La portada de mañana
Acceder
España tiene más de un millón de viviendas en manos de grandes propietarios
La Confederación lanzó un ultimátum para aprobar parte del proyecto del Poyo
OPINIÓN | Aldama, bomba de racimo, por Antón Losada

La mayoría de partidos a la izquierda del PSOE respaldan a Yolanda Díaz pero exigen “certezas” sobre el rol que jugarán

Si alguien se deja guiar por lo que ve en los actos que Yolanda Díaz está celebrando desde el verano por todo el país para presentar su plataforma Sumar tiene difícil calibrar hasta qué punto bajan revueltas las aguas de ese espacio político. En esas citas suelen estar representados casi la totalidad de partidos a la izquierda del PSOE, que escenifican con su presencia el respaldo al camino emprendido por la vicepresidenta hacia las generales del año que viene. Dirigentes de Izquierda Unida, Podemos, el PCE, Compromís, los 'comuns' o de Alianza Verde arropan a Díaz en cada uno de sus altos en el camino. Sin embargo, la foto fija dista mucho de ser una balsa de aceite. 

Analizar hoy el mapa de ese heterogéneo espacio político lleva a concluir que, desde un punto de vista cuantitativo, los conflictos entre Yolanda Díaz y las organizaciones políticas son la excepción. En realidad, el frente abierto propiamente dicho es solo uno, aunque no es cualquier frente. Desde que Pablo Iglesias la señalara públicamente como candidata, vicepresidenta y líder de Unidas Podemos en el Gobierno, la brecha entre la política gallega y la dirección del partido del que hoy está al frente Ione Belarra no ha parado de ensancharse, hasta el punto de que ya es una incógnita si concurrirán juntos o no a las elecciones. 

Ese choque con los principales dirigentes de la fuerza que hasta ahora había liderado ese espacio político bajo la batuta de Iglesias contrasta con el cierre de filas del resto de partidos, pero empieza a generar un nivel de decibelios que amenaza con desordenarlo todo. La principal crítica de Podemos es que Yolanda Díaz decidió impulsar un nuevo proyecto sin contar con ellos y que su hoja de ruta, de la que aseguran no tener información alguna, dista mucho del encargo que se le hizo en su día para heredar un proyecto que ya existía. La propia vicepresidenta ha contestado en público a esas quejas asegurando que ella no le debe “nada a nadie”, que no necesita “a nadie desde arriba” que le diga lo que tiene “que ser” y que, en todo caso, en Sumar “cabe todo el mundo”. 

Desde el equipo de la vicepresidenta reniegan del escenario de un problema con Podemos. “Podemos está en todos nuestros actos”, subrayan, diferenciando a la militancia y a las estructuras territoriales del partido de las personas que lo dirigen. En Sumar recuerdan que en los actos de escucha no faltó ni un secretario general de Podemos de cada uno de los territorios a los que fue Yolanda Díaz. Y que junto a ellos estuvo gente del resto de formaciones políticas y de organizaciones sindicales. En Valencia, por ejemplo, llegaron a coincidir en el acto Joan Baldoví, de Compromís, Héctor Illueca, de Podemos y varios dirigentes de EUPV. En Bilbao acudieron representantes de Equo y el líder de Alianza Verde, Juantxo López de Uralde. Y se han sumado a la gira partidos autóctonos como Anova, en Galicia, Batzarre, en Navarra, o la Chunta en Aragón. Siempre con el respaldo de las formaciones que lideran Alberto Garzón y Ada Colau.

“Es la mejor candidata”

“Toda la gente progresista, también la de Podemos, ve en Yolanda la esperanza de ganar. Vemos un proyecto fuerte y plural para la próxima década”, cuenta en conversación con elDiario.es una dirigente de los 'comuns'. La formación catalana tiene claro que la vicepresidenta “se ha ganado estar donde está porque ha hecho una labor espectacularmente buena en Trabajo y en la vicepresidencia”, y que por eso es “una figura que da esperanza a muchísima gente”. Así que, sobre los planes para las generales, tienen claro que el proyecto debe pivotar en torno a su candidatura: “Para nosotras no hay ninguna duda”.

El planteamiento es parecido en Izquierda Unida. “Creemos que es la mejor candidata y la que mejor representa a la izquierda transformadora de este país”, expone un dirigente del equipo de Alberto Garzón que pone en valor, además, que tenga “la potencialidad de aglutinar a gente que no está organizada en partidos”. Desde otras formaciones ahora ajenas al espacio de Unidas Podemos pero que no han ocultado su afinidad con la figura de Yolanda Díaz, como Compromís, Más Pais o Más Madrid, se prefiere, por ahora, ser más cautos a la espera de cómo se acaba reordenando todo. 

Hay quien admite en esas formaciones, donde aún rezuman heridas de enfrentamientos pasados, que el hecho de que la dirección de Podemos pudiera quedar fuera de un acuerdo con Sumar incluso les facilitaría su incorporación al proyecto de cara a las generales. Una hipótesis que, en cualquier caso, ahora rehúyen en público. “Yolanda es la mejor ministra que tiene el Gobierno pero le corresponde a ella elegir a sus compañeros de viaje”, se limitan a responder en Compromís, donde no ocultan la cercanía entre Baldoví y Díaz, que llegó mostrarle públicamente su apoyo para las elecciones valencianas frente al candidato de Podemos, Héctor Illueca. 

