Teresa Rodríguez (Rota, 1981) cumple cinco meses al frente del grupo parlamentario de Podemos en Andalucía. Y dos más como secretaria regional del partido. Antes, fue eurodiputada y una de las personas que encabezó la apuesta alternativa a la que comandaba Pablo Iglesias en la Asamblea constituyente de Vistalegre. En este tiempo ha consolidado su liderazgo en Andalucía, sobre todo durante las negociaciones para la investidura de Susana Díaz.
Rodríguez habla con eldiario.es en un descanso de los actos de la Universidad de Verano de Anticapitalistas, el antiguo partido que participó en la fundación de Podemos, hoy reconvertido en asociación. Intenta pasar desapercibida y descansar, pero es, con diferencia, la persona más buscada y saludada de los presentes. La entrevista se hace horas antes de que pronuncie una frase que luego tuvo que matizar: “Me da miedo que nos tiemblen las piernas como a Tsipras”. Una frase que también dice a eldiario.es cuando la dimisión del primer ministro griego es poco más que el rumor de una posibilidad. “El PSOE fue al primero en temblarle las piernas, recuerdo aquel Zapatero de 2010”, asegura.
¿Cuáles son las expectativas para las generales?
Las expectativas son siempre altas. No podemos correr el riesgo de acostumbrarnos a los recortes, los despidos, etcétera. De momento no pasa, sigue habiendo indignación ante el sometimiento a un nuevo marco de relaciones sociales. Por eso necesitamos un buen resultado en las generales, y vamos a trabajar a fondo para ello en Andalucía, que es donde se ganan en gran medida las elecciones.
Hemos visto en los últimos meses en Grecia que lograr el Gobierno no es sinónimo de poder cambiar las cosas...
[interrumpe] No es sinónimo de tener poder.
¿Teme que genere frustración en la gente, que cale que no vale la pena el esfuerzo?
Es el principal temor con el que nos acostamos y nos levantamos cada día. No responder a las expectativas, no tener capacidad de cambiar las cosas. Incluso a nivel personal, abandonarlo todo y dedicar todo tu tiempo a construir una alternativa política y perder la oportunidad histórica de hacerlo. Decía Kurt Cobain que no perdonaba a la generación de sus padres haber podido hacer la revolución y no haberla hecho. A mí me gustaría que nuestros hijos nos recordaran como quienes tuvieron la capacidad de cambiar las cosas y lo hicieron, con valentía y el apoyo popular.
Me dan mucho miedo los temblores de piernas de [Alexis] Tsipras, cuando después de un referéndum donde, de forma muy potente, la ciudadanía da un espaldarazo al Gobierno y algo pasa en el viaje entre Atenas y Bruselas. Yo no quisiera estar en su pellejo, pero algo pasó para que los extorsionadores, los enemigos de la vida, te ganen el pulso.
Por eso mi pregunta: ganas las elecciones, gobiernas seis meses, ganas un referéndum y aun así, vas a negociar, y te vuelves con algo que es difícil de vender. ¿Hay alternativa?
La alternativa pasa por la alianza a nivel internacional. Sola, Grecia no puede ganar el pulso a la troika, a los poderes financieros. Sola no puede, pero quizá con un despertar de los países del sur de Europa seamos capaces de plantar cara. No se le puede reprochar nunca al Gobierno griego el haberlo intentado. Y lo volverán a intentar si tienen el apoyo y el esfuerzo suficiente de la sociedad griega y con muchas 'grecias'. Decía el Ché Guevara “muchos vietnam”, pues aquí necesitamos “muchas grecias”.
Decía antes que no se arrepiente de no haber apoyado a Susana Díaz. En diciembre se puede dar una situación similar. ¿Qué cree que debería hacer Podemos con su voto en el Congreso si sirviera para determinar quién gobierna?
En Cádiz le preguntaban muchas veces eso a Por Cadiz Sí Se Puede y la respuesta era siempre la misma: a lo mejor hay que preguntarle al PSOE. Y al final fue así: fueron los socialistas quienes tuvieron que apoyarnos para parar al PP. En Andalucía el PP no podía alcanzar el Gobierno de ninguna manera. Evitar gobiernos del PP es nuestra obligación. Hemos nacido para desbancar a quienes con más dureza han combatido los derechos sociales y las libertades públicas. Debemos echar al PP, pero no podemos congestionar recortes con el PSOE. Hago un llamamiento a la valentía a quienes dudan entre votar al PSOE o a Podemos, para salir del ciclo nefasto del turnismo político. El PSOE fue el primero en temblarle las piernas, recuerdo aquel Zapatero de 2010.
