“A la política viene el que no vale para otra cosa o el que viene a forrarse”

Entrevistar a José María García (Madrid, 1943) no resulta fácil: es un hombre que despierta filias y fobias, y el entrevistador ha transitado ida y vuelta por ambas varias veces. Devoré el libro Buenas noches y saludos cordiales (Roca Editorial) del periodista Vicente Ferrer Molina porque es, de alguna manera, el retrato de la época que me tocó vivir: una España que salía de la dictadura y exploraba la democracia.

El entrevistador se enfrenta a otra dificultad: García fuma puros sin descanso y si no puede mantener uno encendido se corre el riesgo de que la entrevista sea corta. Después de tantos temores, tras encontrar un lugar sin público al que humear, mantuvo apagado su puro casi todo el tiempo. Admite que la enfermedad, el cáncer, le modificó la forma de ver la vida. Reconoce errores y presume de reconciliaciones, algunas tan sonadas como la de José Ramón de la Morena, con quien se las tuvo tiesas en un cruce de insultos y descalificaciones que duró años.

Pese a su amabilidad no ha cambiado en lo esencial: reparte estopa a diestra y siniestra acudiendo con frecuencia a sus palabras de referencia, con las que creó un universo propio y la complicidad con sus oyentes: correveidiles, chiquilicuatres, abrazafarolas, chupópteros. Su voz es inconfundible.

En los tiempos de Radio España, en sus comienzos, el fundador de la editorial Planeta, José Manuel Lara, le recomendó cambiarse el apellido porque con García solo no iba a llegar a nada. Se equivocó: aún hoy, después de 13 años alejado del micrófono, si dices, “voy a ver a García”, la gente sabe a quién te refieres. Más allá de sus formas, lo que nadie le puede discutir es que revolucionó la forma de hacer y decir en la radio deportiva.

¿Se arrepiente de algún exceso, algún enfrentamiento, alguna enemistad?

Me arrepiento de varios. No he hecho daño intencionadamente a nadie, pero en la crítica siempre hay algún damnificado. Llamar a alguien abrazafarolas está al alcance de cualquiera, pero lo que no está al alcance de cualquiera son los dos años de investigación que hay detrás para poder decirlo. Los periodistas que nos creemos el culo del mundo no tenemos ningún poder. Estuve diez años llamándole Pablo, Pablito, Pablete a Pablo Porta [presidente de Federación Española de Fútbol] por sus desmanes. Cada vez que salía de su casa, los chicos del colegio de enfrente le gritaban “Pablo, Pablito, Pablete”, pero seguía en el cargo de presidente. Hasta que llegó un ministro de Cultura y Deporte [Javier Solana] que se lo cargó con un Real Decreto injusto, chapucero y mezquino.

Me llama la atención esta frase, que es suya: “Mi gran obsesión ha sido llegar el primero, la vida es otra cosa”.

Sí, estaba equivocado: mantenía una lucha titánica y exigía a mis colaboradores. Una cosa es la exclusiva, que hay que perseguir, el scoop por encima de todo si eres periodista de raza y de sangre -que ahora ya no hay, o es la excepción que confirma la regla- y otra la obsesión por entrevistar el primero. ¡Coño! Estaba absolutamente equivocado: ¡qué más da ser el primero o el segundo! Lo importante es ser el que le hace la mejor entrevista, el que consigue sacar al entrevistado lo que no le ha dicho a los demás. De todas formas, mi vida cambia radicalmente en 2005 con el cáncer. Me había retirado en 2002 porque tuve la mala suerte de que se cruzara en mi camino el mayor dictador que he conocido después de Franco: un prepotente, un pobre hombre.

¿Aznar?

Sí, José María Aznar. Me retiro en 2002 y en 2005 me dicen que tengo cáncer, un linfoma. Empezaron la lucha conmigo algunos que se han quedado en el camino, como Paquito Fernández Ochoa. Soy un superviviente, un privilegiado. A partir del 2006, cuando estoy más o menos curado, empiezo a ver siempre el vaso medio lleno. Hace unos dos años me llamó José Ramón de la Morena [director de El Larguero]. ¡Las guerras que he tenido con él! Me dice: “¿Comemos?”. Respondo: “Mañana mismo”. Ahora tengo una buena relación con De la Morena y nos damos cuenta de los errores que hemos cometido los dos. Hace unos días se cumplieron 15 años de la muerte de Antonio Asensio. Le hicieron un funeral en la iglesia vieja de La Moraleja. El cura, un tío joven, empezó así: “Como decía Di Stefano, cortita y al pie”. Eran las 19.30 y a las 20 había fútbol, es decir, vamos a despachar esto rápido. Luego, en la homilía dijo algo que me gustó. Al final fui a hablar con él y le dije: “Me voy a apropiar de tu frase pero sin pagar derechos de autor”. La frase decía “tal y como está la vida hay que sumar amores, restar rencores y dividir rencillas”. Precioso.

