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Mentiras y excusas de los tránsfugas de UPN para votar 'no' a la reforma laboral

Aitor Riveiro

10 de febrero de 2022 22:14 h

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Faltaban poco menos de 20 minutos para las siete de la tarde del jueves 3 de febrero y el peor escenario para el Gobierno de coalición se hizo realidad durante 40 largos segundos. Los dos diputados de Unión del Pueblo Navarro (UPN) traicionaban la decisión de los órganos de su partido, la palabra dada por su presidente, Javier Esparza, y la suya propia, y votaban en contra de la convalidación del real decreto ley de la contrarreforma laboral de Yolanda Díaz. Solo el error de un diputado del PP permitió al Ejecutivo salvar los muebles tras una complicada negociación de última hora con el partido navarro para garantizar los apoyos necesarios y en la que se habían implicado el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, y la cúpula del PSOE.

A esos 40 segundos de confusión se había llegado después de que ambos diputados dijeran en público a los medios, y en privado a miembros de PSOE y UP, que iban a apoyar la reforma laboral aunque estuvieran en contra. Tras la votación, ambos se han visto obligados a intentar justificar por qué ocultaron su posición y con ello, trataron de hacer caer el real decreto.

El momento clave del acercamiento a UPN se produjo cuando el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, comunicó a los ministros implicados en las negociaciones que su decisión era no tocar ni una coma del decreto ley en el trámite parlamentario, lo que anulaba de facto la posibilidad de atraer a un acuerdo a los partidos del bloque progresista que han sustentado al Ejecutivo de forma habitual en la legislatura. Se abría la vía Ciudadanos, que impedía el apoyo de ERC, PNV y Bildu.

Pero el de Ciudadanos, comprometido con la mediación de la CEOE, no garantizaba la aprobación del real decreto ley. Hacían falta algunos votos más. La reforma laboral modificó las alianzas habituales y UPN accedió a apoyarla, siempre que no se modificara en el trámite parlamentario. El interlocutor de la parte socialista del Gobierno fue el presidente del partido, Javier Esparza, después de que el secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, Rafael Simancas, se pusiera en contacto con los diputados y estos le indicaran que debían dirigirse al jefe del partido. Esa interlocución por parte del Ejecutivo la llevó el ministro de Presidencia, Félix Bolaños. Pero también se activaron los resortes del PSOE. El número tres del partido, Santos Cerdán, es navarro y mantiene una buena relación personal con Esparza.

Una cena para amarrar el 'sí'

Semanas antes de la votación, Esparza, Bolaños y Cerdán se reunieron alrededor de una mesa de un restaurante de Madrid, donde cenaron y abrieron el camino al de los navarros. Las conversaciones siguieron y el acuerdo se selló en los días previos a la votación en el Congreso. A cambio del 'sí', el PSN no reprobaría al alcalde de Pamplona y le apoyaría en una votación para aprobar una partida de 27 millones de euros. Esparza hizo el anuncio menos de 24 horas antes de la sesión parlamentaria que abordaría la contrarreforma laboral. “Lo cómodo era votar no. Pero lo imprescindible para traer prosperidad es votar si”, explicó en una rueda de prensa. “Sin el apoyo de UPN, no se aprobaría, y pondríamos en riesgo la llegada de los fondos de la Unión Europea, que nos tienen que servir para hacer frente a la recuperación económica, y tiraríamos por la borda un acuerdo histórico entre los sindicatos más representativos de este país y la patronal”, concluyó. El presidente de UPN repitió el argumentario en diferentes entrevistas, en las que habló de los riesgos “para España”.

Unas explicaciones que, según denuncian los dos diputados en el Congreso, no les dieron a ellos. Sayas y Adanero se han caracterizado por una oposición muy dura al Gobierno de coalición, sin una mínima concesión durante estos dos años de legislatura. El acuerdo les obligaba a validar una de las reformas más importantes de un Ejecutivo al que acusan de pactar “con los enemigos de España”.

Alrededor de las ocho de la tarde del miércoles 2, la secretaria general de UPN, Yolanda Ibáñez, llamó por teléfono a Sayas y Adanero. Según diversas informaciones, en esa conversación les indica que tienen que votar a favor del real decreto ley, pero no les explica “a cambio de qué” se ha cerrado ese acuerdo. Siempre según la versión de los dos diputados, se enteran por la televisión, cuando ven a su jefe de filas explicarse ante los medios.

El engaño en las horas previas

El jueves 3, Adanero y Sayas (quien compitió contra Esparza en su reelección como presidente de UPN) hacen ver a todo el mundo que van a seguir las directrices de los máximo órganos políticos del partido. En una entrevista concedida el día 2, Sayas dice que sobre la mesa están “las tres opciones” de voto, pero deja claro que no hay pegas al contenido. “Si solo estuviéramos valorando el texto, evidentemente en cuanto a lo que tienen que ver con un acuerdo entre sindicatos y empresarios, nuestra posición es favorable”, asegura.

En la misma mañana del día 3, el mensaje es aún más claro. Adanero da una entrevista a la cadena SER en la que despeja cualquier duda: “No, la disciplina de voto está ahí, riesgo en eso no”. El diputado criticó aún así que la dirección de UPN no se hubiese puesto en contacto con ellos y dijo que no compartía la decisión, pero insistió en que el sentido de su voto sería un 'sí'.

