Los pocos diálogos de la obra “La bruja y San Cristóbal” que representaron los dos titiriteros imputados por enaltecimiento del terrorismo eran en esperanto y en latín, según ha explicado hoy el abogado de estos, Jaime Montero.
El letrado ha indicado a los periodistas que, según le han trasladado sus clientes, la obra de guiñol no tenía casi diálogos y que los pocos que incluía eran en esos dos idiomas, por lo que era de difícil comprensión para adultos y, todavía menos, para niños, un público al que, ha aclarado, no estaba dirigida.
La obra se representó dentro del programa de las fiestas de Carnaval del Ayuntamiento de Madrid y fue denunciada por varios padres que la presenciaron, a raíz de lo que sus autores, Alfonso Lázaro de la Fuente y Raúl García Pérez, estuvieron cinco días en prisión preventiva por enaltecimiento e incitación al odio.
Hoy han declarado ante el juez de la Audiencia Nacional que lleva el caso, Ismael Moreno, cuatro testigos, dos padres y dos trabajadores del Samur, que han dicho que no entendían los diálogos del guiñol.
Y es que, según ha aclarado el abogado, las marionetas hablaban en esperanto y, en el caso de un muñeco que representaba a un juez, en latín. Solo la introducción del guiñol que hacían los actores era en castellano, ha precisado.
De hecho, la testigo que acudió a verla con su hija de 2 años a la plaza del Canal de Isabel II del barrio de Tetuán y que, tras siete minutos, acudió a la Policía a denunciarla, ha asegurado al magistrado que se hablaba una lengua que ella no conocía y que había actos de violencia que no entendía en qué contexto se producían.
Otro testigo ha explicado al juez, según el letrado de los titiriteros, que la obra no tenía diálogos y que no entendió el argumento.
Finalmente han declarado dos trabajadores del Samur que se encontraban en la plaza cuando se representó. Según el abogado, uno de los empleados grabó las imágenes del guiñol que luego se aportaron a la Policía.
En resumen, para Montero lo que se ha constatado con los testigos es que esta es “una obra que no era para niños, que el argumento no era fácil y que encima no era en castellano, con lo cual es difícil entenderla”.
En el auto de prisión del juez, una medida que luego revocó a los cinco días, relataba que en la obra escenificaron numerosas acciones violentas, como el ahorcamiento de un guiñol vestido de juez, el apuñalamiento de un policía y una violación.
Además exhibieron una pancarta con la leyenda “Gora Alka-ETA”, por lo que se les imputa el delito de enaltecimiento del terrorismo.
La defensa está pendiente de que el juez resuelva un recurso pidiendo el archivo de la causa contra ellos, alegando, entre otros motivos, que existen dibujos animados como “Pokemon” o “Gormiti” dirigidos a menores -no como su obra, que estaba pensada para adultos, indican-, “en los que existen muchas más escenas de violencia”.