En el tanatorio, tras la muerte de Jesús Hermida, dijo: “Vengo a despedir al amigo, no al maestro de periodistas que nunca fue; ni ha practicado el oficio ni le gustaba”. ¿Nunca se muerde la lengua?

No. Me acaba de pasar lo mismo con Cruyff. Me molesta muchísimo que en vida saquemos los defectos de una persona y cuando se muere es el mejor. Medio Barcelona -compañeros, entrenadores, etc.- me lo pusieron a parir en su día: pesetero, interesado… Se muere y es Dios. He querido a Hermida, fui un entrañable amigo de Hermida, pero le conocía.

Acabó en deportes por casualidad.

Hice deporte por accidente. No me gustaba ni practicarlo. Realicé una primera entrevista en las Cortes españolas [Congreso de los Diputados], que es el recinto que acoge más vagos por metro cuadrado, antes y ahora, a un tipo del tercio de cabezas de familia al que Galerías Preciados le había pagado su candidatura. Estoy hablando de los años... El caso es que había cambiado a su santa de 40 por dos de 20, lo cual puede estar bien pero no era el ejemplo. Le hice una entrevista de 17 preguntas que apareció publicada al día siguiente en el diario ‘Pueblo’. El que respondía era un genio; el que preguntaba, o sea, yo, un gilipollas. La censura se había comido la entrevista. La peor de las censuras que es la autocensura. Dije, primera y última.

Hablé con Jesús de la Serna, que me dijo: “El periodismo que quieres hacer tiene que ser municipal (porque entonces los alcaldes ya eran leña al mono) o deportes”. El Ayuntamiento era un poco aburrido, por eso elegí deportes. Cuando fui a los Juegos Olímpicos de México con ‘Pueblo’ [en 1968], me di cuenta enseguida de que la historia estaba en las protestas de los estudiantes contra el PRI, por lo que la Olimpiada pasó a un segundo plano.

Estuvo en la plaza de las Tres Culturas en la noche de la matanza de los estudiantes.

Sí. A unos Juegos van hoy 12.000 periodistas; entonces iban 3.000, pero también era el epicentro mundial. Los estudiantes se dieron cuenta de esto. Me entero y llamo a Emilio Romero, que ha sido un superdirector, y le digo: “No voy a la Villa Olímpica, me quedo en el hotel María Isabel porque esto va a estallar”. Ahí conocí a Oriana Fallaci, que después resultó herida. Conseguí tres o cuatro exclusivas mundiales porque la agencia EFE retrasaba las comunicaciones 15 minutos. Luego estuvieron la noche del 23F y las huelgas de Iberia. He sido informador deportivo durante 40 años por accidente. Claro puedes decirme, por accidente no, porque si te sale de los cojones estás dos años y te vas. ¿Dónde era rentable a las empresas? En el deporte. Si lo dejo y paso a otra cosa podía ser rentable o podía darme una hostia.

¿Cómo cree que le recordarán? ¿Como maestro de periodistas?

Cuando voy ahora a una redacción siento el cariño, el respeto; se levantan, hola maestro, y yo les digo que no me considero maestro. Es verdad que he innovado, toda mi vida he luchado por la innovación. Pero si veo lo que están haciendo los chicos que se han quedado, tengo que decirles que he sido un desastre como maestro.

Usted era un reportero cabrón.

Sí.

De los que hacían putadas para conseguir la exclusiva.

Sí, sí, sí.

Putadas a sus propios compañeros. No daba un teléfono a nadie...

Absolutamente cabrón.

Unos periodistas investigan bien y escriben mal; otros escriben bien pero investigan mal.

Sí, es verdad. Un día Emilio Romero decidió poner a Hermida, que era muy joven, en la última página de ‘Pueblo’. Se llamaba Match Hermida. A los 15 días se dio cuenta de que no funcionaba porque Hermida no veía ni una noticia. Estaba Manolo Alcalá, que era… La idea genial de Emilio fue poner a Alcalá a buscar las noticias para que se las contara a Hermida, y este las escribiera. Cuando digo que Hermida no era periodista, no lo digo gratuitamente.

En el libro se cuenta que una vez entró en el despacho de Pedro J. Ramírez y dijo: “Tú siempre me has apoyado pero nunca me has querido”. ¿Necesita tanto sentirse querido?

