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Lorca, la última provocación de Vox

Archivo - El líder de Vox, Santiago Abascal

Carmen Moraga

5 de septiembre de 2021 22:00 h

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Vox ha convertido la provocación en una de sus principales armas políticas. La última, a cuenta de Federico García Lorca, fusilado en la Guerra Civil por los golpistas. La formación de extrema derecha aprovechaba el 85 aniversario de su asesinato este agosto para promover una campaña en la que reivindica la figura del poeta granadino como propio, mientras defiende por otro lado el legado de Franco, en una estrategia en la que busca la crispación. No es la primera ni la única vez que el partido ultraconservador recurre a esta vía para provocar al adversario. Los de Santiago Abascal también promueven ahora movilizaciones en contra de la subida de la luz, mientras en sus decisiones políticas defienden a las élites empresariales. Antes, los menores extranjeros no acompañaros se convirtieron en el arma arrojadiza de su discurso de odio para el que no dudan en lanzar bulos y datos falsos como ocurrió en la campaña de las elecciones madrileñas del 4M.

“Lorca hoy votaría a Vox porque Lorca amaba España”, dijo con desparpajo la diputada de Vox Mireia Borràs en sede parlamentaria el pasado 25 de agosto. Pocos días antes que Borrás, que encendía a la oposición con sus palabras, se había pronunciado en la misma línea su compañera de filas Macarena Olona, cuando lanzó en redes sociales un polémico mensaje en el que lamentaba la muerte del poeta y pedía que “no se politizara ni ensuciara” su memoria. “Federico García Lorca. Eterno. Universal pero nuestro. Hoy, en especial, en nuestro recuerdo”, terminaba la política de ultraderecha su mensaje.

La provocación primero de Olona y días después de Borrás en el Congreso tuvo respuesta en la bancada opuesta. El diputado de Unidas Podemos, Txema Guijarro, se lanzó a recordar que los que asesinaron a Lorca fueron los mismos que Abascal ha defendido en la tribuna de oradores. “Qué vergüenza, por eso lo matasteis vosotros”, replicó Guijarro, entre las quejas de varios parlamentarios. Para rematar la faena, en un posterior debate sobre Nicaragua, otra parlamentaria de Vox, María Ruiz Solás, apuntilló: “Lorca es de todos y es nuestro también”, lo que provocó irritación entre los grupos de la izquierda. Todo mientras la formación ha defendido en algunas de sus intervenciones la dictadura de Franco como cuando Abascal aseguró en el Congreso que el Gobierno de Sánchez era el peor en 80 años, incluyendo el régimen del caudillo.

No es la primera vez que los dirigentes de Vox utilizan la provocación como arma política tergiversando, si es necesario, la Historia. El secretario general de Vox, Javier Ortega Smith, afirmó en octubre de 2019 que las Trece Rosas, las jóvenes socialistas fusiladas por el régimen franquista en 1939 acusadas de “adhesión a la rebelión”, se dedicaban a “violar, torturar y asesinar vilmente”. “Cometieron crímenes brutales”, afirmó en una entrevista en los Desayunos de TVE en la que preguntó al periodista si había visto “reportajes sobre los asesinatos que se hacían en las checas de Madrid. ¿Saben usted cómo se ha mentido en la Historia hablando de las llamadas Trece Rosas que lo que hacían en realidad eran torturar, violar y asesinar vilmente? ”.

Sus declaraciones causaron indignación y estupor y dieron lugar a que varias sobrinas de las Trece Rosas y la Asociación Cultural Trece Rosas presentaran sendas denuncias ante la Fiscalía contra Ortega Smith, que se sumaron a la ya había presentado la Liga Española Pro Derechos Humanos en la que sus promotores incluyeron la petición de realizar un informe psicológico al dirigente de Vox.

Esta constante manipulación de la historia por parte de la formación de extrema derecha propició que el Congreso debatiera una Proposición No de Ley en septiembre de 2020 de “repulsa al intento de modificación y manipulación de la memoria a las víctimas de la represión franquista”. La iniciativa, auspiciada por Unidas Podemos, fue aprobada con el voto en contra de PP, Vox y Unión del Pueblo Navarro (UPN) y la abstención de Ciudadanos, y en ella, entre otras cosas, se instaba al Gobierno a erigir un memorial en reconocimiento a los fusilados en el Cementerio del Este, entre ellos precisamente a las Trece Rosas. En aquel debate, el diputado de Vox Francisco José Contreras, negó que los comunistas lucharan “por la democracia y la libertad” en el bando republicano. “Lucharon por una dictadura comunista que es lo que se hubiera establecido en España si hubieran ganado”, sentenció, reprochándo a la izquierda que no haya tenido “ni una palabra de piedad” con los asesinados por el Ejército de la República.

Broncas en los mítines al acudir a feudos de la izquierda

El propio líder del partido, Santiago Abascal, se jacta de ser bienvenido en los feudos tradicionales de la izquierda a los que acude a sabiendas de que habrá bronca y su presencia y la de su partido será motivo de tensión. En la pasada campaña electoral de las autonómicas de Madrid, después de llamar “estercoleros multiculturales” a los barrios obreros, tuvo que salir escoltado del barrio de Vallecas en un mitin que acabó con cargas policiales y enfrentamientos. Pero Vox volvió a conseguir que el foco mediático girara a su alrededor. Su actitud dio origen a que PSOE, Más Madrid y Unidas Podemos denunciaran en un comunicado conjunto la “provocación” de la formación de extrema derecha pero pedían a los vecinos y vecinas que “evitaran cualquier conflicto” que “pueda instrumentalizar Vox en un beneficio electoral”.

