Losantos marca el paso a la derecha
Federico Jiménez Losantos ha logrado crear un campo gravitatorio en la derecha. Unos más cerca, otros más alejados, pero los políticos y periodistas de ese ámbito giran a su alrededor. Incluso a sus enemigos les cuesta escapar de su capacidad para marcar el debate y enterrar aquellos temas de los que no quiere que se hable. En los últimos meses Esradio, la emisora que dirige, ha ampliado la sucesión de directrices que lanza a PP y Vox mientras censura a todo aquel que no se alinee con sus estrategias.
Hace años que Losantos ejerce ese papel, pero la caída de Pablo Casado al frente del PP –con el que estaba enfrentado y en cuyo final tuvo un papel determinante junto a otras cabeceras de la derecha–, el aumento del poder de Isabel Díaz Ayuso, una de las intocables para su emisora dentro del partido y, como último episodio, el fracaso de las derechas el 23J han aumentado su influencia en todo ese espacio político y mediático.
Tanto, que en los últimos tiempos se ha difuminado la frontera entre las decisiones que son genuinamente tomadas por la cúpula del PP y las que responden a los pasos que va marcando Losantos, que defenestra a cargos del partido, hace campaña por aupar a otros, señala las líneas que debería seguir la oposición y hasta marca cómo debe el PP promocionar sus acciones en la calle.
Feijóo, uno de los dirigentes a los que atacó con más fiereza en el pasado por ignorar su guerra cultural en Galicia, ha caído también en las redes del comunicador.
Como lo hacen Vox y su ecosistema mediático. Losantos está enfrentado desde hace tiempo al partido de Santiago Abascal, un choque que tuvo como cénit la entrevista a Rocío Monasterio del pasado mes de enero y las insinuaciones de miembros del partido sobre la financiación de Libertad Digital y la publicidad que paga el Gobierno de Díaz Ayuso. El divorcio entonces fue total y Losantos desató una campaña contra el partido de extrema derecha, especialmente en Madrid.
El final de Casado al frente del PP fue un punto de inflexión. Losantos alentó la rebelión interna en su enfrentamiento con Ayuso por las comisiones cobradas por su hermano durante la pandemia. Dijo del líder del partido que era una “ladilla” aferrada al poder en Génova y se posicionó sin fisuras junto a la presidenta del PP de Madrid, a quien quiere ver en el despacho más alto del partido, una preferencia que no oculta a nadie.
El Bernabéu y Las Ventas
Ayuso ganó aquella batalla, y también Losantos. Su nuevo poder quedó patente cuando al poco de la llegada de Feijóo le dio un toque de atención para que el nuevo líder del PP supiera de su capacidad de influencia. Durante las negociaciones con el PSOE para renovar el Consejo General del Poder Judicial en octubre de 2022, Losantos le avisó de que ese no era el camino: “Con la izquierda no se negocia. Feijóo está quedando como Cagancho en Almagro sin haber conseguido absolutamente nada”.
El locutor subió el tono hasta que su presión, unida a la de algunas portadas de periódicos, forzó al recién llegado líder del PP a romper el acuerdo con los socialistas. Fue en aquel momento cuando el locutor pronunció una frase lapidaria para que Feijóo la tuviera presente si en cualquier otra ocasión tenía la tentación de pactar con el PSOE: “No le trajimos de Galicia para esto”.
Losantos ha sido desde entonces muy crítico con Feijóo. Conocido por su capacidad para generar decenas de insultos cada semana, el presentador no comparte el talante moderado con el que en teoría Feijóo vino de Galicia y ha cargado en multitud de ocasiones contra sus reticencias a entregarse a una alianza firme, duradera y sin complejos con Vox.
Después de las elecciones del 23 de julio comenzaron a escucharse algunas voces, en el PP y entre algunos opinadores de la derecha mediática, que sugerían que si el miedo a Vox había movilizado al electorado del PSOE, quizá era el momento de distanciarse de ellos, aún con la dificultad que eso implica después de haber alcanzando acuerdos en multitud de territorios. Desde entonces, Losantos ha hecho campaña en el sentido contrario: “Nunca les ha ido mejor que cuando han caminado unidos en una misma estrategia contra los enemigos de la nación”.
Ante unas elecciones en las que el radicalismo de una parte del bloque de la derecha había mermado sus opciones de alcanzar el Gobierno, aún con todo un aparato mediático remando a su favor, Losantos atajó cualquier reflexión en ese sentido. No solo ha insistido en la necesidad de entendimiento entre Vox y PP, sino que ha advertido a Feijóo sobre que sus métodos en Galicia no sirven en la capital.
