Ni dar la cara ni responder a preguntas. Los líderes de los grupos parlamentarios europeos de PP y ALDE –liberal– han ido anulando sus tradicionales comparecencias ante la prensa los martes de plenario en Estrasburgo para evitar hablar sobre el pacto andaluz: este mismo martes, 15 de enero, está previsto que el PP y Ciudadanos se hagan con la Junta de Andalucía gracias a los votos de la extrema derecha de Vox.
Y ni Manfred Weber, candidato del PP para presidir la Comisión Europea, además de presidente del grupo popular en la Eurocámara; ni Guy Verhofstadt, candidato liberal a presidir la Comisión y líder de ALDE, han querido comparecer ante la prensa este martes, y han ido desapareciendo de la agenda del Parlamento Europeo.
A mediodía, tanto Weber como Verhofstadt aparecían en la agenda, como cada martes de plenario.
Pero a medida que pasaba la tarde, se caía Weber, aunque Verhofstadt se mantenía.
Y a última hora del día, quien desaparecía era el líder de los liberales, mientras que el de los populares era sustituido por el español, Esteban González Pons, vicepresidente del PPE en la Eurocámara.
El discurso oficial es que populares, socialdemócratas y liberales deben conformar ese “núcleo fuerte europeísta” para defender el sistema institucional de la UE y lo que representa. Los principales líderes de ambas familias, Angela Merkel y Emmanuel Macron, reniegan de la extrema derecha, pero sus corrientes políticas europeas no hacen ascos a pactos para llegar a gobiernos, como en Austria o Andalucía.
Por debajo del argumentario oficial, Austria presidió la UE en el último semestre de 2018 con un partido de extrema derecha en su Gobierno. Y Austria, como presidente de la UE de turno, se negó a firmar el Pacto Mundial de las Migraciones. El propio Weber no ha tenido ningún problema en mostrar su sintonía con el primer ministro austriaco, Sebastian Kurz.
En un encuentro informal esta última semana en Bruselas dentro de la gira #listeningtour, Weber insistió en la idea de que “los aliados para el futuro de Europa son los socialistas y los liberales”. Pero también dijo, en esa cita, en relación con el pacto entre el PP y Vox, que cada país es un mundo y que el partido de Santiago Abascal no era “antieuropeo”.
El líder de los liberales, Guy Verhofstadt, enemigo recurrente de Orban tuiteó en el mismo día contra el primer ministro húngaro, por ultraderechista, y a favor de Ciudadanos, que logrará su máximo poder institucional, vicepresidente de la Junta de Andalucía, gracias a Vox.
Quien sí ha mostrado su enfado ha sido el Gobierno de Emmanuel Macron –cuyo partido compite con Ciudadanos por la hegemonía dentro de la familia liberal–.
La ministra de Asuntos Europeos francesa, Nathalie Loiseau, declaró: “Cada país tiene sus especifidades, y cada partido toma sus propias decisiones”. Y en el caso español, el futuro gobierno andaluz, de PP y Ciudadanos, va a depender de Vox: “Entenderán que como miembro de un gobierno y un partido como La République En Marche [aliado de Ciudadanos], que ha luchado contra la extrema derecha en las últimas elecciones presidenciales, para mí no puede haber ningún compromiso con un partido de extrema derecha con valores opuestos a los nuestros”, ha insistido Loiseau.
El candidato socialista a presidir la Comisión Europea, Frans Timmermans, entró en el debate este viernes por la tarde.
Y es que el acuerdo andaluz trae cola en Europa. Sobre todo porque se ha producido en plena precampaña para las elecciones del 26 de mayo. Unos, populares y liberales, intentan circunscribirlo a Andalucía y que les salpique lo menos posible. Otros, en la izquierda, intentan erosionar a sus adversarios por llegar a gobiernos con acuerdos con la extrema derecha.
Esteban González Pons, jefe de la delegación del PP en el Parlamento Europeo, respondió duramente a Timmermans, pidiendo incluso que renuncie a su cargo si va a “hacer campaña y atacar gobiernos regionales por motivos políticos”.
Pons afirma que “PP y Ciudadanos han alcanzado un acuerdo de coalición para terminar con 40 años de régimen socialista. Vox no formará parte de este Gobierno”. Y añadía: “Timmermans muestra preocupación por un Gobierno futuro, pero parece ciego ante los aliados radicales de Pedro Sánchez en el Parlamento (desde la extrema derecha a la extrema izquierda), aquellos que hace un año intentaron romper la integridad de España y el Estado de Derecho”.