Para mí es fundamental. No puedo trabajar si no siento cariño a mi lado, si no trabajo en equipo, si no hay unión. En 2002 monto el invento mediático de Telefónica con Juan Villalonga, luego Aznar me dice que no firme con Villalonga que lo tiene que echar, y le digo: “Yo voy a firmar con Telefónica, no con Villalonga”. Fracasé estrepitosamente por una sencilla razón: intenté que todos los medios de Telefónica, que eran Vía Digital, Onda Cero y Antena 3, se pusieran la camiseta de Telefónica. Cuando había una rueda de prensa, el cámara de Vía Digital no sacaba el micrófono de Onda Cero, sacaba el de la SER o la COPE. ¿Por qué? Porque estaba jodido porque veía que el otro ganaba más. Este país es así.

Varios de sus excolaboradores aseguran que era muy duro con sus equipos.

Muy duro pero...

Muy exigente y no aceptaba la más mínima discrepancia.

Porque mis chicos ganaban el triple que cualquier otro reportero.

Cuando era reportero en Pueblo no hacía caso a sus jefes, se saltaba las órdenes.

Pero no, no... A mis jefes les hacía caso.

Con Miguel Ors tuvo sus más y sus menos y era su jefe.

Miguel Ors es ahora un superseñor. Se ha portado de maravilla, pero en aquel momento yo veía que el periodismo era otra cosa.

Pero acababa de entrar en Pueblo.

Pero que es que el periodismo era otra cosa. Veía a otro redactor, no digo el nombre pero ya se ha muerto, que no hacía periodismo, hacía relaciones públicas. Acababa de llegar y todos éramos reporteros de calle. La primera incongruencia que vi en Pueblo fue el nombramiento de Juan Luis Cebrián como redactor jefe. ¿Por qué? ¿Porque su papá estaba en la novena planta y era jefe del sindicato vertical? Pero ¡qué cojones! Si este tío no sabe hacer ni la o con un canuto. Un día me enfrenté abiertamente: vamos a ver, coño, ¿cómo puedes decir algo si no has hecho un reportaje en tu puta vida? Eso no es ser rebelde, eso es ser lógico.

¿Le ha gustado el libro que ha escrito Vicente Ferrer Molina sobre usted?

No.

¿Miente, cuenta algo que no sea cierto?

No. El libro empieza con un prólogo de Pedro J. excesivamente elogioso. Pedro J., un tipo absolutamente amoral, es para mí el mejor periodista. Desde que muere Jesús de Polanco hay dos empresarios: Cebrián y Pedro J. Ramírez. Cebrián es un mediocre periodista y un desastre como empresario. Pedro J. es un grandísimo periodista, el mejor posiblemente de los últimos 25 años, y un desastre como empresario. El País, bueno Prisa, ha llegado a deber más de 3.500 millones de euros. Unidad Editorial, más de 1.500. Siempre he tenido esa lucha con Pedro J. Un día me pidieron un favor: querían relanzar… Él me dijo en directo que era su amigo. Le respondí, “Pedro, tú no eres amigo mío. El único amigo que tiene Pedro es J. Y el único amigo que tiene J. es Pedro. Eres amoral, no quieres a la gente, solo te quieres a ti mismo”.

Su cuñado Alfredo Fraile dice que usted no defendía la verdad, sino su verdad. En el libro afirma que ha creído estar en posesión de la verdad en más ocasiones de las que debía.

Es posible, pero nunca he creído que alguien esté en posesión de la verdad absoluta. Lo que defendía era mi verdad, algunas veces equivocadamente. Uno de los grandes genios que he conocido en el mundo del deporte se llamaba Luis Aragonés. Tenía una frase mágica: “El penalti solo lo falla el que lo tira”. Aquí, lo mismo: si no haces nada, no te equivocas. Es muy raro que [Mariano] Rajoy, que es el eterno equivocado, se equivoque porque no hace nada.

La verdad es algo demasiado pomposo.

La verdad es muy difícil. ¿Quién está en poder de la verdad absoluta? Yo soy católico y tú eres ateo, ¿quién está en poder de la verdad absoluta? Para ti, tú; para mí, yo.

Me ha dado alegría descubrir que es del Real Madrid.

Sí, lo soy.

Pues lo disimuló; le arreaba bien y no solo a los presidentes, también a los jugadores.

