Miguel Ángel Rodríguez pone en cuestión el relato de la pareja de Ayuso al ser obligado a decir la verdad en el Supremo
Miguel Ángel Rodríguez se encontró este miércoles en el Tribunal Supremo con la obligación de decir la verdad. Su declaración como testigo, que se alargó durante 45 minutos, reveló que la pareja de Isabel Díaz Ayuso y su defensa llevan meses ocultando a los tribunales que ellos mismos hicieron circular correos confidenciales sobre su caso. La declaración del jefe de gabinete también evidenció el intento del entorno del empresario de ofrecer, fuera del despacho del juez, una versión diferente a la que había relatado dentro del Supremo Miguel Ángel Rodriguez.
El magistrado Ángel Hurtado tiene ahora por delante la decisión de indagar en la posible incidencia que todo eso haya tenido en un procedimiento que avanza a varias velocidades, pero en todo caso de forma más acelerada que la causa original por fraude fiscal contra Alberto González Amador. Rodríguez estaba citado como testigo en la causa abierta contra el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, por la supuesta difusión a la prensa de un email relacionado con esa investigación, lo que podría constituir un delito de revelación de secretos. Sin embargo, ante el juez, Rodríguez admitió que tuvo en su poder uno de los correos que intercambiaron el fiscal del caso, Julián Salto, y la defensa del comisionista muchas horas antes de que el fiscal general tuviera acceso a ellos.
Distintas fuentes presentes en la declaración señalaron que la mano derecha de Ayuso puntualizó que dispuso desde la mañana del 12 de marzo —poco después de que elDiario.es destapase el caso— de uno de los correos de esa cadena, firmado por el fiscal y fechado ese mismo día. Según la versión que dio en el Supremo, se lo facilitó el abogado del comisionista y él lo retuvo durante “38 horas” hasta que a las 22.27 horas del 13 de marzo envió su contenido a un grupo de mensajería en el que estaban medio centenar de periodistas una vez que el contenido ya había sido difundido por dos medios: El Mundo y La Sexta.
Pero ese mensaje enviado por Rodríguez estaba manipulado: omitía que la respuesta del fiscal era la contestación a una oferta de pacto que cinco semanas antes había realizado el empresario y afirmaba que la Fiscalía había retirado su supuesta propuesta por “órdenes de arriba”. Sobre la afirmación que pretendía hacer pasar la investigación penal a González Amador por una persecución política contra Ayuso por supuestas instrucciones políticas para boicotear cualquier posibilidad de acuerdo que ahorrase el juicio, Rodríguez reconoció ante el juez que no tenía ninguna información y aseguró que era su “opinión”, aludiendo a que él “peina canas”. Varios medios publicaron esa versión sin ningún tipo de contraste.
La testifical de Rodríguez ante el juez Hurtado, obligado a decir la verdad, introduce una nueva variable en la ecuación: el mismo 12 de marzo, después de la primera exclusiva de elDiario.es sobre el caso pero casi 40 horas antes de la filtración de los correos, la defensa de González Amador entregó un email de la Fiscalía al jefe de gabinete de Ayuso. Y, horas después, según su relato, autorizó su difusión a medios de comunicación.
Este es un dato que se ha aportado por primera vez desde que los abogados del empresario interpusieran la primera querella por revelación de secretos en el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM). Tampoco apareció cuando el Ilustre Colegio de Abogados de Madrid (ICAM), acusación popular del caso, anunció sus propias acciones penales contra la Fiscalía y rompió sus acuerdos con el Ministerio Fiscal en materia de protocolos de conformidad. “El secreto de sus comunicaciones no parece estar garantizado”, afirmó entonces el decano, Eugenio Ribón. Ahora, tras la testifical de Rodríguez, se conoce que el entorno del acusado difundió también estas comunicaciones.
La información aflorada este miércoles no estaba en la primera querella ni tampoco en los sucesivos escritos con los que la defensa de González Amador ha ido ampliando su denuncia inicial. No lo hizo cuando la causa se tramitaba en el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) y la posible revelación de secretos era el comunicado con el que la Fiscalía buscaba desmentir las falsedades difundidas por Rodríguez. Tampoco ante el Tribunal Supremo, cuando la causa se centró en la filtración del correo con la confesión del empresario.
Fuentes jurídicas también explicaron a elDiario.es que Rodríguez negó haber sido el autor de la primera filtración al diario El Mundo, el primer medio de comunicación que publicó el contenido del correo al que él había tenido acceso. Pero sí reconoció haber puesto en contacto a uno de sus periodistas con González Amador.
