Desde sus inicios en política en los años 80 como teniente de alcalde en el ayuntamiento de Sevilla, Javier Arenas ha sobrevivido a todo. Vicepresidente, tres veces ministro, secretario general del PP, diputado autonómico y nacional, casi presidente de la Junta de Andalucía y ahora, senador. Pero dentro del PP es mucho más que eso. A pesar de que su cargo orgánico está en el tercer escalón del organigrama, Arenas lo sabe todo dentro de su partido y se declara “a disposición de Mariano Rajoy”.
Qué significa eso en cuanto a aspiraciones, es una duda. Algún compañero desliza que se irá y que Rajoy le buscará un puesto mejor para retirarse. Miembros de su entorno lo niegan y dicen que quiere seguir. Estos días lo negocia con Rajoy. Para confirmarlo habrá que esperar al congreso que el PP celebra el próximo fin de semana. Si Arenas logra un retiro mejor con el que compatibilizar su escaño en el Senado no está claro. Como es habitual, sólo Rajoy tiene la respuesta. Lo que todos los consultados coinciden en que seguirá estando “en la sombra”.
“Se quedará en Madrid. ¿Qué va a hacer en Andalucía? ¿Ser un vicepresidente más de una organización regional del partido? No tiene lógica, es muy forzado. Incluso aunque deje de tener responsabilidades en el partido ahora es secretario general del grupo Popular en el Senado. Acabará la legislatura en ese puesto”, comenta un cargo del PP andaluz.
Lo cierto es que el actual presidente del PP de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla, ha tratado de desvincularse de la sombra de Arenas desde que llegó a este cargo en 2014. Pocas cosas se movían en el PP andaluz sin el visto bueno de Arenas, pero tras cuatro elecciones autonómicas sin conseguir el sillón de la Junta de Andalucía y su posible vinculación con algunos de los brazos del caso Gürtel han terminado por terminar con mucha de la ascendencia que tuvo el eterno candidato al palacio de San Telmo.
A sus 59 años, Arenas se rió con ganas cuando los periodistas le hicieron notar que su fecha de nacimiento no acababa de encajar en la expresión “jóvenes vicesecretarios” con la que bautizaba a los demás. Acababa de caer Carlos Floriano como vicesecretario general de organización y portavoz del partido. El escudero fiel de María Dolores de Cospedal había sido relegado al grupo parlamentario
La caótica imagen y comunicación del PP requería de caras nuevas y con ese cometido llegaron Fernando Martínez-Maillo, Pablo Casado, Javier Maroto y Andrea Levy. Pero Arenas mantuvo su puesto de vicesecretario general al frente de la política autonómica y municipal y, como tal, coordina una de las ponencias del próximo congreso: la de economía y administración territorial.
El negociador con Bárcenas
Haber sido vicepresidente de José María Aznar y amigo de Mariano Rajoy no es contradictorio con las habilidades de Arenas. Tampoco, el hecho de ser amigo de Luis Bárcenas, haber negociado su “finiquito en diferido en forma de simulación” en una reunión con el extesorero y Rajoy y quedarse en la sombra mientras Cospedal salía ante los focos a justificar lo injustificable.
Es el único de los vicesecretarios que no da ruedas de prensa en Madrid. Siempre afable, no rehúye a los periodistas. Pero él es más de corrillos discretos en los pasillos del Senado que de contestar a preguntas y mojarse en público. Escurrirse con una broma o hacer una declaración inocua, es su especialidad.
En el PP se cruzan apuestas estos días sobre si sobrevivirá como miembro del comité de dirección o se quedará fuera de la cúpula, pero dentro del nuevo comité ejecutivo conservador que Rajoy hará público el próximo sábado. Otro prefieren ver los rumores de su salida en el entorno de sus enemigos eternos dentro del partido.
“Es amigo personal de Mariano Rajoy desde hace 30 años. No necesita a nadie que le busque una salida pero si es así, lo saben Rajoy, él y nadie más. Pero lo que está claro es que el presidente no va hacer nada que le perjudique”, sentencia una fuente del PP.