Mayo ha sido el mejor mes en cuanto a niveles de contaminación en Madrid desde que existen registros. Desde enero de 2001, nunca se había registrado un mes en el que el promedio de dióxido de nitrógeno se mantuviera en los 22,39 microgramos por metro cúbico que las estaciones de medición madrileñas anotaron de media el mes pasado. Esos datos no se alcanzaron ni siquiera cuando, en 2009, Ana Botella, entonces concejala de medio ambiente, cambió de sitio las estaciones que tenían los peores registros.
La estación donde se registran las mayores bajas en el mes de mayo es la de plaza del Carmen, la única dentro de Madrid Central. Pero el resto también bajan. “Madrid Central influye directamente sobre el aire que se respira en el centro de la ciudad, pero también en la periferia y en los lugares más alejados”, indica la experta en movilidad y profesora de geografía Carme Miralles, que añade que “la atmósfera es una, no la compartimentamos por zonas ni por límites”. “La gente se cree que cuando restringes el tráfico en una zona, ese tráfico se sitúa en otra. No es así, el tráfico se reduce y, al reducirse, se reducen las emisiones”, razona.
Pese a la buena tendencia que muestran los datos, este lunes, el nuevo alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, anunció una moratoria de las multas de Madrid Central que, en la práctica, dejaba el área restringida sin efecto, aunque seguirá notificándose a los conductores que infrinjan la norma. La decisión hizo saltar las alarmas en Bruselas, donde la Unión Europea advirtió a España que sería sancionada si su desmantelamiento afecta a la calidad del aire. Este jueves, no obstante, la portavoz del Gobierno municipal, Inmaculada Sanz, ha informado de que la moratoria en cuestión durará solamente dos meses, hasta septiembre, mientras se estudia una “reconversión” -y no eliminación, como había prometido el ahora alcalde en campaña- porque “el sistema no está funcionando porque no se estaba sancionando con garantías”.
El gobierno municipal, en coalición con Ciudadanos y con el apoyo de Vox, se acoge a que durante el primer trimestre de la puesta en marcha de Madrid Central -los datos que se enviaron a Bruselas-, la medida no logró reducir los datos de contaminación respecto a 2018, sino que empeoraron. El de 2019 ha sido el séptimo mejor enero de los últimos 18 años; febrero, el décimo; marzo y abril, los terceros; y mayo el primero. Aunque Madrid Central se puso en marcha el 30 de noviembre, las multas no empezaron a aplicarse hasta el 15 de marzo.
Ese mes es, precisamente, cuando empieza a notarse la mejora en los datos de medición de dióxido de nitrógeno y cuando la nueva corporación deja de tenerlos en cuenta. Hasta entonces, el Ayuntamiento enviaba una notificación a los conductores que se saltaran la normativa pero que no conllevaba sanción económica, como ocurrirá nuevamente en julio y agosto.
El coordinador de Ecologistas en Acción, Paco Segura, advierte que es cierto que los niveles de contaminación en esos primeros meses eran altos, pero lo atribuye a las condiciones meteorológicas, que determinan en gran medida las tasas. A más lluvia y viento, menos contaminación. Y durante esos meses sobre Madrid se asentó un anticiclón con tiempo estable y nada de lluvia. “Solo ha llovido en abril”, recuerda Segura. Según los datos de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) recogidos en la estación meteorológica de Retiro, de diciembre de 2018 a febrero de 2019 ha sido el segundo invierno más seco de lo que va de siglo. Solo llovió diez días.
Aún así, indica que “hay una prueba irrefutable”. Esa prueba es la estación de plaza del Carmen, la única que se encuentra dentro del área de Madrid Central. “Antes siempre estaba entre las peores y ahora está entre las mejores. Es un dato irrefutable, independientemente de la meteorología”, que es similar en todas las zonas, explica Segura. De hecho, mayo de 2019 tampoco ha sido un mes especialmente bueno meteorológicamente. En esta línea, Miralles señala que “las condiciones meteorológicas pueden mejorar o empeorar una situación, pero las emisiones son lo importante”. Esto es, si no se emiten gases que ensucien el aire, no hacen falta condiciones meteorológica favorables para su limpieza.
La contaminación baja en todas las estaciones
Segura advierte que comparar meses de años diferentes es un dato tramposo, habida cuenta de la importancia de las condiciones meteorológicas. Por eso, en este gráfico se comparan los registros de mayo de 2019 en cada estación con la media de los datos de 2010 -con los nuevos medidores- hasta 2018. Así, se aprecia que donde más se ha reducido la contaminación es en la plaza del Carmen. Ha bajado 15 microgramos por metro cúbico y ha pasado de estar entre las que más polución anotaban (solo por detrás de Plaza Elíptica, Escuelas Aguirre y Plaza de España), a situarse por la mitad de la tabla. Pero no ha sido la única. De hecho, la cantidad de dióxido de nitrógeno registrada ha bajado en todas.
En el paseo de la Castellana se han reducido 13 microgramos por metro cúbico de gas tóxico; en plaza de Castilla, 12; y en la avenida de Ramón y Cajal, 11. Se trata además de zonas que, tradicionalmente, tenían mucho tráfico. Pero incluso en plaza de España, al límite de Madrid Central y una de las zonas que más sufre la emisión de gases contaminantes, estos se han reducido en cinco microgramos, salvando el efecto frontera. La causa de este descenso generalizado tiene que ver con el llamado efecto de evaporación del tráfico. “Cuando reduces capacidad, cortas calles y carriles, es verdad que durante los primeros días hay algo de desconcierto, pero luego la gente no se lía a dar vueltas alrededor de Madrid Central a ver qué hace con el coche, sino que opta por utilizar otro tipo de transporte”, explica Segura.
Incluso en las zonas más alejadas y que registraban los mejores datos porque se sitúan en zonas más verdes la contaminación ha descendido: cuatro microgramos por metro cúbico de dióxido de nitrógeno menos en El Pardo y Casa de Campo y dos menos en el Parque Juan Carlos I.