Ese es el mérito durante 40 años. A mí me han quemado en el estadio Bernabéu [un muñeco que imitaba a García]. Me llevé un disgusto porque estaba mi hijo que con 20 años se fue llorando del campo. Tengo la satisfacción de que vinieron a decirme que el presidente había pagado a los Ultrasur un millón de pesetas. En el Nou Camp me declararon persona non grata. Han metido lecheras [los coches de la policía se llamaban así porque eran blancos] en el centro del campo para sacarme. El día que escribí mi primera línea en el diario ‘Pueblo’ dejé de ser socio. Podría recuperarlo, pero no me gusta cómo están llevando al Real Madrid.

Ha llegado a calificar a Florentino Pérez de peligro para la sociedad.

El otro día murió un tipo que era mi hermano, Pedro de Felipe [ex defensa central del Real Madrid]. Estuve con él diez meses. Le llevaba a la clínica Cemtro a hacer la rehabilitación. Era para engañarle porque estaba sentenciado: tenía un tumor que le oprimía la médula. Primero fue perdiendo la elasticidad y terminó en silla de ruedas. Se fue sin saber que se moría. Sus hijos, que se han portado de maravilla, lo ingresaron en La Paz. Fui a verle antes de ir Granada por unos asuntos. Pirri, que iba todos los días a verle, me había dicho el día anterior, “no te puedes imaginar el bajón que ha dado, está hundido”. No me atreví a entrar. Me fui sin despedirme. Me contaron que el día que muere estuvo Florentino una hora y media al pie de su cama, con su mano cogida. Me llamó Julio Iglesias para que hablara con los hijos porque se quería encargar de los gastos del entierro. Cuando se lo comenté a Jorge, su hijo, me dijo: “Ha estado aquí Florentino y lo paga todo el Real Madrid”.

¿Fue Florentino al entierro de De Felipe?

Sí, y el expresidente del Barcelona Joan Laporta. Al terminar me acerqué a Florentino, que hace 15 años que no hablo con él, y le dije: “No estoy de acuerdo en cómo llevas el Madrid pero jamás vas a escuchar una crítica porque me has dado una hermosísima lección. Por lo menos tienes corazón”.

Siempre le han acusado de condicionar su discurso según la amistad o la cercanía.

Es posible. La familia te la da Dios, al menos a los católicos; los amigos, los eliges tú. Si un amigo atropella a una viejecita, lo primero que pregunto es ¿qué ha hecho la viejecita? Muchísimos amigos se han quedado en el camino porque no han sabido entender que llega un momento en el que tienes que hacer la crítica. Es verdad que con otros amigos pierdes la objetividad si ves que son honestos. Con el que no he podido, sea amigo o enemigo, es con el vago, el deshonesto y el mentiroso. ¿Que me he equivocado? Un millón de veces. ¿Que he defendido a gente que no tenía que haber defendido? Es posible.

¿Villar?

Ángel María Villar es presidente de la Real Federación Española de Fútbol. El primer error de bulto es que no se puede estar 28 años seguidos en el mismo cargo. El presidente de EEUU tiene limitados los mandatos a ocho años, un tiempo prudencial. Este tío lleva 28. Fíjate lo que ha aparecido en la FIFA y en la UEFA y al presidente de la Federación Española, que es vicepresidente de la FIFA y vicepresidente de la UEFA, no le han podido coger absolutamente en nada. No es el más listo de la clase. Dice ‘fúrbol’ y no fútbol. Es abogado por Deusto y yo me río y le digo: “A ti te dieron el título porque eras el capitán del Athletic de Bilbao”. No es el más listo de la clase, pero es el tipo más honesto que he conocido desde que soy periodista. Pues la gente cree que le defiendo porque dicen que le hice presidente, lo que es falso; otros porque es amigo.

Pablo Porta era mi amigo cuando era el vicepresidente de la Federación y fue un excelente vicepresidente. Cambió en la presidencia. En el Mundial de Argentina descubrí que había montado el Porta C.F.; la Federación era él. Cuando venía a Madrid tres días por semana, porque vivía en Barcelona, se hospedaba en el Palace y como no le gustaba el desayuno mandaba al chófer a San Ginés a comprarle churros. Entonces Pablo pasó a ser Pablo, Pablito, Pablete. No defiendo a Villar porque sea mi amigo, sino porque defiendo la honestidad y la laboriosidad.

Ha ganado mucho dinero, también ha hecho ganar mucho dinero a las empresas en las que ha trabajado. ¿Paga sus impuestos?

Religiosamente.

Cuando murió Franco había una esperanza de cambio. ¿Qué es lo que ha fallado?