La estrategia de elegir plazas complicadas y explotar luego el victimismo ya fue utilizada por el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, en las anteriores elecciones, especialmente en el País Vasco y Catalunya en donde ofrecía mitines en feudos abertzales o municipios gobernados por independentistas en los que su partido ni tenía representación ni aspiraba a tenerla.

En el Congreso y en otros parlamentos e instituciones los dirigentes de Vox también se han caracterizado por lanzar duras diatribas contra colectivos feministas, ONGs y los cooperantes que ayudan a los inmigrantes que llegan desesperados a España contra quienes han emprendido una agresiva campaña, especialmente si son musulmanes o menores no acompañados (Menas), a los que identifican con la “delincuencia, los robos, las violaciones en manada y las okupaciones de viviendas aprovechando la ausencia de sus propietarios”, como volvió a reiterar Abascal en la primera rueda de prensa que ofreció en la sede del partido a su regreso de las vacaciones de verano.

Las diputadas del PSOE y de Unidas Podemos tampoco olvidan el día en que la diputada ultraderechista Carla Toscano acudíó al Congreso provocando con una camiseta con el lema “lágrimas de feminista” justo el Día Internacional contra la Violencia de Género, tras ver a la ministra de Igualdad, Irene Montero, emocionarse recordando a las víctimas de esta lacra. Toscano ya provocó la indignación del colectivo al advertir en su cuenta de Twitter: “Feministas, voy a ser breve: dais asco” o insinuar a modo de felicitación de fin de año que España vivirá otra guerra civil por culpa de este Gobierno: “Feliz 1936. Y guardad las sobras de la cena de hoy, las vais a necesitar”.

El pasado 21 de julio, el diputado de Vox Agustín Rosety, general de Infantería de Marina retirado, negó que el alzamiento del 18 de julio de 1936 contra el gobierno de la República fuera un golpe militar, sino un día en el que “media España se alzó contra otra media porque estaba siendo agredida”. “Que no. Que no fue un golpe militar. Que fue media España que se alzó contra la otra media porque estaba siendo agredida. Igual que estáis haciendo ahora, ¡sectarios!”, escribió en su cuenta personal de Twitter. Rosety fue uno de los 181 militares que firmaron en el verano de 2018 un manifiesto en defensa de la figura militar de Francisco Franco, titulado 'Declaración de respeto y desagravio al general Francisco Franco Bahamonde, soldado de España'.

Su comentario coincidió con la aprobación por el Gobierno de la Ley de Memoria Democrática, que Vox ha anunciado que recurrirá ante el Tribunal Constitucional por considerarla “totalitaria, sectaria y guerracivilista”.

Con todo, Ortega Smith se mantiene en cabeza como protagonista de episodios sonados. En junio de 2014 sufrió una orden de detención en Gibraltar por el robo de un bloque de hormigón en aguas británicas, después de colocar en ese territorio una bandera de España. El bloque ha aparecido en la sede del partido y el propio dirigente de Vox ha vuelto a reavivar la polémica con nuevas declaraciones en las que adelanta que va a intentar en la primera oportunidad que tenga “volver a sacar un bloque, extender una nueva bandera y demostrarles a la colonia de Gibraltar que se les va a acabar el negocio fraudulento y delictivo que tienen”.

En febrero de 2020 el dirigente de Vox, que es ex legionario, aparecía en un vídeo realizando prácticas de tiro en la Brigada Paracaidista de Javalí Nuevo, en Murcia, y en el que se le ve tumbado en el suelo disparando al objetivo para señalar y enseñar después a la cámara los disparos realizados por él mismo. “Éste es un hijoputa del Dáesh, que había que cargárselo”, se jacta.

El edil madrileño de extrema derecha, además, nunca ha querido sumarse a los actos de repulsa por las mujeres asesinadas por sus parejas y ha sido el principal detractor de los murales feministas que su formación intentó cargarse en diferentes distritos de la capital. "El marxismo pseudocultural tiene los días contados, bienvenidos a la libertad", señaló el pasado mes de enero dirigiéndose a los grupos de la izquierda del Ayuntamiento.

Los dirigentes de Vox explotan el populismo durante las tragedias

La formación que lidera Santiago Abascal también explota al máximo el estilo populista que tanto critica y ve instalado en otros partidos, como Podemos. Ejemplo de ello han sido las visitas que la líder en Madrid, Rocío Monasterio, ha hecho a la Cañada Real, uno de los barrios más marginados y oprimidos por la pobreza de la capital, para repartir leña cuando Filomena dejó a sus habitantes sin suministro electrico y el Ayuntamiento –del que Monasterio forma parte– se lavaba las manos echando la culpa al Gobierno Central. O para hacerse fotos “de casa en casa”, mientras explicaba “4.000 personas viven allí en condiciones muchas veces de miseria. Hay que tener voluntad política y entrar en la Cañada a acabar con los focos de delincuencia y narcotráfico en Madrid. Los delincuentes tienen que estar en prisión, pero no todos son delincuentes, ni todos son ilegales, hay familias, hay niños...”. También se ha dejado fotografiar visitando las 'colas del hambre' para repartir alimentos mientras denunciaba la “pasividad” del Gobierno de coalición.

Una de las últimas fotos que ha distribuido Vox son de la cuenta de Twitter de Avila en las que se ve a varios dirigentes de la formación de extrema derecha repartiendo 35.000 kilos de forraje para el ganado y “800 kilos de frutas, verduras y pan para la fauna silvestre”, a modo de ayuda por los daños causados por los incendios.

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