Hace unas semanas Pablo Echenique hablaba de “un nuevo Podemos” a partir de septiembre, usted misma ha pedido volver al “ADN de Podemos”. ¿Existe esa pulsión dentro del partido para volver a unos orígenes que podrían haberse olvidado?“un nuevo Podemos”
La gasolina de Podemos no son solo las grandes campañas y la presencia mediática. Debemos tener la capacidad de dar discursos públicos rupturistas a millones de personas para canalizar el hartazgo y el sí se puede. Pero hay otro proceso, más silencioso, que es la autoorganización de la gente a través de los círculos. Yo creo que no se le ha dado suficiente importancia a esta segunda pata, lo que ha hecho que se pierda entusiasmo organizativo e implantación territorial, que es una carencia muy fuerte que tenemos en las zonas rurales. Soy contraria a oponer participación y eficacia, porque a nosotros la participación nos permite llegar a sitios donde no podemos llegar con una campaña centralizada. El futuro de Podemos pasa por ahí y las candidaturas de unidad popular van a ser las guardianas de esas esencias. Y fíjate que viene de una decisión que en su momento yo no veía.
En julio en un referéndum se planteó la posibilidad de abrir las listas de Podemos a personas o movimientos de implantación territorial. ¿En Andalucía han avanzado algo en este sentido? ¿Es algo que depende de las regiones o de la organización a nivel estatal?
La campaña está en manos de la dirección estatal. Esa fue la decisión que se tomó en el Consejo Ciudadano que aprobó el reglamento. La intención es conseguir un buen grupo parlamentario en el Congreso para lograr un buen Gobierno, cohesionado, con los mejores, etcétera. No es un proceso que permita a las organizaciones autonómicas tener ningún papel. En el caso concreto de Andalucía, como te decía antes, las habas están más contadas. Y sospecho que todos los puestos de salida los tiene la lista de Pablo [Iglesias], que es verdad que tiene bastante representación andaluza.
Con el secretario general usted ha tenido una relación fluctuante, con altos y bajos. ¿Cómo es ahora?
La relación a nivel personal siempre ha sido buena, ha habido sintonía, lealtad y claridad. Él sabía perfectamente lo que yo pensaba y él me lo ha dicho también con toda su crudeza. No nos conocíamos de antes, yo no veía ni La Tuerka. Teniendo acuerdos o desacuerdos, siempre ha sido una relación positiva. Y creo que tenemos que ir a una organización así, en la que haya acuerdos o desacuerdos en función del debate. Si no, lo que haríamos sería crear familias. Eso son dinámicas de la vieja política.
En Vistalegre usted defendió el liderazgo de Pablo Iglesias, aunque no compartía sus planteamientos. ¿Sigue pensando lo mismo para las generales?
Sí, lo creo.
¿Y después? Iglesias ha dicho que su intención es ganar y que no se ve como un mero diputado de la oposición.
En la rueda de prensa del Teatro del Barrio [en Madrid] donde lanzamos la iniciativa, Pablo reconocía a preguntas de un periodista que la iniciativa estaba siendo personalista. Debemos caminar hacia una organización más descentralizada, con más madurez política, con portavocías diversas y rotatorias que nos impida caer en la profesionalización de la política que tanto hemos criticado. La decisión que tome Pablo la respetaremos, pero será un proceso que acompañemos, que construyamos cada día. No creo que él vaya a abandonar el barco de un día para otro.
Si ese escenario se produjera, ¿estaría dispuesta a dar el salto a Madrid?
Mi futuro está en Andalucía, lo he dicho desde el principio. Es muy necesario construir un Podemos fuerte en Andalucía, por las condiciones socioeconómicas y por la correlación de fuerzas que existe, con un PSOE muy fuerte. En el debate estatal, no creo que haya que esperar a después de las elecciones para construir portavocías y protagonismo colectivo. Creo que hay que hacerlo todos los días porque un eventual Gobierno de Podemos tiene que ser el germen de un control colectivo alternativo y diferente. Porque corremos el riesgo de ser absorbidos por las instituciones y de equivocarnos.
Han cumplido cinco meses de trabajo en el Parlamento de Andalucía, ¿qué balance hace de este tiempo?
Tras décadas de gobierno del PSOE, hay multitud de barreras burocráticas y reglamentarias que no permiten someter a debate determinadas propuestas. Lo hemos visto con la Ley de Cuentas Abiertas, que hemos presentado tres veces y que se encuentra siempre con escollos burocráticos. El Gobierno se permite bloquear iniciativas parlamentarias con argumentos que no tienen justificación, como que la ley cuesta dinero y debe someterse al acuerdo del Consejo de Gobierno cuando es absolutamente gratuita, según el modelo que nosotros planteamos.
¿Y no encuentran apoyo en los otros grupos?
El problema es que cuando se plantea una propuesta legislativa, el Consejo de Gobierno la para. Lo han hecho con nosotros, pero también con una iniciativa legislativa popular que había recogido 40.000 firmas en favor de la renta básica. Lo que vemos es que no hay separación de poderes entre Ejecutivo y Legislativo. Hay que buscar la manera de que el Parlamento recupere su función legislativa, tanto en labores de control como de propuestas. Hoy no se permite a los diputados hacer leyes. Consiguieron la investidura con Ciudadanos y a partir de ahí no han tenido que seguir negociando. Ni siquiera con ellos.
¿Se arrepienten de no haber apoyado la investidura de Susana Díaz para lograr mayor influencia en su programa de gobierno?
