El exjefe de la Unidad contra la Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) de la Policía José Luis Olivera ha negado esta mañana ante el juez del caso Kitchen una relación estrecha con el comisario Villarejo o haber presionado al policía Manuel Morocho, a sus órdenes en los casos Gürtel y caja B, para beneficiar al PP. También ha negado cualquier participación en el espionaje a Bárcenas. Al término de su declaración, y según detallan a elDiario.es fuentes presentes en la misma, García-Castellón le ha advertido: “Los audios contradicen casi todo lo que ha dicho usted”.
El magistrado se refería a las conversaciones incautadas a Villarejo y en las que Olivera aparece presente o es aludido por terceros. Entre ellos hay dos sobre la participación de ambos en una trama para evitar que el caso Gürtel salpicara a los dirigentes del Partido Popular. En una de esas conversaciones, el 25 de enero de 2017, Villarejo dice, en presencia de Olivera: “Que la Gürtel los podía haber, vamos, los podía haber mandado a todos a tomar por el culo si no llega a ser por éste… y eso no se puede olvidar en la puta vida”.
Olivera ha declarado como investigado y se ha acogido a su derecho a declarar a las partes que ha considerado, en este caso al juez y a su propio abogado. Ante García-Castellón se ha mostrado casi como un represaliado por el Gobierno del PP, que en la oposición le denunció ante los juzgados “con nombre y apellidos” y luego creó un clima en la UDEF, ya con Mariano Rajoy en Moncloa, donde ya “no se trabajaba igual”, precisan las mismas fuentes. Olivera fue ascendido de la UDEF a director del Centro de Inteligencia contra el Crimen Organizado a los seis meses del cambio de Gobierno y acabó con el PP como el policía con más información al ampliar sus competencias de coordinación al terrorismo.
En esta línea, Olivera ha negado presiones al investigador de la caja B del PP y ha intentado cuestionar su trabajo, pese a las sentencias de la Audiencia Nacional y el Tribunal Supremo. Ha dicho que, como mucho, lo que le pidió fue “ampliar, completar, revisar” algunos informes de Gürtel que luego, según él, se comprobó que contenían fallos. Como “errores de apreciación cuestionados por órganos jurisdiccionales”, dice ahora de su investigador principal en los casos de corrupción del PP. Pero Olivera ha añadido que nunca presionó para cambiar el contenido de los informes del entonces inspector Morocho.
Igualmente ha negado que le ofreciera un puesto en Lisboa bien remunerado para apartarle de la investigación porque hubiera sido “una estafa”, al no tener competencias para ello, ha dicho Olivera. Es más, según su versión, fue Morocho quien le preguntó por la posibilidad de ir destinado allí. El comisario Olivera, ahora de excedencia con una gran retribución en la Real Federación Española de Fútbol, ha desmentido la escena descrita ante el juez por Morocho en la que, mientras le ofrecía el puesto, sonó el teléfono de Olivera y éste contestó como si fuera el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, al tanto del ofrecimiento. El imputado ha asegurado que no podría haber reconocido el teléfono del ministro porque no lo tenía.
Olivera ha dado su explicación a la denuncia de Morocho en el sentido de que el policía habrá razonado: “Todo el mundo va contra mí y ahora voy contra todo el mundo. He visto que ha ido contra todos sus jefes”. “Una posición tan narcisista es que no la entiendo”, ha añadido.
Olivera ha declarado igualmente que no trató de la Kitchen con ninguno de los mandos policiales imputados y que no recordaba si alguna vez lo hizo con el que era su jefe directo, el secretario de Estado de Seguridad Francisco Martínez, igualmente imputado por el espionaje a Bárcenas con fondos reservados y al que los investigadores consideran coordinador de la operación. José Luis Olivera ha negado conocer a Cospedal, a la que solo saludó una vez en 2016, o a su marido, Ignacio López del Hierro. La exsecretaria general y el empresario declararán como investigados mañana y el miércoles, respectivamente.