Adís Abeba, 8 jun (EFE).- Miles de refugiados sudaneses que huyeron a Etiopía por la devastadora guerra desatada en su país el 15 de abril de 2023 denuncian que son víctimas de ataques por parte de milicias locales y que no reciben suficiente ayuda humanitaria en los campos.
“Llevamos casi un año viviendo en campos de desplazados inseguros y recientemente fuimos asaltados y atacados por hombres armados, y (nos vimos) obligados a abandonar el campo”, declaró a EFE este sábado Mohamed Hamid, refugiado sudanés que residía en el campo de Kumer, en la región etíope de Amhara (norte).
“Sabemos que nuestro problemas no se pueden resolver aquí y que nuestra seguridad no está garantizada, así que les hemos pedido que nos lleven de Etiopía a otro tercer país o, si no, que nos devuelvan a nuestro país, Sudán”, añadió Hamid.
Durante las últimas semanas, medios de comunicación locales han cifrado en miles los refugiados sudaneses forzados a abandonar los campos donde han estado viviendo por la violencia de grupos armados, una cifra que Hamid y otro refugiado con el que habló EFE llamado Mohammed Nure sitúan en más de 7.000.
El pasado 28 de mayo, la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) reveló en un comunicado que unos mil refugiados sudaneses abandonaron el campo de Awlala, también en Amhara, “en protesta por la preocupación por incidentes de seguridad y servicios insuficientes”.
Acnur se mostró entonces “muy preocupada” por este grupo de refugiados que llevaban “más de tres semanas quedándose al lado de la carretera cerca del campo” y entre los cuales algunos llegaron a iniciar una huelga de hambre.
Aunque la agencia recomendó a los refugiados que regresaran al campo hasta que se encontrara una solución con las autoridades, admitió también que “la situación de seguridad sobre el terreno sigue siendo profundamente difícil”.
Sudán, la peor crisis de desplazados del mundo
Contactado por EFE este sábado, Tamirat Demisse, coordinador en Kumer y Awlala del Servicio de Refugiados y Retornados (RRS, en inglés) etíope, aseguró que el Gobierno ha puesto en marcha esfuerzos prácticos para reubicar a los sudaneses en lugares seguros.
En cuanto a la falta de ayuda humanitaria, “no es el Gobierno etíope quien proporciona la ayuda alimentaria, es el Programa Mundial de Alimentos (PMA)”, argumentó Tamirat.
“La ayuda alimentaria que la organización proporciona a los refugiados puede aumentar o disminuir dependiendo de la situación”, agregó.
Según medios locales, muchos de los sudaneses que han abandonado los campos en Amhara se encuentran ahora en un bosque situado a unos 70 kilómetros de la frontera con Sudán, donde sobreviven en condiciones precarias.
De acuerdo a Acnur, Kumer acoge a unas 6.000 personas -incluyendo población de Sudán, Eritrea y Sudán del Sur-, mientras más de 2.000 residen en Awlala, sobre todo sudaneses y sursudaneses.
Con casi diez millones de personas forzadas a abandonar sus hogares dentro de Sudán, la mayoría de ellas por la guerra entre el Ejército y el poderoso grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), este país sufre ahora la peor crisis de desplazados del mundo, según datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
Asimismo, desde el inicio del conflicto -que ha dejado al menos 30.000 muertos, según el Sindicato de Médicos sudanés-, más de 2,1 millones de personas han cruzado las fronteras de Sudán hacia países vecinos, incluyendo cerca de 300.000 que llegaron a Etiopía.
Aunque estos refugiados buscaban dejar la guerra atrás, lo cierto es que la historia de Etiopía se ha visto marcada por las tensiones nacionalistas y el país es escenario diferentes conflictos en todo su territorio entre milicias étnicas y el Ejército.