Para José-Carlos Mainer ha supuesto un reto resumir en 200 páginas la historia de la literatura española, desde la Edad Media hasta el siglo XXI. El resultado es un libro ameno en el que ha esbozado su canon literario y, por razones argumentales, ha dejado fuera a novelistas actuales de gran éxito.
Arturo Pérez-Reverte, Javier Sierra, Julia Navarro o María Dueñas son algunos de los autores actuales ausentes en la “Historia mínima de la literatura española”, en la que sí encuentran su espacio Javier Marías, Antonio Muñoz Molina, Eduardo Mendoza, Juan Marsé, Rafael Chirbes, Javier Cercas, Almudena Grandes, Fernando Aramburu, Ray Loriga, Isaac Rosa o José Ángel Mañas.
“La parte más difícil de escribir ha sido la del siglo XX, y quizá debería haber advertido que los autores contemporáneos incluidos lo han sido en función de una línea argumental muy clara”, decía hoy Mainer al presentar este libro que se pondrá a la venta en España la próxima semana, editado por Turner y por el Colegio de México, y que dentro de dos meses llegará a Latinoamérica.
Perteneciente a la colección “Historias Mínimas” de Turner, el libro puede ser “un vademécum, una guía de lectura para lectores adultos con un cierto nivel de formación” y cuyo interés no se limite a la época actual, afirmaba Mainer, que estuvo arropado en la presentación por Jon Juaristi, Carlos García Gual, Félix de Azúa, Andrés Trapiello y Manuel Rodríguez Rivero.
Al resumir la literatura de las últimas décadas, Mainer tenía claro que, a partir de 1975, le interesaba “sobre todo la presencia de la Guerra Civil en los diferentes autores, y la revisión de esos años; problemas como la vuelta a la narratividad y a lo autobiográfico y la mezcla de novela y ensayo”.
Las obras citadas con posterioridad al año 2000 tienen en cuenta “el rearme, por así decirlo, de la literatura que ha tenido fundamentalmente que ver con el período de gobierno del PP, con los fuegos artificiales de José Luis Rodríguez Zapatero y con el batacazo de la crisis a partir de 2007-2008”, señalaba Mainer, catedrático emérito de Literatura Española de la Universidad de Zaragoza.
En la parte final del libro las presencias y ausencias “vienen determinadas por esa representatividad”, que en ciertos casos ha llevado al autor a tratar algún fenómeno de forma colectiva, como movimientos poéticos a partir de 1939 o el de la novela realista de los años cincuenta o sesenta.
“Pérez-Reverte no entraba en la línea argumental”, porque Mainer no ha tenido en cuenta “el tipo de literatura recreativa, popular e histórica, y no está este autor ni ningún otro de los que practican esa clase de literatura”.
“Nunca ha escrito tanta gente como en el siglo XX o como en los últimos años. La criba del siglo XX ha sido muy notable”, asegura José Carlos Mainer, quien no ha dudado en darle el máximo espacio que ha podido a Unamuno, Valle-Inclán, Azorín o Antonio Machado.
De la literatura del siglo XX cita a “muchos menos autores de los que un lector de cultura media” podría esperar, y sin embargo, ese mismo lector no echará en falta a los autores importantes de la Edad Media o del Siglo de Oro porque están todos los que deben estar.
La época actual se irá actualizando en sucesivas ediciones de esta obra, en la que los autores más jóvenes incluidos son Isaac Rosa y Mañas.
Para su libro, Mainer ha tenido en cuenta las diferentes “simas” que se han abierto en la historia española de las últimas décadas, como la de “después de 1936” o la de “después de 1975”.
“Tengo la impresión de que después de 2007-2008 se ha abierto una nueva sima de la que habrá que dar cuenta en futuras ediciones”, señaló Mainer, director de una “Historia de la Literatura Española” en nueve volúmenes, de la que ha escrito el sexto: “Modernidad y nacionalismo, 1900-1939”.
Para facilitar la lectura del libro, se han desplazado los datos cronológicos al índice final, en el que figuran todos los autores mencionados y los títulos completos de las obras.
El canon de esta “Historia mínima de la literatura española” es el que está establecido desde los años setenta, aunque Mainer le ha dedicado al siglo XVIII “más páginas de las que habitualmente se le dedica”.
El propósito, resumía el autor, ha sido “suministrar una lectura lineal, un relato razonado de la historia de las letras españolas”, para el que ha tenido en cuenta los cambios de valoración que se han producido a lo largo de los siglos.