El aun juez del caso Villarejo, Diego de Egea, ha dictado una providencia en la que da cinco días al comisario para que solicite retirar el material que considere afecta a su intimidad antes de que el resto de las partes tengan acceso a él.
La decisión se produce doce días después de que la Sala de lo Penal corrigiera en parte la decisión tomada por el juez el verano pasado de levantar todo el secreto del sumario y la Sección Tercera lo restringiera al material en papel que guarda el juzgado y también para el que estuviera en formato digital y no encriptado. La Fiscalía recurrió aquella decisión.
El juez establece ahora que el comisario debe determinar “concreta y motivadamente qué información pueda afectar directamente a su privacidad y cuyo acceso no esté justificado por el derecho a la tutela judicial efectiva”. Una vez solicitado el expurgo, De Egea consultará a la Fiscalía y adoptará una decisión. La providencia es del pasado día 12, pero ha sido notificada a las partes este mismo lunes.
Al levantar el secreto sobre la partes del sumario aludida, el juez establecía varias restricciones. Entre ellas, que las partes consultaran toda la documentación en sede judicial, sin poder retirar copias, y sin poder reproducirlas a través de medio digital alguno.
El partido político Podemos, que ejerce la acusación popular, se quejó: “La obstaculización a la justicia es el grave problema al que a menudo nos enfrentamos a la hora de preparar casos tan relevantes y graves como es Tándem (Villarejo). Nos dan 90 días para examinar 20 terabytes de información, anotando lo que nos interesa a papel y lápiz”.
Además, el juez estableció que la Unidad de Asuntos Internos debe elaborar un in forme para separar también archivos que afecten a la seguridad del Estado. Ya están retirados de forma expresa, y según esto, lo relativo a la Operación Kitchen o la pieza denominada Carol, en referencia a la antigua amiga del rey Corinna Larsen, que fue archivada.
eldiario.es reveló que la documentación incautada al comisario Villarejo incluye un material comprometedor para quien trató con él y que es distinto de las temidas grabaciones que el policía acumuló durante décadas. Se trata de una suerte de diario manuscrito donde Villarejo apuntaba las citas que tenía y a las que añadía luego comentarios. Esa especie de cuaderno de bitácora está repartido en varias libretas y es parte de la documentación sobre la que la Audiencia Nacional levantó el secreto.
El contenido de esas anotaciones parece tener una finalidad distinta a las de las grabaciones que mantienen atemorizada a la élite política, empresarial y judicialdel país. El comisario incluye “reflexiones”, según las fuentes consultadas, y se expresa de un modo un tanto críptico, como si él fuera el único destinatario de esos escritos. La afición a bautizar sus dosieres con nombres originales, que aludieran de algún modo a los encargos que recibía, también aparece en este diario. Es frecuente, afirma quien lo ha visto, que utilice “motes” para referirse a las personas.