Fran Hervías, el “señor Lobo” de Ciudadanos salta al PP mientras se publican las pruebas de que ha sido el “muñidor” de los tránsfugas de Murcia

Carmen Moraga

14 de marzo de 2021 22:35 h

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Fran Hervías ha vuelto a demostrar su gran capacidad de supervivencia y de adaptación a los cambios políticos. Ha decidido saltar de bando y convertirse en una baza electoral para el PP que ya está de campaña en Madrid con el objetivo indisimulado de barrer los restos de Ciudadanos. Fiel a su fama de maniobrero y fontanero en la sombra, este domingo quedaba al descubierto el crucial papel que Hervías y sus afines han jugado para que la moción de censura de Murcia fracase. El periódico El Español destapaba en exclusiva las conversaciones que mantenían para lograr que tres tránsfugas de Ciudadanos aborten la iniciativa.

Hace menos de año y medio, tras la dimisión de Albert Rivera como consecuencia de la debacle cosechada en las elecciones generales del 10 de noviembre -en las que su formación se desplomó y pasó de 56 a 10 diputados-, el todopoderoso secretario de Organización de Ciudadanos, el hombre que contribuyó a su implantación por todo el territorio nacional y se encargó de hacer 'limpieza' interna cortando la cabeza de todo aquel que discrepaba de la línea oficial, anunció en Twitter que dimitía de su cargo en una sentida carta de renuncia entre alabanzas a Inés Arrimadas. Su marcha después de cerca de más de cinco años controlando con mano férrea los hilos de su área ejecutiva, causó más alivio que tristeza entre una militancia que no le profesaba muchas simpatías. Fue el 26 de noviembre de 2019. El partido estaba sumido en un tremedo shock por la marcha del carismático líder y a la espera de que Inés Arrimadas diera el paso adelante que casi todos deseaban y esperaban.

Por ese gigantesco batacazo en aquellas elecciones generales, que le privó también a él de repetir de nuevo su escaño por Granada, Hervías había sido señalado por dirigentes y afiliados. El aluvión de críticas llevó a varios miembros de la dirección del partido -que estaba por entonces en funciones y a punto de elegir a una gestora- a impulsar vía WhatsApp una campaña en redes sociales de apoyo a su trabajo. Él entonces respondió con un tuit epico contra “los agoreros”.

“Papá, ¿qué significa rendirse?”.

“No lo sé hijo, somos de Ciudadanos”.

Apenas año y medio después, Hervías ya no es de Ciudadanos. Ni senador. Ha dejado su escaño y su militancia para pasarse al PP, donde va a trabajar a las órdenes de Teo García Egea, el número dos de Casado.

En aquella carta de dimisión -del mismo corte de la que ha publicado este sábado antes de anunciar en una entrevista en El Mundo que cambiaba de chaqueta- , dejaba un resquicio por si la futura dirección quería contar con él: “Personalmente estoy a disposición de mi partido para seguir aportando mi granito de arena para que Ciudadanos siga siendo fuerte, unido y con una única voz”. “Si éramos necesario entonces, ahora somos imprescindibles”, llegaba a afirmar en una despedida que para quienes le conocían sonó menos a adiós que a un hasta luego, mientras aseguraba estar convencido de que Inés Arrimadas era “la persona ideal para liderar este proyecto”.

Una despedida fake tras quedarse sin escaño el 10N

En la creencia de que se iba de verdad, muchos alabaron su decisión y le desearon suerte. La propia Arrimadas se despidió de él en la red agradeciéndole su trabajo: “Muchas gracias por todo, Fran. Has sido una pieza fundamental en Ciudadanos. Sin tu trabajo y dedicación hubiera sido imposible expandir y consolidar este gran proyecto. Seguiremos luchando por la libertad.¡Un abrazo fuerte!”.

Días antes habían ido anunciado también su marcha el exsecretario de Comunicación, Fernando de Páramo, y el exportavoz parlamentario, Juan Carlos Girauta, que al igual que Villegas -que prefirió esperar a dejar encarrilada la Asamblea de Ciudadanos de sucesión a Rivera -, tampoco habían logrado revalidar sus escaños del Congreso aquel 10N. De aquel antiguo círculo de la más estricta confianza de Rivera solo quedaba el secretario de Finanzas, Carlos Cuadrado, que fue repescado luego por Arrimadas junto a José María Espejo Saavedra para integrarse en su reducido Comité Permanente como vicesecretario general y vicesecretario adjunto, respectivamente.

Sus compañeros no tardaron en descubrir que aquel adiós de Hervías era una farsa. El presidente de la recién nombrada gestora, Manuel García Bofill, decidió contar con él para preparar el próximo congreso y le encomendó otra vez el área de Organización. Hervías logró además que este órgano provisional tuviera un carácter continuísta y reivindicara “el legado de Albert Rivera”. La reunión del Consejo General en el que se eligió a sus miembros fue de alta tensión y las agrias intervenciones terminaron saltando a los medios de comunicación.

