Tiflis, 14 oct (EFE).- Varios miles de opositores se congregaron hoy en el centro de Tiflis para exigir la puesta en libertad del expresidente georgiano Mijaíl Saakashvili, detenido el pasado primero de octubre después de entrar clandestinamente en el país.
La concentración fue convocada por el Movimiento Nacional Unido (MNU), fundado por el exmandatario, actualmente ciudadano de Ucrania, que se encuentra recluido una prisión de la ciudad de Rustavi, a unos 30 kilómetros a suroeste de la capital georgia, donde se declaró en huelga de hambre.
Saakashvili, de 53 años, fue condenado en ausencia, en 2018, a 6 años de prisión por organizar un atentado contra un diputado y a 3 años por abuso de poder.
La Justicia georgiana abrió otros dos casos penales contra el expresidente: uno, por malversación de fondo públicos por un monto de 5 millones dólares y el otro, por emplear el ejército para disolver un mitin opositor en 2007, cuando ejercía la jefatura del Estado.
“El expresidente Sakashvili hizo un gran aporte al desarrollo del país y no debe estar en la cárcel. Es un preso político”, dijo el Zaal Udumashvili, uno lo líderes de la oposición al Gobierno que encabeza la formación Sueño Georgiano.
Los opositores instalaron en la Plaza de Libertad una enorme retrato de Saakashvili y una gigantesca bandera georgiana el centro de la cual se puede leer “Tavisupleva Mishas” (“Libertad a Misha”, diminutivo de Mijaíl) y “Free Saakashvili”.
“He venido de Kajetia (región en el este de Georgia)”, dijo a Efe un hombre de mediana edad que se presentó como Onisimé.
Agregó que “independientemente de las preferencias políticas un expresidente no puede estar en prisión”.
“Cuando gobernó Saakashvili (2004-2013) se hicieron muchas cosas buenas, aunque también hubo cosas con las que no estuve de acuerdo. Pero no quiero que pase hambre y esté entre rejas”, dijo Onisimé.
Nugzar Tsiklauri, uno de los dirigentes del MNU, dijo a Efe que con el mitin de hoy en Tiflis “el pueblo georgiano legitima a Saakashvili, que ahora debe volver a la política nacional”.
Por su parte, el primer ministro georgiano, Irakli Garibashvili, acusó al exmandatario de haber regresado a Georgia “con el único objetivo de desestabilizar la situación en el país”.