“Hemos hecho un gran servicio al Estado”. Esta es la conclusión a la que llega el comisario Eugenio Pino (Toledo, 1952) de sus cuatro años y medio al frente de la Policía, como director adjunto operativo hasta su jubilación el pasado verano. Pino, el hombre que eligió el PP para dirigir el Cuerpo, es el máximo responsable policial de las maniobras policiales contra el proceso separatista en Cataluña y contra Podemos.
En una entrevista en El Mundo niega haber montado una “brigada política” y la existencia de la “cloaca policial”. El juez del caso Pujol acaba de citarle para que explique el origen de un pendrive que sus subordinados han intentado incorporar a la causa y que podría haber sido obtenido con métodos irregulares. Este es un repaso a los olvidos, inexactitudes y recados en las respuestas del comisario que puso en marcha la Operación Cataluña.
La 'policía política', un invento. “Eso es falso de toda falsedad y el que diga eso desconoce el funcionamiento de la Administración (…) La brigada política no existe”.
Las cúpulas policiales suelen ser el resultado de los contactos en la Policía del nuevo partido en el Gobierno, lo que suele provocar choques internos a la postre. En la cúpula de Fernández Díaz coincidieron, como DAO, Eugenio Pino, y como comisario general de Información, Enrique Barón, vinculados al PP por diferentes vías.
Pino intentó montar una estructura de inteligencia, una especie de CNI policial, que restaba poder y competencias a Información, la estructura antiterrorista de la Policía. Barón logró evitarlo. Y Pino camufló su grupo de inteligencia en la Dirección Adjunta Operativa, en nuevas estructuras sin competencias claras y convirtiendo la Unidad de Asuntos Internos, que debía investigar solo a policías, en sus agentes sobre el terreno. Su objetivo: el proceso soberanista en Cataluña. Así lo contó eldiario.es en noviembre de 2014.
“De Jorge Fernández Díaz no he recibido nunca ninguna indicación”. Así responde Pino cuando le preguntan por el exministro del Interior. El comisario mantuvo una excelente relación con Fernández Díaz desde el principio y ambos puenteaban al director general de la Policía, Ignacio Cosidó, con el que el ministro estaba abiertamente enfrentado. A Pino y a Fernández Díaz les une la preocupación por Cataluña hasta convertirse en obsesión, según personas que han trabajado con ellos.
El exministro, enfermo ahora de cáncer, está absolutamente decepcionado con Pino, comenta en privado, y le responsabiliza de los excesos cometidos durante su mandato. El político afirma que los desconocía, o al menos en la magnitud con la que se están revelando en los últimos tiempos. Pino, en la entrevista, dice que ha sido un “magnífico” ministro del Interior.
¿Quiere decir entonces Pino que las órdenes procedían de otros políticos? La actuación del grupo policial antiseparatista provocó roces con el Centro Nacional de Inteligencia, al que la Ley de 2003 sí habilita para investigar amenazas a la integridad del territorio nacional. El CNI depende de la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, a quien se enfrentó el grupo de ministros más veteranos del Gobierno y próximos a Rajoy, al que pertenecía Fernández Díaz. Por su parte, el presidente del Gobierno no se relaciona con un director operativo de la Policía, según mandos de distintas épocas en la Policía, ¿Dónde apunta Pino entonces si no es a Moncloa? ¿A los colaboradores políticos de Fernández Díaz en el Ministerio?
Villarejo y el exjefe de Asuntos Internos en la Operación Cataluña. Pino asegura en la entrevista que el papel de ambos en las investigaciones en Cataluña ha sido “tangencial”. Villarejo, jubilado el pasado agosto, “sólo tiene una participación en el caso de De la Rosa con una relación que desconozco. Nada más”, dice el anterior director adjunto operativo. En el caso de que así fuera, a Villarejo le salió muy rentable esa colaboración puntual. Como desveló eldiario.es, Villarejo fue condecorado en marzo de 2014 con una medalla pensionada por su participación en la Operación Cataluña.
Pero Villarejo no está sólo detrás de la declaración ante la Policía y el juzgado de De la Rosa, quien después se desdijo. Lo que no dice Pino es que Villarejo también participó en la de Victoria Álvarez, expareja de Jordi Pujol Ferrusola. Según consta en el sumario, Álvarez declaró ante el juez Pablo Ruz que fue un abogado, Rafael Redondo, quien la recogió en la estación de Atocha y la trasladó a Canillas, el cuartel general del Cuerpo.
Redondo es socio de Villarejo desde hace años. El abogado figura como apoderado de Stuart & McKenzie Spain S.L, de la que fue administrador único el comisario José Manuel Villarejo, cargo que ahora ocupa uno de sus hijos. Al tiempo, Redondo es secretario general de Transparencia y Justicia, una asociación dedicada a personarse en casos mediáticos en los que, en ocasiones, Villarejo tiene alguna implicación, como en el del Pequeño Nicolás.
Además, el propio comisario Villarejo ha admitido su trabajo sobre el terreno en la Operación Cataluña ante el magistrado que le investiga por la grabación ilegal en el caso del Pequeño Nicolás y ha incluido en la misma al exjefe de Asuntos Internos Marcelino Martín-Blas, con el que mantiene un duro enfrentamiento. “Durante todo el 2102 estuvimos (el jefe de Asuntos Internos y él) viajando a Barcelona, teniendo reuniones, comiendo, tomando café…”, declaró el comisario jubilado.