Arrimadas vuelve a contar con él y entra en el Consejo General

En la Asamblea extraordinaria de Ciudadanos -atrasada al mes de mayo del año pasado por culpa de la pandemia- Hervías volvió a sobrevivir: entró en el nuevo Consejo General del que Arrimadas excluyó a los igeístas. El hombre de confianza de Rivera publicó en sus redes sociales otro misterioso mensaje: “Misión cumplida”. Aunque la gran sorpresa estaba por llegar. Para pasmo de algunos militantes, Arrimadas dio el visto bueno para que el exsecretario de Organización ocupara un escaño en el Senado en representación del Parlamento andaluz.

La capacidad de maniobra de Hervías quedó de manifiesto cuando Fran Carrillo, uno de los dos senadores que había elegido ya Ciudadanos por la comunidad autónoma andaluza, se vio obligado a abandonar el escaño para cederselo a él. Con su entrada la Cámara Alta lograba dos propósitos: el primero, permanecer en el círculo de poder, y el segundo, ganar peso en Andalucía a costa del actual líder regional y vicepresidente de la Junta, Juan Marín, con quien siempre mantuvo abiertas discrepancias.

Tras la debacle electoral en Catalunya, el exdiputado por Granada -y ahora también exsenador de Ciudadanos- criticó a la nueva dirección desde Twitter. “No aprenden”, escribió desde su cuenta, causando un hondo malestar en dirigentes como el propio Cuadrado, el estratega de aquella campaña, que se considerada su amigo. Cuadrado ha sido también el negociador de la frustrada mocion de censura murciana por lo que hoy son varios los dirigentes autonómicos que reclaman su cabeza junto al sector crítíco de Ciudadanos, Renovadores Cs, que exigen la convocatoria de un nuevo Congreso.

La segunda pero definitiva marcha de Hervías: esta vez para irse al PP

El señor Lobo, como lo bautizaron algunos de sus detractores en el partido, volvió a despedirse de Ciudadanos este sábado, en pleno escándalo por la fallida moción de censura en Murcia. Y esta vez no dice que se va para que le pidan que se quede, sino que salta directamente a la organización con la que su partido está en guerra. El exsecretario de Organizacion anunció en un tuit su decisión de dejar definitivamente la formación donde colocó a todo una red de fieles colaboradores, entre ellos el hasta ahora alcalde de Granada, Luis Salvador, que podría ser el siguiente en seguir sus pasos. Hervías ha adelantado su marcha también a través de otra carta en la que muestra una gran “tristeza” y vuelve a resucitar a “la banda de Sánchez”, como en los últimos tiempos de Rivera, mientras dirigentes del partido como Edmundo Bal acusan al PP de “abrir la caja B” para “comprar” a cargos de Ciudadanos.

El exresponsable de Organizacion de Ciudadanos se va revolviéndose contra la misma Arrimadas que le permitió seguir en el Consejo General y entrar en el Senado, y a la que ahora acusa de convertirse en “una muleta más del sanchismo”. “Hoy Cs se ha convertido en un partido que es parte del problema y no de la solución. Abandonando los valores y principios liberales para convertirse en una muleta más del 'sanchismo”. “No puede seguir representando a un partido que ha cambiado su ideología y sus principios”, sentencia Hervías

Aunque la misiva podía dar para intepretar que simplemente dejaba la política, horas después una entrevista con El Mundo confirmaba su fichaje por el PP a las órdenes del secretario general. Sus compañeros de filas hasta hace unas horas no creen que sea casualidad y lo sitúan en la operación para hacer descarrilar la moción de censura en Murcia. Precisamente una de las tres tránsfugas es Valle Miguélez, secretaria de Organización de Murcia, colocada en ese puesto por el propio Hervías, y una de las personas que estaba negociando la moción junto al PSOE, que ha acabado de consejera en el Gobierno del PP. A eso hay que unir las ganas de revancha que tenía Isabel Franco, salpicada de lleno por el caso de las primarias fraudulentas en Murcia, y a la que la nueva dirección de Ciudadanos apartó de la coordinación regional en favor de Ana Martínez Vidal, la candidata de la moción que aún debe debatirse en el parlamento regional. La dirigente murciana de Ciudadanos no se ha cortado y ha señalado a Hervías como el verdadero muñidor del fracaso de la moción y de la “traición” a Arrimadas.

Algunos en Ciudadanos, sin embargo, apuntan más arriba y creen que detrás de toda esta opa hostil que ha lanzado Pablo Casado está el propio Albert Rivera -muy unido ahora al PP tras ser contratado por Génova para que su bufete de abogados presente varios recursos ante el Constitucional-. Una teoría que quienes le conocen desmienten. Desde el pasado 5 de marzo, el histórico dirigente de Ciudadanos mantiene un silencio sepulcral. Que Rivera, quien no hace tanto abrió un canal de telegram para mantener una comunicación constante con sus seguidores e impartir clases de “liderazgo”, no diga nada en sus redes sociales inquieta y mucho en Ciudadanos.

En este clima de tensión, según ha podido saber esta redacción de fuentes de la dirección del partido, Inés Arrimadas anunciará este lunes, durante la reunión de la Ejecutiva, la incorporación a su núcleo duro, el Comité Permanente, de varios de los dirigentes que habían pedido cambios: entre ellos, la vicealcaldesa de Madrid, Begona Villacís; el vicepresidente andaluz, Juan Marín, y el valenciano Toni Cantó, que desplazarán a los vicesecretarios Carlos Cuadrado y José María Espejo Saavedra, muy tocados desde la deblacle en Catalunya.