Miles de personas se concentraron el sábado desde las seis de esta tarde en los alrededores del Congreso, convocadas por la Coordinadora 25-S. La plaza de Neptuno, a unos trescientos metros del edificio del Parlamento, se llenó de gente. siempre rodeada de un fuerte dispositivo policial.
La primera línea de la manifestación, pegada a las vallas que impiden el paso a la explanada donde se encuentra el Congreso, permaneció tranquila en todo momento. La policía no hizo amago alguno de ponerse los cascos o de interponerse entre los manifestantes y la vallas que bloquean el acceso, como sí hizo el martes pasado justo antes de las cargas policiales que acabaron con decenas de personas detenidas y heridas.
El ambiente de la marcha fue más diverso que el de las protestas convocadas el martes y el miércoles, había gente más joven, pero también más personas mayores. Se escucharon algunas de las consignas más emblemáticas del movimiento 15-M: “No nos representan”, “Sí se puede”, “No es una crisis, es una estafa”, corearon los manifestanes. Otros lemas y pancartas pidieron la dimisión del Gobierno, reivindicaron alternativas a las políticas de recorte y reclamaron la apertura de un nuevo proceso constituyente.
Una furgoneta de color blanco y sin ningún tipo de logotipo se abrió camino a través de la multitud. Pertenecía a la Coordinadora 25-S, organizadora de la convocatoria, que durante más de una hora montó un equipo de megafonía para animar el ambiente y llamar a la gente a un proceso de reflexión y debate sobre los motivos de la movilización. Se leyó un comunicado en el que se explicaron los motivos de la movilización frente al Congreso “para rescatarlo del secuestro de la soberanía popular llevado a cabo por la troika y los mercados financieros”. El mensaje convocó una nueva manifestación “cuando los presupuestos se discutan en el Parlamento”.
Poco antes de la medianoche, representantes de la Coordinadora 25S dieron la manifestación por terminada e intentaron convencer a la gente de que abandonara la zona. La mayoría lo hizo, pero un grupo reducido optó por quedarse y realizar una sentada hasta que decidió abandonar la plaza presionado por la policía.
A lo largo de la noche, se produjeron incidentes en varias zonas del centro de Madrid. Unas 50 personas arrojaron a la calzada contenedores de basura y fueron perseguidos por los antidisturbios. Vecinos de Lavapiés denunciaron que la policía golpeó a personas que estaban en la calle y entró en algunos bares del barrio.