No. Tengo la impresión de que Ciudadanos no está teniendo esa capacidad. Algunos de los puntos del acuerdo relacionados con imputados o con la política de nombramientos no se han cumplido. Hay nuevas imputaciones de altos cargos que no han sido destituidos. Creo que en el seno de Ciudadanos habrá un debate y una autocrítica importante por el apoyo a Díaz.
Entonces recibieron críticas por aquel comportamiento.
Visto lo que había hecho el PSOE con IU en la anterior legislatura, nosotros no pedimos compromisos a largo plazo, sino hechos verificables e inmediatos para apoyar la investidura. Entendíamos que el PSOE tenía un problema de credibilidad después de las 12 leyes que acordaron con IU, de las cuales cumplieron dos. Nos hemos librado del abrazo del oso del PSOE en Andalucía. Hemos mantenido una postura fuerte y firme y eso siempre nos hace ganar. De hecho, las encuestas más recientes así lo indican.
¿Les ha ayudado esta postura en las municipales?
Los procesos son diferentes en cada sitio y se han dado en función de las condiciones, la capacidad y la madurez de los círculos. Ha sido un proceso muy rico porque ha sido descentralizado. La decisión que tomamos de no presentarnos a las municipales como Podemos, que algunos en su momento no entendimos, han provocado un efecto positivo: la gente ha podido hacerse dueña de su propio proceso y recuperar el leit motiv de Podemos en sus inicios, con listas abiertas de candidaturas individuales, programas participados, etcétera. Y eso lo han hecho solos, sin que nadie de la dirección estatal o andaluza les haya tenido que decir nada.
Ese método, sin embargo, no es el que se ha usado para las elecciones generales. ¿Por qué se opuso al sistema planteado por la dirección?para las elecciones generales
La gente ya no confía en fórmulas de representación clásicas, ni en partidos ni en sindicatos. El Podemos de las europeas era la materialización de eso, cuando los círculos tuvieron un especial protagonismo en la campaña. Cuando se ceden espacios de protagonismo a la gente que cada día construye Podemos en los pueblos, ciudades, comarcas o provincias, los resultados son mejores. Frente a la tesis de la doble vía o del etapismo, que dice que primero tenemos que ser una maquinaria electoral engrasada y después ya vendrá el movimiento popular, yo creo que el mecanismo más eficiente es el que construye la gente desde abajo, que consigue además romper la campaña del miedo que se ha instalado en los medios. Darles la capacidad de decidir garantiza la supervivencia del proyecto. No dársela genera frustración.
En Andalucía, ya en las municipales, se vio que la confluencia era muy complicada, sobre todo con IU. ¿Por qué no se logró una candidatura unitaria?
En Andalucía no ha habido un balance crítico de la cogestión con el PSOE. En los peores años de la crisis, cuando se aplicaban los recortes más duros en Educación, Sanidad, sueldos... quienes se encargaron fueron ellos. No se me olvida esa imagen de Diego Valderas [exvicepresidente de la Junta, de IU] anunciando los recortes por imperativo legal y justificando la austeridad. Y luego Susana Díaz le dio a IU una patada en la espalda y convocó elecciones sin consenso ni justificación. Quienes construyeron las mareas se enfrentaron en los años más duros de la crisis a un Gobierno mixto y había desconfianza hacia IU.
Y luego otro elemento, que fue el empeño que puso IU en la fórmula de la coalición electoral, como si no pudieran renunciar a las cuotas de poder que les tocaba en las diputaciones. Y eso la gente no lo entendía y se preguntaba por qué había que hacer una campaña de forma que los réditos electorales en las diputaciones te los lleves tú. ¿Porque tienes una plantilla de liberados que hay que mantener?
Las diputaciones gestionan una buena parte del presupuesto, ¿no era importante estar allí?
Hemos conseguido representación en algunas diputaciones con agrupaciones electorales: Por Cádiz Sí Se Puede, Ganemos Jerez o Participa Sevilla han entrado en las diputaciones. Y por otro lado, había una fórmula intermedia de partido instrumental donde todos en condiciones de igualdad desarrolláramos una estrategia electoral y de gestión conjunta. Pero no, tenían el empeño de la coalición.
De cara a las elecciones generales, vuelve a plantearse este debate. ¿Cómo está en Andalucía el proceso de confluencia?
Nosotros vamos a generar un proceso propio en Podemos. En Andalucía no existe realmente otro agente local, como fue Guanyem Barcelona o Ganemos Madrid o las mareas gallegas. Aquí están IU y Podemos. Y entendemos que de ambas fórmulas, Podemos es lo que más se aproxima a lo que toca hacer, con un discurso transversal con fórmulas de participación dinámicas que estamos intentando reconquistar.
Hay un proceso paralelo, el de la red de Municipios por el Cambio, donde alcaldes, alcaldesas, concejales y concejalas de distintas localidades se están organizando. Primero, por una necesidad de coordinación entre sí y también por demandar un 15M en Podemos que recupere el protagonismo de la gente.