Este país tiene los mejores ciudadanos del mundo con diferencia. Hemos sobrevivido pese a la retahíla de presidentes y políticos que hemos tenido. Eso demuestra la grandeza de sus ciudadanos. ¿Qué tiene de malo este país? Que nuestros políticos son de tercera división. Un presidente del Gobierno no puede ganar 80.000 euros al año cuando su dedo bobalicón nombra a presidentes de grandes empresas que ganan 1.250.000 euros al año. ¿Qué es más importante, esa empresa o una empresa llamada España con 47 millones de habitantes?

Recuerdo mi primer incidente con Aznar, no incidente, aviso de incidente. Era el cumpleaños de Juan Abelló. En un rincón del jardín, Aznar me dice: “Este país no puede funcionar: ganas 10 veces más que yo”. Le respondo: “Estás equivocado, presidente; si es verdad lo que dicen que ganas, gano 50 veces más, pero estoy en una empresa privada y mis honorarios están en función de mi producción. El problema no es lo que yo gane, lo que a mí me parece demencial es que tú ganes lo que ganas”.

El otro día leíamos lo de Ignacio Galán [presidente de Iberdrola], más de 11 millones de euros con bonos y demás cuando hay gente que no puede pagar la luz. Ese es el problema. ¿Quién viene a la política en España? Salvo contadísimas excepciones que son aquellos que tienen su vida resuelta y quieren estar para ayudar, que son los menos. ¿Quién viene a ganar 80.000 si hoy un consejero delegado de cualquier empresa mediana gana 300.000? Tienes el caso de Esperanza Aguirre. Cuando deja la comunidad la contrata una empresa de cazatalentos, que tenía una vista de cojones porque todos los que han trabajado con ella están en la cárcel o se les espera. En lugar de una empresa de cazatalentos sería una empresa de cazachorizos. Pues le pagaban 330.000 euros al año.

¿Quién viene a la política? El que no vale para otra cosa o el que viene a forrarse porque una firma suya, a lo mejor, vale mucho dinero. Somos de tercera división porque la justicia está politizada. La justicia funciona abajo: robas un bocata, o la madre que encontró una tarjeta y compró yogures al niño y ropita y nada más, a la trena; pero ¿y arriba? Un país sin justicia libre y sin pluralidad en la comunicación no es democrático.

¿Hemos fallado nosotros?

Han fallado los políticos. En todo el mundo hay corruptos, pero hay países en los que si un político hace una pequeña piragua, cae. En Alemania, Inglaterra o Suecia hay corruptos, pero los no corruptos no protegen al corrupto, lo denuncian. Aquí, los no corruptos, si es que queda alguno, tapan al corrupto. ¿Hay una prueba más grave el SMS de Rajoy: Luis, se fuerte? Y sigue siendo presidente del Gobierno.

Ha sido amigo del rey Juan Carlos. Se queja en el libro de que ahora pasa de usted porque ya no tiene micrófono.

No he sido amigo del rey. El rey no debe tener amigos, pero sí he tenido una muy buena relación con Don Juan Carlos. Creo que me he portado muy bien con él. Salvo dos veces que me lo he encontrado, en las que estuvo cariñosísimo, no he tenido nunca una llamada. Solo hay que husmear en la historia para saber que una de las grandes condiciones que dibujan a los Borbones es su nulo sentido del agradecimiento.

El rey estuvo protegido durante la Transición. Todos sabían que tenía aventuras, negocios y, de repente, fue matar al elefante y todo cambió.

Somos un país de anécdotas. A un rey hay que respetarle y exigirle. Aquí se le ha respetado poco, no se le ha exigido nada y se le ha abrazado constantemente. Lo que me ha sorprendido mucho es que una publicación de prestigio mundial, Forbes, haya publicado con reiteración que el rey emérito era una de las mayores fortunas del mundo, que calculaban 1.800 millones, y nadie lo desmienta.

¿Cómo ve al hijo, Felipe VI?

El hijo es diferente, tiene una buena formación. Pero partimos de un hecho: la monarquía es un sistema obsoleto. Nadie puede ser rey por herencia. Pero si eso se institucionaliza, el rey o sus descendientes tienen que someterse a una serie de condiciones. Tienen privilegios, pero también obligaciones. Es rey porque es el hijo de Juan Carlos, es su único mérito. Ha salido listo, aplicado, guapo y alto, pero podría haber sido lo contrario. Hay bastantes ejemplos de reyes tontos.

Ya es casualidad que la hermana de Juan Carlos, Pilar de Borbón, haya tenido una empresa offshore coincidiendo con su reinado.

La familia real, que tiene el privilegio de ser real por herencia, debe esmerarse. Si alguien no puede tener una sociedad es la hermana del rey. Y más cuando se da de alta y cuando se da de baja.