Lo resumió en una frase pronunciada tras los comicios, después de concluir que el líder del PP aún no maneja bien los resortes de la política que se hace desde Madrid: “No conoce el Bernabéu ni Las Ventas”.
“La derecha maricomplejines”
En los últimos meses, Losantos ejerce como un asesor del PP frente a un micrófono. Hay un ejemplo claro de su influencia sobre las acciones del partido. Losantos alabó la capacidad de movilización de los populares tras la manifestación del pasado 18 de noviembre, pero su editorial al día siguiente fue enormemente crítico con la publicidad que el partido le dio a la protesta y reclamó que esas manifestaciones fueran grabadas con buenos equipos de vídeo para darle “publicidad en Europa”.
El vicesecretario de Organización del PP, Miguel Tellado, fue el pasado 23 de noviembre al programa. Anunció nuevas movilizaciones –como reclama Losantos, que sostiene que el PP debe mantener la tensión en la calle en lugar de hacer solo una gran manifestación– y llegó a disculparse por lo ocurrido en la anterior: “Me falta el dron que me pide [Losantos]”.
En aquella entrevista, Losantos le dijo a Tellado que él debería ser el portavoz parlamentario del PP. Porque la influencia del locutor en el PP también pasa por tratar de cambiar las caras que acompañan a Feijóo, a quienes detesta: de Borja Sémper ha dicho que “exuda sorayismo”, de Cuca Gamarra “que ni sabe hablar español ni lo entiende”, de Esteban González Pons que es un “mediocre chiquilicuatre” y de Elías Bendodo que es “la derecha maricomplejines que no aprende”. Términos muy parecidos a los que dedicó durante años a Mariano Rajoy.
Poco después Feijóo anunció los cambios: Tellado fue nombrado portavoz parlamentario en sustitución de Cuca Gamarra –que mantiene la Secretaría general– y Bendodo perdió poder en la nueva dirección. También fue ascendida Cayetana Álvárez de Toledo, otra de las protegidas en su emisora.
El objetivo de Losantos tratando de influir en esos nombramientos es que Feijóo se desprendiese de quienes él considera tibios para aupar a los que tienen un discurso más duro contra el Gobierno. De hecho, el locutor se ha felicitado por que el propio Feijóo haya abandonado la pose de moderación con la que aterrizó de Galicia y se acerque más al estilo capitalino.
Al poco de llegar a la presidencia del PP, dijo de él que “tiene una idea de que la derecha tiene que no molestar a la izquierda, que es lo contrario de lo que piensa Ayuso”. Ahora considera que está virando hasta comenzar a alinearse con su discurso: “Va cogiéndole gusto a los mitines, va asumiendo que es el jefe de la resistencia y no de la oposición, porque ante una dictadura no hay oposición, hay resistencia”.
Esa última frase encierra también otra de las estrategias desplegadas por Losantos. Convencido de que España es ya una dictadura, el locutor no admite discrepancias en “la resistencia”, por lo que también se ha dedicado a atacar a quienes consideran que se puede criticar al Gobierno sin caer en el populismo de hablar de “autocracia”.
De nuevo hay un ejemplo clarificador sobre su influencia en ese espacio. Losantos dedicó una parte de uno de sus editoriales a insultar al columnista Ricardo Dudda, al que llamó “mamarracho”, entre otras cosas, por un artículo en el que defendía, con duras críticas al Gobierno de Sánchez, que una democracia siempre es preferible a una dictadura y que algunas reacciones contra el Ejecutivo rozaban “el populismo y el autoritarismo”.
Para rebatirle, Losantos dijo: “En la dictadura de Franco había muchos espacios de libertad”. Dudda escribió un artículo para responder en el que, entre otras cosas, explicaba por qué el franquismo era una dictadura y lo de ahora, una democracia. “Es ridículo escribir sobre el franquismo en un debate sobre el Estado de derecho en la España de 2023. Ha sido Losantos quien ha invocado su espectro”, resumía.
Y así, entre directrices al PP, críticas a Vox, duelos con quienes no comulgan con su idea de la situación del país y con ‘Suspiros de España“ como banda sonora, Losantos traza el paso a la derecha. Y con un marcaje al hombre a Feijóo, especialmente ahora que ha iniciado los contactos con el Gobierno para afrontar, de nuevo, la renovación del Poder Judicial. El locutor le ha lanzado ya la enésima advertencia: ”No estamos en una relación de Gobierno y oposición, estamos en una relación de golpe de Estado y resistencia“. La anterior vez, sus soflamas y algunos editoriales y portadas hicieron descarrilar un acuerdo que PSOE y PP daban por hecho.
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