del 20D, el pasado 28A el PSOE logró aglutinar la mayoría del voto de la izquierda: casi siete millones y medio de votos, dos más que el 20D. Dado que el método d'Hondt para la asignación de escaños tiende a beneficiar a la fuerza más votada en cada circunscripción, el voto mayoritario al Partido Socialista se tradujo en 123 escaños, 33 más que hace cuatro años.
Mientras que el bloque de las formaciones de izquierda obtenían el pasado domingo más escaños que en 2016 con menos votos, el de las derechas, formado por PP, Ciudadanos y Vox, perdía escaños habiendo obtenido más votos y prácticamente el mismo porcentaje sobre el total que hace tres años.
La fragmentación del voto de la derecha entre PP, Ciudadanos y Vox, explican el descalabro sin precedentes del Partido Popular. El domingo, los populares pasaron de 137 escaños a 66, menos de la mitad de los que tenían hace tres años. Y es que, si bien la irrupción de la formación de Abascal no ha supuesto menos votos al bloque de las derechas (de hecho, subieron de 10,8 a 11,2 millones de votos), sí lo ha supuesto para el Partido Popular, que obtuvo casi tres millones de sufragios menos que el 20D. “El efecto Vox ha sido devastador”, valoraban fuentes del equipo de Casado tras conocer los resultados del pasado domingo.
La división de la derecha ha provocado que ninguno de los tres partidos consiga más del 20% de los votos. Partido Popular y Ciudadanos obtenían prácticamente el mismo porcentaje de voto (16,7% y 15,9% respectivamente), al tiempo que el PSOE recuperaba el porcentaje de apoyos logrado por Rubalcaba en 2011, cuando ni Ciudadanos ni Podemos se presentaron a las elecciones.
Además, hay que tener en cuenta otro factor: el sistema electoral español establece que cada provincia o circunscripción reparte un determinado número de escaños (un mínimo de dos para asegurar la representatividad, y el resto en función de la población). De este modo, el sistema electoral perjudica a las cuartas y quintas fuerzas y muchos votantes pueden optar por partidos que no obtienen ningún escaño en la provincia.
Pero no todos los partidos tienen el mismo número de votos perdidos. En provincias con menos de cinco escaños, en la práctica, es muy difícil que los partidos que quedan en cuarto o quinto lugar consigan un escaño. Unidas Podemos quedó como cuarta fuerza en la mayoría de las provincias, y Vox como quinta. Por eso, las formaciones de Iglesias y Abascal fueron las más perjudicadas por el sistema electoral y con más votos que no se tradujeron en diputados en las elecciones del 28A.
Otro de los factores que sirven para explicar los buenos resultados de izquierda estas elecciones fue el alto nivel de participación registrado. Y es que los datos históricos de los comicios celebrados en nuestro país muestran que la abstención, en la mayoría de las ocasiones, beneficia a la derecha. El pasado 28A, la mayoría de las provincias que aumentaron su dato de participación con respecto al 26J giraron a la izquierda.
Concretamente, en 36 de la 52 provincias españolas subió el porcentaje de participación y también el porcentaje de voto a formaciones de izquierda. Andalucía y Euskadi fueron fueron las excepciones a esta tendencia: entre las 16 provincias en las que aumentó la abstención y el voto a la derecha se encuentran las ocho andaluzas, Bizkaia y Gipuzkoa. En el caso andaluz, por el alto porcentaje de voto a Vox; en el caso de las provincias vascas, por el aumento de voto al PNV.