El delegado del Gobierno en el País Vasco, Jesús Loza, ha considerado que “el reto de la construcción de la convivencia” en el País Vasco y en Navarra pasar por “la necesidad de autocrítica en el mundo de la izquierda abertzale sobre su pasado de apoyo a ETA”. A su juicio, se debería “conjugar la exigencia” de esa autocrítica a la formación abertzale con “políticas que favorezcan la de los presos de ETA”.
Loza ha inaugurado la Jornada 'Los diferentes actores que participan en la lucha antiterrorista, que ha celebrado la Asociación Víctimas del Terrorismo (AVT) en la Facultad de Derecho de la UPV/EHU en San Sebastián, y que ha comenzado guardando un minuto de silencio por todas las víctimas del terrorismo. En el acto también han tomado parte la presidenta de la AVT, Maite Araluce, y el presidente de la Asociación Plataforma de Apoyo a las Víctimas del Terrorismo (APAVT), Miguel Folguera.
Loza, en su intervención, ha asegurado que ETA fue “derrotada” con “una suma de firmeza y de inteligencia”, en la que se han unido “medidas policiales y políticas”, entre las que ha citado la Ley de Partidos o la ilegalización de Batasuna. A su entender, “la firmeza del Estado de derecho, la colaboración internacional, el compromiso de los resistentes y el hastío de la sociedad vasca fueron elementos centrales para derrotar a ETA sin pagar ningún precio político”.
Además, ha considerado que la “presión” hizo que la izquierda abertzale “optara tácticamente tanto por forzar a ETA a que abandonase las armas ante el riesgo abierto de hundirse juntos como buscar su propia legalización”. “Todo eso afortunadamente es pasado”, ha añadido.
Para el delegado del Gobierno, “el objetivo fundamental de futuro en estos momentos es el de la no repetición, un objetivo prácticamente unánime en su enunciado en el País Vasco, algo realmente insólito entre nosotros”. No obstante, ha precisado que “compartimos el objetivo pero diferimos en cómo lograrlo”.
De este modo, ha incidido en que “las dos piedras angulares” para lograr la no repetición son “la memoria y la deslegitimación del terror”. Por ello, ha apostado por la construcción de “una memoria veraz, justa y digna en la que las víctimas del terrorismo tengan una presencia protagonista y presencia pública”.
MEMORIA Y JUSTICIA
Tras afirmar que “la memoria se legitima como antídoto contra la violencia pasada y futura y constituye un elemento fundamental para la deslegitimación del terrorismo”, ha destacado que “asegurar justicia y dignidad como base para la presencia pública de las víctimas sigue siendo un reto todavía pendiente”.
Asimismo, ha asegurado que “la deslegitimación del terror constituye un elemento crucial” y precisa de “la deslegitimación ética, social y política del terrorismo”.
Por otra parte, ha señalado la necesidad de “reconocimiento y reparación de las víctimas de los contraterrorismos ilícitos y de algunos policiales a la hora de generar convivencia, sin equiparaciones ni equidistancias pero también sin discriminaciones y sin ningún tipo de legitimación”.
En este sentido, ha considerado que “la memoria ha de ser inclusiva, que acoja y recoja a todas las víctimas con sus especificidades y su singularidad”, aunque ha precisado que “existe un nítido elemento diferenciador entre las víctimas de ETA y el resto, su significado político”.
“El significado político de las víctimas de ETA no tiene que ver con su pensamiento previo, siempre plural, sino con el proyecto político totalitario y excluyente que pretendían imponer sus asesinos sobre la sangre inocente de sus víctimas”, ha afirmado, para añadir que “los contraterrorismos ilícitos, al igual que los abusos policiales del tardofranquismo de los inicios de la transición, no tenían más objetivo que acabar con el terrorismo pero con medios absolutamente rechazables”.
RETO DE CONVIVENCIA
Loza ha insistido en que “si tuviéramos que resumir en pocas palabras el reto de la construcción de la convivencia en el País Vasco y en Navarra, en estos momentos y en el futuro hablaríamos de la necesidad de autocrítica en el mundo de la izquierda abertzale sobre su pasado de apoyo a ETA”.
“Está muy bien que los estatutos de Sortu establezcan la ilegitimidad del uso de la violencia para conseguir objetivos políticos a futuro, lo que falta es el reconocimiento de esa misma ilegitimidad también en el pasado porque, de lo contrario, estaríamos aceptando que pudo ser legítimo, según las circunstancias y el famoso conflicto, asesinar al discrepante, algo absolutamente inaceptable e inasumible”, ha expresado.
El delegado del Gobierno ha recordado que Sortu “no precisa realizar autocrítica para realizar su labor política” porque “son legales y mantienen un apoyo electoral significativo”. En su opinión, “eso implica que tenemos que seguir exigiéndoles la autocrítica de su pasado”.
Además, ha insistido en que quienes sí precisan de la autocrítica “para tener progresiones a tercer grado y libertades condicionales son los presos de ETA, los restos del naufragio”. Por ello, ha reiterado que “si Sortu se preocupara realmente por el futuro de los presos lo mejor que podría hacer es llevar a cabo esa autocrítica que podría ser tomada como ejemplo por ellos para iniciar un camino a la reinserción”.
“Conseguiríamos así asentar la convivencia con una unánime deslegitimación del uso de la violencia para conseguir objetivos políticos en pasado, presente y futuro, además de hacer posible una segunda oportunidad para aquellos presos que asuman la misma. En este momento todos unánimemente habríamos establecido las bases de la no repetición”, ha concluido.