Estos detalles no figuraban hasta ahora en el relato en el que se ha presentado al empresario como una víctima de una operación de Estado para atacar a Ayuso a través de su pareja. En todo caso, esos datos no tienen por qué incidir en la investigación principal sobre si el fiscal general filtró o no información del caso a la prensa, pero sí son relevantes para la causa de revelación de secretos: si fue el propio González Amador o su entorno el que difundió, en primer lugar, un correo confidencial del fiscal que le había investigado. Todo ello, en un momento en que ese correo también formaba parte de la investigación que llevó el TSJM hasta que remitió las diligencias al Supremo.
Las contradicciones de Rodríguez
La Abogacía del Estado llegó a pedir sin éxito al juez que solicitara el teléfono de Rodríguez para comprobar su versión. El magistrado se negó, alegando que no contaba con “datos suficientes” para hacerlo. En este sentido, se limitó a pedir al jefe de gabinete de Ayuso que aportara un pantallazo del mensaje con el que difundió el correo de la Fiscalía en la noche del 13 de marzo para comprobar la hora exacta a la que fue enviado.
La controversia arrancó poco después de que Rodríguez abandonara el Supremo. Tras afirmar ante el juez que él obtuvo el correo del fiscal Salto en la mañana del 12 de marzo a través de uno de los abogados de González Amador, cambió su versión en declaraciones a los medios y afirmó que fue el propio empresario el que se lo hizo llegar. Para apuntalar esa versión dio detalles como que el empresario se lo remitió tres horas después de que elDiario.es desvelara el caso, no para que lo difundiera sino para trasladar la idea de que ya empezaban “a ver la luz” y que el asunto se acababa.
Esa parte del relato se convirtió en un punto de conflicto para Rodríguez, la defensa de González Amador y su entorno. El propio jefe de gabinete de Ayuso intentó, al salir del Supremo, matizar su propia declaración con datos imprecisos. Afirmó, por ejemplo, que esa noche El Mundo publicó la primera información del caso a las 19.15 horas cuando, en realidad, no fue hasta las 21.29 horas.
Durante la jornada, las contradicciones llegaron también desde el entorno de los abogados de González Amador. En diversos mensajes a medios de comunicación un portavoz autorizado de su defensa afirmó que Rodríguez, en realidad, había explicado al juez que él solo había obtenido y difundido el correo en la noche del 13 de marzo, con el objetivo de hacer aclaraciones sobre lo ya publicado por varios medios. Es una versión diferente a la ofrecida dentro del Supremo.
La declaración de Rodríguez también omitió un dato crucial conocido por elDiario.es: ese día 13 de marzo, en torno a las siete de la tarde y mucho antes de que ninguna información ni a favor ni en contra fuera publicada, ya difundió entre algunos periodistas su teoría sobre las maniobras de la Fiscalía y las supuestas órdenes políticas para frustrar un acuerdo. Un extremo que el fiscal del caso Julián Salto negó tajantemente en su declaración como testigo ante el Tribunal Superior de Justicia de Madrid.
El relato del entorno de González Amador no ha salido ileso, por tanto, del paso de Rodríguez por el Supremo, quien incluso fue desmentido en plena comparecencia ante los periodistas por un reportero de La Sexta sobre varias de sus afirmaciones. Ante las cámaras, el jefe de gabinete de Ayuso acusó a esa cadena de mentir, cuando precisamente lo que hizo fue desmentir su primer gran bulo sobre el caso.
A la espera de cualquier decisión que el juez Hurtado pueda tomar al respecto, la versión de Rodríguez encaja en la versión que más favorece a la pareja de Ayuso y a él mismo. Según él, recibió un correo, pero no el que investiga el Supremo, lo difundió, pero con el permiso de González Amador y cuando su contenido ya había sido publicado por El Mundo, a quien según afirmó en el Supremo Rodríguez él no filtró el correo. Además, según el relato del jefe de gabinete él hizo llegar una información incompleta, pero porque la pareja de la presidenta no tuvo a bien explicarle que, antes de ese correo del fiscal, hubo uno de su propio abogado con una confesión y una propuesta de pacto reconociendo dos delitos para evitar su entrada en prisión.
Rodríguez declaró como testigo y, por tanto, no está acusado de ningún delito. Él mismo se situó a salvo de cualquier ilegalidad, pero reconoció que difundió un correo de la Fiscalía, considerado confidencial, con el visto bueno del denunciante y con el resultado de manipular a la opinión pública a través de diversos medios de comunicación. Algunas acusaciones han considerado que la declaración es irrelevante para la causa porque, al fin y al cabo, el Supremo investiga la filtración de otro correo relacionado, pero distinto. Con todo, Rodríguez remata un relato que, desde el arranque del caso, González Amador no mostró de forma completa a los jueces cuando presentó su denuncia por la filtración de el correo que desmentía la información tergiversada sobre la propuesta de acuerdo entre el comisionista y el ministerio público.
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