He leído que le gustó el 15-M.

Me encantó. Toda mi vida he luchado contra molinos de viento. Me gustó su rebeldía: unos jóvenes que llegan, y dicen: aquí nos han estado tomando el pelo entre el PP y el PSOE. Esto se ha acabado. Me encanta, pero luego empiezas a analizar el contenido y el continente de sus manifestaciones y la rebeldía deja paso a la utopía. Y, claro, no se puede gobernar con utopía.

¿Cómo ve que Pedro J. insista en que las cosas no están claras en los atentados del 11M, todo por no reconocer que se equivocó con ETA?

Es verdad que fue una jornada complicada. Ahí hay una víctima, que pecó de obediencia, tal vez ciega: Ángel Acebes. Un portavoz tiene que tener más de 60 años, porque tiene que ser una estación término. Salen quemados, abrasados, dejas de ser persona; un tío tan joven como Miguel Ángel Rodríguez salió noqueado. Muchas veces en vez de portavoz tienes que ser portacoz. Hombre, sí nos gustaría, creo que a todos, saber realmente quién tuvo la culpa porque a los muertos no les puedes devolver la vida. Lo único que creo fervientemente es que al pobre tío que le cayeron 4.000 o no sé cuántos años de cárcel, era uno que pasaba por allí.

Era lógico que en el primer instante se pensara en ETA, pero desde las primeras horas quedó claro que era un atentado islamista.

No tengo suficientes elementos de juicio para... A mí no me gusta hacer el gallego y que no se sepa si subo la escalera o la bajo o creas que me escapo, pero es que no tengo suficientes elementos de juicio. Sé que hubo errores muy graves, por ejemplo el error de la SER con las mochilas famosas. El responsable de ese error es ahora el padrino de Podemos. Está en una cadena de televisión que lo hace de maravilla, no él, sino la cadena. Él, televisivamente, es nulo. Me refiero a Antonio García Ferreras. La cadena lo hace muy bien, la audiencia no se la regala nadie. Se la han ganado, pero claro, esa fue una concesión gratuita de un Gobierno.

¿Le hubiera hecho una entrevista a Otegi?

Yo no.

¿Por qué?

Pues porque no, perdóname.

Como periodista.

Le hubiese hecho una entrevista, no una felación. Y estoy hablando de Jordi Évole, un tío al que admiro, quiero y respeto. La entrevista de Otegi no fue una entrevista, fue una felación, con lo grave que es, con lo que significa y representa Otegi.

¿Va a cambiar algo la repetición de las elecciones?

Es muy difícil opinar. O me equivoco mucho, o poco o nada va a cambiar. Aún así ahora hay algo importante. Ya está certificado el acuerdo Izquierda Unida-Podemos. Eso significa, en el peor de los casos, un millón más de votos. La situación dramática, al margen de la del PP que es grave desde el primer momento, es la del PSOE. Si se une a Podemos e Izquierda Unida, certifican la gobernabilidad de la anarquía. Si el PSOE se pasa con el PP, desaparece porque habrá perdido totalmente la izquierda.

Hay quien vaticina un escenario como el de la serie danesa Borgen: PSOE y PP no podrán imponer sus candidatos en una gran coalición y acabará Albert Rivera de presidente. Borgen

Sería el menor de los males. Me encanta Rivera. En los últimos tiempos le veo dubitativo. Es verdad que acaba de empezar, pero no creo que tenga la gente preparada que necesita para llevar esto adelante. Alguien dice que ya aprenderán, pero no, coño, a los sitios hay que llegar aprendidos. Hay materias en las que los veo absolutamente muy verdes.

¿Cómo ve a Manuela Carmena?

Tengo un tremendo respeto por Carmena; ha sido una luchadora y una jueza independiente. Carmena debe su puesto a la mujer más torpe, orgullosa, mentirosa y menos presentable de este país: Esperanza Aguirre. Es Esperanza quien la hace alcaldesa. No he hablado con ella, pero creo que Carmena se ha equivocado. A los pocos días reconoció que le venía grande, no por la edad, sino porque está rodeada de hooligans, como la chica que entró en la iglesia desnuda [Rita Maestre]; o lo de cambiar las calles. ¿Para qué tienes que cambiar las calles?

¿Qué haría con las personas que están enterradas en fosas comunes o en las cunetas?

Déjalas descansar.

¿Y si la familia quiere que se le saque?

