Al menos 300.000 personas se han visto obligadas a dejar sus hogares desde mediados de diciembre por las hostilidades en el sur de la provincia de Idlib, en el noroeste de Siria, en el marco de una ofensiva del Gobierno sirio contra el último bastión rebelde del país, informó hoy la ONU.
Mark Cutts, coordinador adjunto humanitario de la ONU para la crisis de Siria, aseguró en un comunicado que “al menos 300,000 civiles han huido de sus hogares en el sur de Idlib desde mediados de diciembre, tras una fuerte escalada en las hostilidades”.
Además, apuntó que “todo esto está sucediendo bajo las amargas temperaturas invernales, que presentan más riesgos para las personas que huyeron con poco más que la ropa que llevaban puesta”.
Cutts se mostró “alarmado” por el “deterioro de la situación humanitaria en Idlib”, donde tres millones de civiles “continúan atrapados en una zona de guerra, la gran mayoría mujeres y niños”.
En Idlib se desarrolla desde el pasado 30 de abril una ofensiva del Gobierno sirio contra esa provincia y los alrededores, considerados el último bastión insurgente en el país árabe, y que ha dejado, según estima la ONU, más de 1.000 muertos.
“Esta última ola de desplazamientos agrava una situación que ya es grave en Idlib”, aseveró Cutts, que añadió que el número total de personas desplazadas por combates en Idlib en los últimos ocho meses es superior a 700.000.
Asimismo, indicó que “al menos 13 centros de salud en Idlib se han visto obligados recientemente a suspender sus operaciones debido a la situación de seguridad, lo que exacerba el sufrimiento de la población local y aumenta los niveles de vulnerabilidad”, se apunta en la nota.
Las fuerzas leales al presidente sirio Bachar al Asad, con el apoyo de su aliado Rusia, continúan su avance en las operaciones que reanudaron el pasado día 19 tras un alto el fuego unilateral desde el 31 de agosto, aunque en los últimos días no han progresado mucho sobre el terreno.