Los partidos piden su sitio en Sumar

Aunque todos estos partidos que se muestran afines a la candidatura de Yolanda Díaz se desmarcan rotundamente de la estrategia desplegada por Podemos, sí existe una crítica común que tiene que ver con la demanda de una mayor atención a las organizaciones y de clarificar cuanto antes el rol que pretende que jueguen cada una de ellas. Una información que, reconocen, a día de hoy no tienen. “El proyecto se tiene que clarificar y tiene que dar garantías a todas las partes y personas implicadas. La tranquilidad es un paso previo y necesario para que todo se desarrolle correctamente. Y eso interpela a Pablo pero también a Yolanda”, exponen desde la dirección de los 'comuns', donde añaden: “Entendemos la demanda de acelerar un poco la construcción del proyecto y dar certezas a las personas y a los partidos que quieren formar parte del mismo”. 

La tesis vuelve a ser compartida desde las filas de los de Alberto Garzón. “En Sumar hay elementos que se tienen que mejorar. Yolanda tiene que cuidar a las organizaciones igual que tiene que cuidar a las personas que están en las organizaciones, pero nosotros hemos podido aportar en la clave que siempre hemos defendido: elaborar procesos participativos de las personas de las organizaciones y de fuera de las organizaciones”, explica el dirigente de Izquierda Unida consultado. “Nosotros apoyamos el proceso que está llevando a cabo Yolanda porque pretende incorporar a sectores no politizados y que ahora están al margen de los partidos. Y hay dos formas de actuar frente a esa reorganización y ampliación del espacio: a la defensiva o proponiendo y siendo partícipe del proceso. Izquierda Unida ha decidido proponer y ser partícipe”, añade. 

En Podemos, mientras, arrecian las críticas a la vicepresidenta. Tras el señalamiento explícito de Pablo Iglesias durante la Uni de Otoño de Podemos en la que pidió a Yolanda Díaz “respeto” para la militancia, el tono público de los dirigentes del partido también ha ido adquiriendo tintes de un claro distanciamiento. En el Consejo Ciudadano Estatal del partido de la semana pasada, la secretaria general, Ione Belarra, abrió por primera vez la puerta a buscar una alternativa a la candidatura de la política gallega, poniendo en duda que a estas alturas sea capaz de conseguir la unidad de la izquierda y restando importancia al nombre de la candidata. “Es más importante la unidad que el nombre de ningún candidato o candidata”, dijo. En una entrevista en elDiario.es, la propia Belarra demandó esta semana a la vicepresidenta “claridad y hoja de ruta” de su proyecto y echó en falta más implicación en el espacio. “A mí me gustaría que hiciera campaña por Podemos y Unidas Podemos en las autonómicas y municipales”, admitió. 

El resto de formaciones coinciden en afearle a Podemos el tono bronco que hace explícitas a los ojos de todo el mundo las profundas grietas que amenazan al espacio con una nueva ruptura que haría peligrar las opciones de reeditar un gobierno de coalición de izquierdas. Públicamente, los de Belarra insisten en que la pelota está en el tejado de la vicepresidenta y en que no se cierran a alcanzar un acuerdo. Aunque de puertas hacia adentro reconocen que la desconfianza acumulada lo pone en peligro en todo. 

“Se está montando un partido del que no tenemos ninguna información”, sostienen en Podemos al tiempo que ponen sobre la mesa una larga lista de reproches. “Nunca hemos dejado de invitarla a ninguno de los grandes eventos de Podemos y nunca ha venido a nada. Ni a la Asamblea que eligió a Ione, ni a las universidades de Otoño, ni a las fiestas de Primavera. A nada”, se quejan antes de concluir: “Su estrategia es decir que Podemos ya está amortizado para armarse de razones y poder construir un partido nuevo”. 

Desde el equipo de la vicepresidenta abundan en el discurso de que Sumar “no va de partidos”, que todo el que quiera “cabe” y que, en cualquier caso, “es muy difícil hablar con quien se pasa insultando todo el día”, en referencia a las críticas de Pablo Iglesias. “A mí no me preguntan por la calle por el ruido ni por los partidos, me preguntan por el salario mínimo y por los problemas que de verdad tiene la gente”, comentaba esta semana Yolanda Díaz en un corrillo informal con periodistas. 

A oídos de la vicepresidenta ya han llegado los distintos mensajes de intranquilidad de las organizaciones políticas de su espacio que le piden que acelere. Y tiene previsto hacerlo, adelantando la fecha de confirmación de su candidatura respecto a lo que ella mismo tenía previsto en esa ansiada hoja de ruta. De partidos, de nombres y de listas, por el momento, no se quiere ni oír hablar. “Nadie hace sus listas un año antes de las elecciones”, se excusan.