Izquierda Unida ya ha comenzado a votar a la persona que liderará la organización a partir del próximo 19 de mayo y que tomará el mando después de los siete años de Alberto Garzón al frente. Tras varios meses de una negociación infructuosa para una candidatura unitaria, en esta asamblea se enfrentan cuatro candidaturas: la ministra de Infancia y Juventud, Sira Rego; el excoordinador andaluz Antonio Maíllo; el coordinador de IU Madrid Álvaro Aguilera y el exdirigente José Antonio García Rubio. De fondo, cuatro ideas dispares de cómo debe ser la relación con Sumar.
Este martes comenzó la votación para la militancia. Del 7 al 9 de mayo, las bases de la organización pueden votar de forma telemática y del 10 al 12 se desplegarán urnas en las sedes de todo el país. Los candidatos celebraron el pasado domingo un debate en el que expusieron sus posturas sobre el futuro de la organización que aspiran a liderar y ya han comenzado una suerte de campaña con encuentros por los territorios.
No obstante, no habrá nada decidido hasta la asamblea federal, el 18 y 19 de mayo. Con la llegada de Alberto Garzón a Izquierda Unida, la organización estableció un sistema de sufragio universal que no existía hasta ese momento: toda la militancia puede votar desde entonces las candidaturas para la dirección. Pero ese modelo no implica la elección directa del nuevo coordinador o coordinadora general; el funcionamiento es similar al que sigue el Congreso para elegir al presidente del Gobierno.
El nuevo líder de IU saldrá de la Coordinadora Federal que quede configurada tras la asamblea. Este órgano está formado por 80 personas que proceden de la votación de esta semana, repartidas de forma proporcional en función del voto a cada candidatura: quien saque un 50% de los apoyos tendrá 40 puestos, quien saque un 10%, se quedará con 8, etc. El ganador de la votación a las bases puede por tanto sacar un 40% de los votos y el segundo llegar a un pacto con el resto de candidatos para salir elegido líder.
A esas 80 personas se suman después los coordinadores de cada una de las 19 federaciones; 40 personas de las federaciones en función del número de afiliados que tenga cada territorio en IU; 3 personas por cada partido o corriente; y 10 personas procedentes de esos partidos en función también del número de afiliados. En su primera reunión, la Coordinadora Federal ya completa debe ratificar al nuevo coordinador.
Es decir, lo que vote la militancia en estos días servirá para configurar la mitad de esa Coordinadora Federal pero también mandará el mensaje a ese órgano de quién es la persona que las bases prefieren para liderar el proyecto. Desde que Garzón implementara este nuevo sistema, nunca hubo demasiadas divergencias entre ambas cosas. En la última asamblea, por ejemplo, el exministro consiguió el 76% de los votos y la coordinadora lo ratificó casi como un mero trámite. Pero, tras su salida, Izquierda Unida se ha sumergido en una pugna de hasta cuatro candidaturas que llena de incógnitas lo que ocurrirá en la asamblea dentro de diez días.
Todo ha cambiado desde que Garzón dejara el partido y la dirección se pusiera el objetivo de consensuar una candidatura unitaria. Tras varios meses de reuniones y la creación de una comisión preparatoria para tejer esa candidatura conjunta, las diferencias políticas o estratégicas se han impuesto sobre esa voluntad inicial.
Aunque Sira Rego intentó la semana pasada lograr un acuerdo in extremis, hacía días que todo el mundo en la organización daba por hecho que habría una competición a cuatro. Parecía claro que García Rubio volvería a presentarse con el objetivo de agrupar a toda la militancia de IU descontenta con la política de pactos seguida por Garzón. Ya lo hizo en la última asamblea, cuando se convirtió en la única oposición al exministro y sacó un 20% de los votos.
Pero en esa pugna por galvanizar el descontento de la organización con esa política de pactos surgió en las últimas semanas la candidatura de Álvaro Aguilera, el coordinador de IU Madrid, que ya había presentado un documento político alternativo al de la dirección. “IU tiene que decidir cómo presentarse a las elecciones. Llevamos mucho tiempo sin poder hacerlo”, sostienen fuentes de esa candidatura anunciada poco después de la negociación de la organización para las elecciones europeas con Sumar, en las que IU ocupará el número cuatro de la lista de la coalición de Yolanda Díaz.
