La legislatura que comenzó el pasado 3 de diciembre con una bronca sesión de constitución de las Cortes y que prosiguió este fin de semana con el inicio del pleno de investidura en el que las tres derechas también mostraron su perfil más agresivo se convertirá también en una prueba de fuego para la gestión de Meritxell Batet como presidenta del Congreso de los Diputados.
Al igual que con el Gobierno progresista que previsiblemente se conformará el martes, en la segunda votación de la investidura, PP, Ciudadanos y Vox han tratado desde el primer minuto de desacreditar la labor de Batet al frente de la Cámara Baja haciendo continuas alusiones al supuesto incumplimiento del reglamento parlamentario de la dirigente socialista catalana.
La intención de las derechas este domingo era que EH Bildu no pudiese criticar el discurso del rey Felipe VI del 3 de octubre de 2017, dos días después del referéndum en Catalunya, que la diputada vasca, Mertxe Aizpurua, tildó de “reaccionario”. Batet defendió que las palabras de la parlamentaria de Bildu están amparadas por la libertad de expresión, en medio de una bronca general en los bancos de PP, Ciudadanos y Vox. En el hemiciclo se oyeron gritos de “asesina” hacia la diputada vasca.
Se trata de una actitud que las derechas prevén mantener durante los próximos cuatro años o al menos los que dure la legislatura. El mismo 3 de diciembre los líderes de PP, Vox y Ciudadanos, Pablo Casado, Santiago Abascal e Inés Arrimadas, respectivamente, ya manifestaron durante el Pleno su oposición a las fórmulas de acatamiento de los diputados independentistas, en las que incorporaron alusiones a la “república catalana” o a la liberación de los “presos políticos” y que Batet dio por válidas. Las tres fuerzas anunciaron entonces la presentación de sendos recursos a la Mesa del Congreso y ante el Tribunal Constitucional al entender que esos diputados no debían tener la condición de parlamentarios.
Ya antes de que comenzara ese Pleno la portavoz del PP en el Congreso, Cayetana Álvarez de Toledo, amenazó a Batet con actuar contra ella si avalaba fórmulas alternativas al 'sí, juro' o 'sí, prometo' habituales. Y tras el acatamiento de los diputados Casado aludía a varios artículos de la Constitución y del reglamento de la Cámara Baja para avisar de que, a su juicio, “casi medio centenar” de diputados no habían adquirido su condición, precisamente por no acatar la Constitución.
Un “problema” del “pilar constitucional”
Para Casado, además, la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, “atentó” contra el decoro y el orden constitucional al permitir dichos acatamientos y afirmó que “así empieza a tener un problema con el pilar constitucional de nuestra nación”.
Sin embargo, hace apenas año y medio, cuando el PP ostentaba la Presidencia del Parlamento que se mantuvo en manos de Ana Pastor entre julio de 2016 y mayo de 2019, los conservadores dieron por válidas idénticas fórmulas de acatamiento de la Constitución que ahora consideran contrarias a la ley e incluso recurribles ante el Tribunal Constitucional.
El Diario de Sesiones del Pleno del 12 de junio de 2018, que se puede consultar íntegramente en la web del Congreso, recoge esas frases prácticamente iguales a las que el PP ahora rechaza, pronunciadas por dos diputados de ERC que prometieron su cargo ese mismo día. En riguroso catalán, Carolina Telechea y Joan Margall dijeron lo siguiente: “Per la llibertat de les preses i exiliades, per la república catalana, per imperatiu legal, sí, prometo (”Por la libertad de los presos y exiliados, por la república catalana, por imperativo legal, sí, prometo“).
En ese momento, la misma Ana Pastor que en diciembre tildó de “bochornoso” el mismo método empleado por los diputados nacionalistas, sentenció sin titubear, tal y como se puede leer en el mismo diario de sesiones: “Doña Carolina Telechea i Lozano y don Joan Margall Sastre han adquirido la condición plena de diputados. Enhorabuena, señorías”.
“Acto de conjura contra la Constitución”
Abascal también intervino en el Pleno del 3 de diciembre para anunciar los mismos recursos que el PP al considerar que los parlamentarios de ERC, JxCAT, EH Bildu y BNG que emplearon fórmulas de acatamiento alternativas no habían “alcanzado la condición plena de diputados”. El líder de Vox denunció incluso que habían “realizado un acto de conjura contra la Constitución”. “Nos reservamos poder acometer acciones legales, incluso en los tribunales, y también contra la Presidencia de cámara por prevaricación administrativa”, avisaba.
A estas críticas se sumó también la portavoz parlamentaria de Ciudadanos, Inés Arrimadas, que incidió en que además de no cumplirse con el reglamento tampoco se cumplió con las sentencias de Tribunal Constitucional sobre cómo acceder al cargo de diputado.