Sayas jugó al despiste justo antes del debate, pero aclaró que no habría sorpresas. En un corrillo con varios periodistas dijo que tenía unas directrices que iba a respetar. Adanero también se paró ante los medios antes de entrar al hemiciclo e insistió en que no estaba en “riesgo” la disciplina de voto.

El debate comenzó a las nueve de la mañana. Tras varios turnos a favor (de la ministra, Yolanda Díaz, y del grupo socialista) y en contra (del PP), los grupos subieron a la tribuna a fijar posición. Todos, menos los dos diputados de UPN, que dejaron pasar su vez sin intervenir. Algo muy poco habitual, máxime en los partidos pequeños que tienen menos presencia parlamentaria y mediática.

En el transcurso del día, ambos diputados tranquilizaron a PSOE y UP con los mismos argumentos que había usando antes de los medios. Sayas habló directamente con Santos Cerdán, a quien le repitió que tenía una directriz que iba a cumplir. También coincidió en los pasillos del Congreso con Héctor Gómez, portavoz del PSOE, y con Edmundo Bal, portavoz de Ciudadanos. Les dijo lo mismo.

A la hora de votar, ambos pulsaron el 'no'. Solo el error del diputado del PP Alberto Casero, evitó que su estrategia de ocultar el sentido de su voto tumbase la reforma laboral. Los dos se justificaron inmediatamente en Twitter y empezaron una ronda de entrevistas y comparecencias para tratar de explicar su decisión.

Los nervios como justificación

Esa misma noche, en la cadena SER, Sayas explicaba que su voto era “en conciencia” y ya avanzaba que no tenía intención de entregar el acta de diputado. Pero tuvo problemas para explicar por qué le había dicho a los periodistas que tenía un mandato que iba a cumplir: “Hoy ha sido un día muy difícil para nosotros, no somos personas habituadas a este nivel de conversación con los medios ni a estar en el foco como hemos estado hoy. Probablemente fruto de los nervios ha podido parecer que estaba confirmando algo que no era así”. “En torno a las 10 de la mañana teníamos muy claro lo que íbamos a votar”, dijo también para tratar de justificar que en sus conversaciones con los medios, antes de esa hora, dijesen lo contrario.

Antes, en la Sexta, se justificó de manera parecida. “No sé exactamente las palabras que he dicho esta mañana, no sé si ha sido una cuestión de nervios”. También han tenido problemas para explicar por qué, si tenían claro que iban a rechazar la reforma, ocultaron durante todo el día el sentido de su voto: “Creo que un diputado se expresa cuando vota”, dijo este miércoles en rueda de prensa en el Congreso, y añadió que muchas veces se criticaba a los diputados cuando deciden su voto antes del debate, y también ahora cuando lo hacen en el “momento de la votación”. “Tenemos un problema de concepción, los plenos que duran nueve horas también son para escuchar”, añadió.

De hecho, para justificar ante una periodista por qué había dicho a primera hora que tenía una directriz que iba a acatar, argumentó que su posición había estado “abierta durante todo el día”. Solo unos días antes había dicho que tenía la decisión tomada a las 10 de la mañana.

Estos días, cuando a ambos les han preguntado qué no le gustaba de la reforma laboral, no han puesto pegas al contenido. Sayas respondió que no le gustaban “los socios que la traen”. Adanero, en una entrevista en Trece, dijo que su voto favorable serviría para respaldar a un Gobierno que “blanquea” a Bildu, aunque ese partido había votado igual que ellos en contra de la reforma.

Tras el vodevil parlamentario, Esparza hizo varias llamadas para intentar entender lo que había pasado. Primero, a Pablo Casado y a Inés Arrimadas para enterarse de si había habido negociaciones con los diputados para que cambiaran su voto. Durante la tarde-noche del jueves algunos diputados socialistas aseguraron que había habido reuniones entre Sayas y Adanero en el mismo Congreso con dirigentes del PP y de Vox. El líder del PP lo negó. Lo que dijo la presidenta de Ciudadanos no ha trascendido. El presidente de UPN llamó también a Bolaños y a Cerdán, para pedir perdón por lo ocurrido.

Casi inmediatamente se desató una tormenta interna en la propia UPN. Esparza ha convocado a los órganos del partido y tanto la ejecutiva como el Consejo Político han apoyado el inicio de la expulsión de ambos. Este miércoles, el Comité de Garantías propuso suspenderles de militancia durante dos años y seis meses. Ahora es el turno de las alegaciones de los expedientados, que ya han anunciado que impugnarán la decisión de los órganos que optaron por votar a favor de la reforma laboral.

Pase lo que pase, Adanero y Sayas ya han dicho que piensan mantener el acta de diputados, lo que les convertiría formalmente en tránsfugas. Una lista en la que ahora solo figura el ex de Ciudadanos Pablo Cambronero. “Es evidente que la dirección de UPN nos quiere fuera y que los votantes nos quieren dentro”, dijo Sayas en una rueda de prensa tras conocer la propuesta de Garantías, en la que dijo tener la sensación de que los votantes de UPN están con ellos. Todavía faltan los capítulos finales para conocer el desenlace de esta historia.