Era menos probable hace unos meses que de la actual ejecutiva (Colegiada Federal) nacieran dos candidaturas rivales: la de Rego, a quien hasta entonces todas las quinielas situaban como la nueva líder; y la de Antonio Maíllo, que surgió como la opción de la federación andaluza (la mayoritaria) y del Partido Comunista de España después de que se enredaran las negociaciones para una candidatura unitaria.
El excoordinador andaluz dio el paso después de que la ministra anunciase en marzo –en medio de las primarias de IU para elegir a su candidato a las europeas— que aspiraba a liderar la organización. Un movimiento que no sentó bien a una parte de la dirección por el momento y por hacerlo en medio de las negociaciones para una lista unitaria. En el entorno de Rego siempre han defendido que su decisión no buscaba interferir en las primarias y tampoco entorpecer las conversaciones.
Aquella decisión supuso sin embargo un parteaguas para las negociaciones de la unidad y la opción de una candidatura alternativa con Maíllo al frente empezó a tomar fuerza en el sector andaluz. El excoordinador andaluz ha defendido desde entonces un modelo de organización más transversal y que dé voz a las “periferias”. “Frente a esa hiperventilación de Madrid reivindico el espacio de parecernos más a lo que es la sociedad, la sociedad española, la sociedad andaluza, sobre todo la sociedad andaluza, es una sociedad tolerante, respetuosa”, dijo en una entrevista en Canal Sur tras confirmar su candidatura.
A la lista del Maíllo se ha sumado buena parte de la federación andaluza y de la dirección del PCE. En esa lista van por ejemplo el secretario general de ese partido, Enrique Santiago, la actual coportavoz Amanda Meyer, las actuales responsables de ecologismo y feminismo de IU, Eva García Sempere y Clara Alonso Jiménez, y dirigentes de Asturias como la coordinadora local de IU en Mieres y número dos del consejero de Derechos Ciudadanos del Gobierno asturiano, Ovidio Zapico, Beatriz González.
Rego mientras tanto ha incorporado a los coordinadores de algunas de las federaciones más importantes después de Andalucía. Lleva en su lista a Rosa Pérez, líder de IU en el País Valencià (el segundo territorio en afiliación); al coordinador de Aragón, Álvaro Sanz, al de Castilla-La Mancha, Pedro Mellado, a la co-coordinadora de Catalunya Nuria Lozano o al líder de Murcia José Luis Álvarez-Castellanos, entre otros.
El debate sobre Sumar
Aunque las sensibilidades que representan Rego y Maíllo comparten el mismo documento político que consensuó la dirección, en los últimos meses han ido surgiendo diferencias sobre todo estratégicas acerca del futuro de la organización y en concreto sobre qué relación creen que debe existir con Sumar a partir de la asamblea. El descontento con la plataforma de Yolanda Díaz es generalizado entre todos los candidatos, pero durante el debate del pasado domingo afloraron matices.
Quien más proclive a mantener la alianza con Sumar fue el excoordinador andaluz que advirtió que sin unidad puede no haber “éxito” pero que sin unidad está garantizado el fracaso. Y Rego, que abrió la puerta a que la relación de la organización con los de Yolanda Díaz sea la de una coalición y no la de una parte de un frente amplio. “No es lo mismo una coalición electoral y trabajar en el marco a la construcción de un espacio político. Lo que nos preocupa a muchos es cómo va a hacer IU para tener más influencia y más autonomía en los espacios de entendimiento”, dijo.
De hecho, la dirección decidió en su última reunión de la Coordinadora Federal suspender la relación con Sumar y no acudir al primer encuentro de la dirección en el que estaba previsto que se integrasen los partidos. Todo después de una negociación para la lista de las europeas de la que todo Izquierda Unida salió muy descontento con Yolanda Díaz.
Quienes más fuerte han apostado por la ruptura de estas relaciones son Aguilera y García Rubio, quien citó a Karl Marx para sostener que la historia “siempre se repite”. “Primero como tragedia”, dijo, para hablar de la relación de IU en Unidas Podemos, y después como “farsa” para calificar el proyecto de Sumar.
Tanto el coordinador o coordinadora que salga elegido de la asamblea como los documentos que se aprueben, con las enmiendas que ya circulan y de las que hay poca información, que podrían cambiar el sentido total de las ponencias en algunos sentidos, marcarán el futuro de la relación de Izquierda Unida con Sumar. La organización que hasta ahora lideraba Alberto Garzón había sido uno de los principales puntales de Yolanda Díaz para construir su proyecto político. Ahora, de nuevo, todo está en suspenso.