“España necesita un gobierno con urgencia”. Así ha arrancado el candidato del PP, Mariano Rajoy, su discurso de investidura este viernes. “No hay alternativa y estamos viviendo una situación excepcional”, ha sentenciado. El candidato del PP, que deja de serlo cuando pierda definitivamente la confianza solicitada del Congreso, ha acusado a Pedro Sánchez de refugiarse en excusas para no permitir con su abstención que Rajoy vuelva a ser presidente.
El conservador ha cargado contra el socialista por negarse a permitírselo y no ofrecer tampoco una alternativa. “Debo suponer que es porque no la tiene; y que no la tiene porque no existe, salvo la poco deseable opción de un frente heterogéneo, extremista y contradictorio”, ha afirmado.
Rajoy ha reprochado a Sánchez haber ofrecido el miércoles “una colección de manoseados y reiterativos pretextos habituales para disimular el deseo poco confesable de repetir las elecciones”. En su opinión, la actitud del secretario general del PSOE consiste en refugiarse en su distancia con las políticas del PP y negarse a participar “para eludir el compromiso y evitar el peligro de que sus propuestas se aceptaran”. Eso, ha sentenciado, “no pasa de pretexto porque no pasa de evasiva”.
En ese capítulo de las excusas que alega Sánchez, Rajoy ha incluido la referencia del socialista a los “aliados potenciales” para señalar que son PP y PSOE quienes deben ponerse de acuerdo de forma ineludible en los grandes asuntos de Estado, tal y como ha insistido desde el pasado 20 de diciembre.
“El PP y el PSOE son aliados imprescindibles para las grandes cuestiones que afectan a los españoles”, ha seguido el presidente en funciones, que no ha perdido ocasión de recordar que colaboró con José Luis Rodríguez Zapatero cuando necesitó reformar de manera urgente la Constitución en agosto de 2011: “¿Cuánto tardamos en ponernos de acuerdo? Lo que yo tardé en enterarme”.
La negativa de Sánchez supone, en palabras de Rajoy, a “confesar frívolamente que le trae sin cuidado que España pueda contar con nuevos presupuestos y que España conserve su crédito o pague por perderlo”. No se ha quedado ahí, también ha asegurado que en lo mismo que decir que no es “cosa suya si los parados ven cómo se alejan y encogen sus posibilidades de encontrar empleo y que no le preocupa que los pensionistas puedan o no actualizar su pensión”.
Este viernes finaliza el trámite parlamentario con una segunda votación para la que nadie augura sorpresas. Rajoy, apoyado en Ciudadanos, se ha acercado mucho a la mayoría absoluta pero los seis votos que le faltan para conseguirla se han convertido en una distancia inalcanzable para el líder del PP, que se enfrenta a los 180 noes de los socialistas, Unidos Podemos y las confluencias, ERC, PNV y el Grupo Mixto.
La posibilidad de terceras elecciones es, a día de hoy, la principal opción con la que trabajan las principales formaciones políticas. El fracaso del candidato del PP, Mariano Rajoy, y de su socio Albert Rivera aleja cualquier escenario inmediato de acuerdo y nadie espera que de aquí al viernes cambie la suerte para el Partido Popular.
El PP da por hecho que la nueva intentona en la investidura se producirá cuando se despeje la incógnita de las elecciones vascas y gallegas aunque el presidente en funciones prefiere no ser claro y despistar. La única opción viable para Rajoy sería ahora lograr el apoyo de los cinco diputados del PNV y lograr una abstención de un diputado de algún otro partido, pero el debate de este miércoles también ha desdibujado esa posibilidad. Además, las elecciones vascas del 25 de septiembre convierten a los nacionalistas vascos en una opción inestable.
Ni Rajoy ni Sánchez temen en exceso volver a enfrentarse a las urnas y ambos trabajan ya sobre esa hipótesis. Fuentes del PSOE aseguran que los datos que baraja Ferraz sintonizan con lo apuntado por el CIS y plantean la posibilidad de un ascenso socialista a costa de Podemos en unos hipotéticos comicios de diciembre. En Génova el análisis que se hace es similar: si hay nuevas elecciones, el PP seguirá aumentando su renta de diputados a costa de Ciudadanos.
En el PSOE ven en el discurso de Pedro Sánchez durante la primera sesión del debate de investidura un no definitivo a Mariano Rajoy. No dejó ni una puerta ligeramente abierta a un cambio en la posición de sus diputados, que era lo que esperaban algunos barones. El secretario general está decidido a mantener la negativa, no despeja dudas sobre la posibilidad de intentar llegar a Moncloa y no tiene miedo a unas terceras elecciones.
Son varios inquilinos de los despachos de Ferraz los que piensan que unos nuevos comicios son el mal menor dentro de todas las posibilidades a las que se enfrenta el PSOE. Patxi López lo comentó en la última reunión de la Ejecutiva y tras el encuentro del grupo parlamentario, en el que varios diputados abogaron por abrir una reflexión tras el fracaso de Rajoy.