El juez Arturo Zamarriego solicitó documentación sobre esos viajes a Interior. En la respuesta, la Dirección General de la Policía asegura que el agente 14.773, el número de identificación de Villarejo, viajó a Barcelona el 16 de octubre de 2012, el 5 de noviembre de ese año y el 10 de diciembre de 2014 “pudiendo existir otros (desplazamientos) que no constan en el servicio al no haber generado gasto”.
Por su parte, el jefe de Asuntos Internos, agente 14.385, lo hizo desde el 26 de abril de 2012 y el 20 de noviembre de 2014, en un total de 16 ocasiones. La proximidad de Martín Blas al PP no le evitó la destitución por su enfrentamiento con Villarejo.
Esos jueces, “muy garantistas”. Pino revela en la entrevista a El Mundo que dio la orden en varias ocasiones a sus “brigadas” de detener a los Pujol, pero que fue imposible porque los jueces son “muy garantistas”. Añade que ignora el argumento de los magistrados para rechazar los arrestos y añade: “Quizá las pruebas no eran muy consistentes. Cuando tenemos un cadáver, tenemos un cadáver. Pero cuando tenemos una cuenta, una transacción, siempre hay una resistencia”
Un auto del juez Ruz de las Navidades de 2012 resulta hoy premonitorio. Las denuncias de las cuentas de los Pujol en el extranjero le habían sido remitidas por la UDEF, pero el juez consideró que la Audiencia Nacional no era competente porque los datos sobre las actividades de los investigados en el extranjero no estaban suficientemente acreditados. La UDEF le había remitido los datos, escribió el juez, “sin informe alguno de la unidad policial actuante, que tampoco ha practicado gestión alguna para verificarlas”.
Sin embargo, la Fiscalía recurrió y la Sala de lo Penal obligó al juez a abrir una investigación. Los agentes de la UDEF fueron avanzando en sus pesquisas, bajo el control de Ruz, quien abandonó la Audiencia Nacional en abril de 2015, al convocar el Gobierno la plaza que cubría de forma interina.
Le sustituyó José de la Mata, quien se ha visto obligado a abrir una pieza separada para aislar la investigación a los Pujol de los desmanes de la Policía, el último la introducción de un pendrive del que los mandos no aclaran su procedencia. De la Mata teme que pruebas obtenidas de forma irregular puedan provocar que los abogados de la defensa soliciten la nulidad de toda la causa.
La cuenta de Xavier Trias. Dos años después de su publicación en El Mundo, el antiguo jefe operativo de la Policía sigue defendiendo en el mismo periódico que el exalcalde de Barcelona Xavier Trias ocultó una cuenta en Suiza con 12,9 millones de euros.
La única causa judicial abierta en relación con esto, sin embargo, es la que investiga al periódico y a los periodistas firmantes de la noticia, a raíz de una querella de Trias. El banco USB ha desmentido la información y añade que la numeración publicada con el periódico ni siquiera coincide con las de su banco. A pesar de todo ello, Pino afirma: “Seguimos manteniéndolo. Entre otras cosas porque la fuente ya nos había dado cosas buenas. Además, hemos tenido un intercambio muy fructífero con ella y es una fuente de toda credibilidad”.
“La Udef, la Udef, la Udef…” Al tiempo que califica de “tangencial” el papel de Villarejo y Martín Blas en la Operación Cataluña, Pino destaca el papel de la Unidad contra la Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF), acreditada para actuar con los jueces en la lucha anticorrupción.
“Ha sido siempre la Udef, la Udef, la Udef”, dice Pino. Pero en otro punto, el propio entrevistado desliza la utilización que hizo de la unidad durante su mandato. “Nosotros recibimos la información (de la cuenta de Trias), la UDEF fue muy remisa y acudimos a Suiza”.
¿Quién viajó a Suiza cuando la unidad encargada de luchar contra la corrupción se negó? ¿Cuánto costó ese viaje? ¿Qué funcionarios lo realizaron? De su respuesta trasciende la utilización que de la UDEF se hizo durante su mandato, un instrumento para blanquear la información que le entregaba la 'brigada política' después de obtenerla en informaciones prospectivas. Así ocurrió en el caso Pujol, con los riesgos para el caso citados anteriormente.
Y así se intentó actuar posteriormente con Podemos y el informe PISA. Pero su contenido era tan inconsistente que al final fue Manos Limpias quien acudió al Tribunal Supremo con él. El Alto Tribunal lo despreció después de que el entonces jefe de la UDEF, Manuel Vázquez, se ofreciera a los jueces para explicarles el contenido de un documento que él no se había atrevido a presentar a la Fiscalía o a un juez. Sí lo remitió al Tribunal de Cuentas, con resultado a día de hoy desconocido.
La agresión a la doctora Pinto. Cuando el periodista pregunta a Pino si cree que Villarejo apuñaló a la doctora que le identifica como autor material de la agresión, por orden de Javier López Madrid, Eugenio Pino afirma que es imposible porque Villarejo tiene “problemas de movilidad”. “Si por la noche se pone la capa de Superman…”, ironiza.
El comisario Villarejo anda algo encorvado por un problema en la espalda, mide entre 1,75 y 1,80 y pesa entre 90 y 100 kilos, según calculan quienes le conocen. El entorno de la doctora Pinto asegura que la doctora pesa alrededor de 50 kilos y no pasa del 1,68. Villarejo nunca ha estado imputado por la agresión que denunció la mujer.