Lo mejor es dejarlos descansar. En este momento tan grave hay medios que se han escorado muy a la derecha, que están todo el día queriendo rescatar la Guerra Civil, como los que están muy a la izquierda. Ahora hace falta sumar, sumar y sumar, no restar. Solo hay una cosa a la que no se le puede dar un segundo de tregua: la corrupción y a los corruptos. El otro día intentaron darme una lección. Hablé con el hijo de un importante empresario que es uno de los grandes donantes del PP; le dije: “¿Te das cuenta de que una empresa gigantesca como la vuestra está ayudando a la corrupción, facilitando que estos corruptos se forren?” Y él responde: “Una empresa como la nuestra tiene que hacer obra pública y si tú no pasas por caja no haces un metro”. ¿No es triste?

El único símbolo nacional aceptado ha sido la selección de fútbol cuando ganó el Mundial.

Es que éste es un país tan raro. Estados Unidos tiene 50 estados y una sola bandera; cuando suena el himno, todos de pie, con devoción. Aquí se ha permitido pitar, ensuciar, arañar, agredir al himno español. Salvo en el Mundial, si veías a un tío con la bandera significaba que era un facha. Sucede también en la canción. Aquí hemos tenido a dos monstruos mundiales: Julio Iglesias y Raphael. Francia tiene a Charles Aznavour. Aznavour sigue siendo un Dios. Italia tiene a Buffon; España, a Casillas. Casillas ha ganado todo, Mundial, Eurocopa, todo. Casillas es un viejo que ya tendría que estar retirado; Buffon es Dios.

Somos un país sin memoria.

Somos un país desagradecido, sin memoria. El otro día me emocionó la reacción admirable del Palacio de los Deportes de Madrid. El Real Madrid de baloncesto quedó eliminado, fuera de la Final Four y todo el pabellón lo despidió entre aplausos y puesto en pie, reconociendo de esta manera lo que había hecho el año anterior en el que ganó todo. Es una hermosísima lección, algo que brilla por su ausencia en España.

Las dos personas con las que ha sido muy duro: el exfutbolista Míchel y Perico Delgado. Se sintieron dolidos porque atacó a sus familias.

Con Perico Delgado me he reconciliado. Con Míchel, no. Perico merece la pena. Míchel es un tipo que creía estar permanentemente en posesión de la verdad, que estaba cuatro escalones más alto. Me hizo culpable de haberle echado de la selección con Javier Clemente, algo absolutamente falso. Lo acaban de echar del Marsella que estaba a punto de descender y dice que la culpa es de los directivos. Es un tipo que no merece la pena. Pero, vamos, quiero sumar y no restar, no quiero más guerras con nadie.

Era cañero con los adjetivos, ha inventado un lenguaje que todo el mundo repetía, pero no aceptaba bien la crítica. El libro cuenta que el humorista Eloy Arenas hacía el horóscopo al final de cada etapa de la vuelta a España y un día dijo: “Escorpio, vengativo. El ejemplo es José María García: le quitas un bolígrafo y te quema la casa”. A usted le cabreó.

No me cabrea que lo diga Eloy Arenas porque soy muy amigo. El fracaso de Arenas, si se puede entender como fracaso, es no haber triunfado como él quería. Él era una maravilla fuera del escenario, pero sobre él una vulgaridad. Fuera del escenario, como compañero en una partida de cartas o tomándonos una copa, era el tío más divertido del mundo.

¿De qué forma le cambia el cáncer?

Me cambia totalmente. No se me quitan de la cabeza mi mujer y mis dos hijos porque veía su sufrimiento. Y era un privilegiado: tenía una suite en el Rúber, donde me daban la sesión de quimio. Ahora hay Starbucks en todos los sitios, pero antes no. Mis hijos iban a buscarme unas galletas que me encantaban, las cookies. Engordé siete u ocho kilos. Me rodeaban de cariño. He tenido amigos fenomenales. Uno que fumaba dos cajetillas diarias lo dejó para ver si me curaba. Otro que bebía 25 botellines de Mahou estuvo dos años sin probar la cerveza. Y cuando me hacían punciones en la columna, mi mujer aguantando cogida a mi mano.

Cuando se quedaba a solas, ¿sentía miedo? ¿Cómo se enfrentaba a la enfermedad?

Pidiéndole a Dios que me ayudara. Tuve suerte. Lo mejor que he hecho en la vida fue ayudar a Pedro [doctor Guillén, uno de los mayores especialistas en Medicina Deportiva] a crear la clínica Cemtro, al principio solo como traumatología, y ahora con todo. Eso me permite ayudar a mucha gente, que es mi felicidad. Cuando se confirma que es un linfoma, lo primero que pienso es en ir a EEUU. Pedro me dijo, “aquí somos tan buenos como allí” y que el hábitat, y más siendo como soy, me iba a favorecer. Encontré al mejor especialista, el mejor hematólogo de España, José María Fernández Reñada, un fenómeno como profesional y como persona, y pudimos vencer. Pero me cambió la vida totalmente. El día que hacemos el último TAC, cuando había desaparecido todo más o menos, me abracé con mi familia. Es irrepetible: te da gasolina para enfrentarte a todos los problemas habidos y por haber.

