La jueza Carmen Rodríguez-Medel propone juzgar a la expresidenta madrileña Cristina Cifuentes por la falsificación del acta del Trabajo de Fin de Máster. En un auto dictado este miércoles, Rodríguez-Medel da por concluida la instrucción y transforma las diligencias en procedimiento abreviado, el equivalente al procesamiento para delitos castigados con menos de nueve años de cárcel.
Rodríguez-Medel toma la misma decisión para el director del Instituto de Derecho Público, Enrique Álvarez Conde; la profesora Cecilia Rosado (presunta autora de la falsificación de las firmas) y Maite Feito, asesora del Gobierno de Cifuentes que supuestamente presionó para que se realizara la falsificación.
Por otra parte, la jueza archiva la falsa convalidación de las notas de Cifuentes a pesar de que reconoce que fue realizada por una “inexistente” Comisión de Garantías del citado Máster de Derecho Autonómico y Local, cursado en la universidad pública Rey Juan Carlos en el curso 2011/12.
En la resolución razonada de la jueza, ésta afirma que “no resultaron creíbles” las afirmaciones de Cifuentes en su declaración como imputada respecto a que “efectivamente hizo el trabajo y lo defendió ante un tribunal”. “Hay indicios de que doña C.C no defendió el trabajo fin de máster en julio de 2012 y que, cuando se hizo pública la noticia con posibles irregularidades en su titulación, promovió que fueran ocultadas, haciendo exhibición pública del acta falsificada cuando le fue facilitada”, asegura la jueza Rodríguez-Medel.
La magistrada se refiere a la tesis de la desaparición total de cualquier rastro del máster en posesión de la expresidenta. “Significativo es que no conserve copia del trabajo, ni de los sucesivos borradores, ni de cualquier correo electrónico en el que remitiera el mismo o lo sometiera para la corrección del profesor Álvarez Conde o cualquier correo electrónico de éste corrigiéndolo”, se lee en el auto.
Cifuentes se atrevió a decirle a la jueza que cada vez que quería enviar algún papel a Álvarez Conde lo hacía físicamente porque no le gustaba el correo electrónico. “No parece verosímil que en 2012 obviaran esta forma de comunicación (tan ágil, sencilla, rápida y accesible) y fuera todo manual”, continúa. Y algo más sobre las excusas de Cifuentes en el juzgado: “No resultan convincentes las alegaciones que hizo la investigada relativas a que por costumbre ella corrige en papel y en colores, cuando en el caso que nos ocupa las correcciones no las hacía ella, sino que teóricamente correspondía hacerlas al profesor”.
Según el relato indiciario de hechos que expresa la jueza, cuando eldiario.es publicó que Cifuentes había aprobado con notas falsificadas, María Teresa Feito, “indiciariamente siguiendo instrucciones de doña Cristina Cifuentes, con la finalidad de ocultar los hechos descritos y para evitar juicios” a la entonces presidenta de Madrid, “instó a E.A.C (Enrique Álvarez Conde) para que ”creara o diera instrucciones para crear los documentos necesarios para justificar“ que Cifuentes ”había superado el máster con normalidad y superado todos los trámites necesarios para disfrutar del título, incluida la defensa del trabajo fin de máster“.
La asesora Feito exigió la fabricación de un trabajo
La jueza revela que la asesora del consejero de Educación Maite Feito llamó a la profesora Rosado “insistentemente” para la elaboración del acta falsa y “también para que redactara el trabajo en sí”. Cecilia Rosado se negó a elaborar el trabajo, a lo que Feito reaccionó exigiéndole que al menos le facilitara “bibliografía necesaria para hacerlo por otros medios”. Teresa Feito “anunció represalias en caso de que no se colaborara en la ocultación de las irregularidades”, escribe la jueza.
Feito ha alegado que el día de la exclusiva de eldiario.es se encontraba en la Rey Juan Carlos, casualmente, para una reunión. La jueza lo rebate: “A la vista de todas las declaraciones prestadas, cabe indiciariamente concluir que el único motivo de que se encontrara en la URJC, en plena vorágine de la crisis vivida con ocasión de la publicación de la noticia por eldiario.es, era porque seguía instrucciones de doña Cristina Cifuentes para realizar los actos que fueran necesarios para facilitar una solución que no perjudicara los intereses” de la presidenta.
En un segundo capítulo, Álvarez Conde llamó a la profesora Cecilia Rosado “con ánimo de ocultar las irregularidades”. Para ello, le “indicó que procediera a elaborar ese mismo día una supuesta acta de defensa del trabajo de fin de máster”. Rosado reaccionó “inventándose la fecha, el título del trabajo y la composición del tribunal y lo remitió por correo electrónico” al rector, Javier Ramos, “en nombre” de Álvarez Conde.
Añade la jueza que para la “elaboración fraudulenta” del acta del Trabajo de Fin de Máster, Cecilia Rosado falsificó las firmas de Alicia López de los Mozos y Clara Souto, “con las que había hablado por teléfono ese día”. En fase de instrucción las profesoras presentaron versiones contradictorias sobre si habían dado su permiso o no a Rosado para la falsificación de sus firmas. La magistrada no propone juzgarlas porque, entre otras cosas, no hay indicios de que participaran en la falsificación de las notas de Cifuentes.