“Podemos entender que algunos hayan dicho cosas que entran en el marco de la flexibilidad, pero aquí se ha jurado y prometido con insultos a la democracia”, dijo tras denunciar que durante el pleno se señaló que “España es una dictadura” y “tiene presos políticos, que es como decir que los jueces son prevaricadores y meten a la gente a la cárcel por sus ideas”. Batet, en su contestación, recordó la jurisprudencia del Constitucional al respecto y el acuerdo de la Junta Electoral Central que alude a los acatamientos.
Según sus palabras, “todas las fórmulas utilizadas” fueron “usadas y supervisadas por la Junta Electoral Central” y prevalece, dijo, la visión “integradora” de la jurisprudencia del Constitucional. Esa visión y ese criterio es el que compartió ella como presidenta del Congreso por cuanto se mostró “convencida de que es el que refuerza los derechos fundamentales”, y por extensión, “la democracia”.
La trifulca con EH Bildu
Las tres derechas se lanzaron a degüello contra Batet también este fin de semana durante las dos primeras jornadas del debate de investidura para reelegir a Pedro Sánchez como presidente del Gobierno. Como el 3 de diciembre, Álvarez de Toledo pidió la palabra nada más comenzar el Pleno, el sábado, para, en función del artículo 72 del Reglamento, requerir que se leyera el acuerdo para la “creación de una mesa entre el Gobierno de España y la Generalitat para la resolución del conflicto político” alcanzado entre PSOE y ERC que garantizó la necesaria abstención de los diputados republicanos en la investidura, ya que el PP consideró que “es de absoluta pertinencia” en el debate.
Batet respondió entonces que el texto acordado por los socialistas y los independentistas catalanes era “conocido públicamente por todo el mundo”, con lo cual no procedía “su lectura en este trámite parlamentario”.
El momento más delicado para la presidenta del Congreso se vivió, en cambio, en el Pleno del domingo, cuando la primera interviniente del mismo fue la portavoz de EH Bildu en el Congreso, Mertxe Aizpurua. Cuando ésta citó el nombre del líder de su partido, Arnaldo Otegi, desde la tribuna de oradores del Congreso la bancada de las tres derechas se convirtió en un hervidero al grito de “asesinos”, “viva el rey” y “fuera, fuera”.
En lo que pareció un claro intento de PP, Ciudadanos y Vox por ser apercibidos por Batet para justificar la supuesta cesión del PSOE a EH Bildu a cambio de su abstención en la investidura, se produjo una de las mayores trifulcas de los últimos años. El secretario de la Mesa, Adolfo Suárez Illana, decidió dar la espalda a la oradora durante toda su intervención.
“Les ruego silencio”
La tensión llegó a tal punto que la presidenta del Congreso tuvo que intervenir en varias ocasiones: “En el Parlamento se defienden las posiciones políticas mediante la palabra, no mediante el grito o el insulto. Les ruego silencio. ¿Pueden dejar de gritar, por favor?”, se preguntaba Batet.
La primera chispa saltó cuando Aizpurua aludió al rey para calificar su intervención televisada el 3 de octubre de 2017 como un “gesto de autoridad”. A partir de ese momento, los gritos de la bancada conservadores no cesaron durante el resto de su intervención. Los diputados de Vox, Partido Popular y Ciudadanos golpearon sus mesas con la palma de la mano mientras proferían gritos de “asesinos” y “viva el rey” en respuesta a la diputada que estaba interviniendo.
Casado pidió la palabra y aludió al artículo 103 del reglamento para exigir de Batet una llamada al orden a la portavoz de EH Bildu. “Ha vertido conceptos injuriosos. Acabo de escuchar la intervención más nauseabunda que he escuchado en este hemiciclo y el candidato no ha defendido ni al rey de España ni a las víctimas del terrorismo”, reclamó el portavoz del PP, que la víspera en el mismo Pleno había llamado a Sánchez “presidente fake”, “mentira andante” y “sociópata.
Después del líder del PP el turno fue para el diputado de Ciudadanos Edmundo Bal. También apoyado en el artículo 103 del reglamento reclamó una corrección a la portavoz de EH Bildu dando un paso más que su compañero del PP e interpretando que al rey se le había llamado “fascista”, palabra que en ningún momento fue pronuciada por Aizpurua.
“Una democracia plena”
Para ambos fue la respuesta con la que Batet zanjó la bronca: “Hubo una época en este país en la que no se permitía la crítica. Por suerte esa época ha pasado. Hoy disfrutamos de una democracia plena. Para garantizar esa democracia tenemos que garantizar la libertad de expresión en el interior de esta cámara”.
Las tres derechas prevén mantener en el punto de mira a Batet, tercera autoridad del Estado, durante un mandato que se anticipa muy bronco contra el futuro Gobierno y sus socios parlamentarios. Las derechas deslizan que se trata de un Ejecutivo ilegítimo y compiten entre ellas por exhibir la mayor contundencia frente a Sánchez y sus socios. La Cámara Baja será junto a la calle y los tribunales uno de los escenarios de esa batalla y allí la izquierda, si se cumplen los pronósticos, tiene de momento mayoría absoluta. Batet como árbitro será una pieza más a la que apuntar.