Le ha ayudado a cerrar batallas.

Sí, a cerrar muchas batallas. Empiezo a conocer la vida ahora. Fíjate qué presidente del gobierno sería ahora Felipe González. Un líder mundial. Nosotros hemos jubilado a todos los presidentes con 45 años. Yo con 40 años, 45, 50, no sabía nada.

Usted le adelantó a Rajoy que sería el elegido de Aznar.

El señor del bigote, que es la prepotencia personificada, se arrepiente de haber dicho adiós pero ya no puede rectificar, y quiere seguir mandando. Tenía tres candidatos: Jaime Mayor Oreja, Rodrigo Rato y Mariano Rajoy. Mayor Oreja no se dejaba gobernar; no había una sola empresa mediática en España que no tuviese el dossier sobre la familia de Rodrigo Rato. Le dije a Rajoy: vas a ser tú porque tienes una cosa buena y una cosa mala, y el presidente cree que te puede manejar. La buena es que pasa por los sitios y no mancha; la mala, que pasa por los sitios y no limpia. Rajoy no es mala gente. Hace un año que no hablo con él, pero es un tipo perezoso que no se moja ni cuando se ducha. Está siempre que no sabe si va o viene.

¿Se ve con un programa en La Sexta?

Yo sí que me vería en La Sexta, lo que pasa es que iba a durar muy poco. Porque soy un periodista plural y La Sexta no es plural.

¿Y en Antena 3?

Sí, pero estas empresas penden de un hilo, de un dedo que diga: la publicidad vuelve a TVE con lo que significa eso. No pueden soportar que un día des caña al PP y al otro des caña a Podemos y un tercero ovaciones a Izquierda Unida porque, si eres plural, tienes que abrirte a todos los espacios. Por independencia habría dos empresas, Antena 3 y Telecinco, pero Telecinco es inviable porque vive de otro mundo y no le va nada mal y dudo que Antena 3 se atreva.

Creo que ha usado toda tu vida la máquina de escribir.

Pero cuando han llegado las nuevas tecnologías me he pasado a las nuevas tecnologías.

En Twitter sería la bomba.

Ningún tiempo pasado fue mejor. De Twitter me niego a la utilización clandestina, que un tío pueda decir la mayor barbaridad del mundo y no pase nada. Recuerdo el caso del accidente de Cristina Cifuentes. Está grave en la UVI, y aparece un tipo en Twitter, la llama hija de puta, dice ¡muérete!, que se vaya a una clínica privada, ¿Puedes compartir eso?

No la conozco, pero estoy convencido de que ese accidente le cambió la perspectiva.

Y yo. Pero de ese accidente queda otra cosa, que no merece la pena decir en la entrevista. Ella denunció el tuit, puso una querella. Todo el proceso le costó 1.800 euros y al tío que le insultó le pusieron una multa de 80 euros.

¿Qué opina del periodismo actual?

Es un caos, un caos.

Ha vivido el periodismo de calle. Hoy apenas se sale a la calle.

No, es que ya no hay periodismo. El periodismo de investigación, el periodismo de denuncia es muy gratificante pero peligroso y caro. Le pregunté a uno de los grandes reporteros de investigación por qué había dejado de escribir. Me dijo que el último reportaje en el que estuvo trabajando un mes, jugándose la vida, le pagaron 250 euros y sin cubrir los taxis.

Aquí no existen equipos como los de la película Spotlight.Spotlight

Porque no les interesa. Equipos de investigación, equipos de denuncia. ¿Qué ha descubierto la televisión? Una hora de producción de televisión en el mundo civilizado, y hablo de prime time, cuesta un millón de euros. Aquí, primero con el corazón, después con la política y ahora con el deporte han encontrado a cinco tipos que se prestan a seguir un guión preestablecido, a decirse cuatro barbaridades, a ver quién chilla más; les dan mil euros y ellos felices: han cubierto cinco horas de programa. Así es lo más barato del mundo.

¿Nunca le han desmentido una noticia, más allá de criticarle su estilo?

Me pueden decir que a uno le he dicho pedrusquito, a otro Pablete y a otro correveidile, pero nadie me ha dicho, esto no es verdad, esto es mentira.